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El Festival de Cine de Gijón rompe fronteras con versión online en su año insólito

Los responsables de la gran cita cinematográfica asturiana reordenan las secciones con 80 películas que refuerzan el perfil independiente de una cita que mira más hacia América

De derecha a izquierda, Díaz Castaño, Alejandra Barbé y Fran Gayo, en su particular apertura del FICX. Sobre estas líneas, oficinas y “merchandising” del festival. Ángel González

El Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX) podrá verse por primera vez en sus cincuenta y ocho años de historia fuera de las fronteras de la ciudad que lo organiza y acoge. La cita, que empezará el próximo viernes 20 y se clausurará ocho días más tarde, será online. Un reto, una oportunidad y un compromiso con las medidas sanitarias por la intimidante escalada de la pandemia de coronavirus. Una panoplia de películas que se mantiene casi idéntica a la idea inicial, cuando aún cabía la posibilidad de un certamen con público en las salas. Ochenta títulos que todo espectador podrá seguir desde el sofá de su casa, en cualquier lugar de España, a través de la web FICX.TV y de las plataformas Filmin y Festhome. Por 30 euros se podrá ver el programa completo. El objetivo es no bajar, al menos, de los 55.000 espectadores que el año pasado sacaron abono o entrada para seguir la mayor cita cinematográfica del Principado. Es el escaparate nacional del cine independiente, el menos intercambiable al ser el más arriesgado.

El equipo del FICX lleva días con la pila al máximo. El cambio al formato online exige una adaptación. Su director, Alejandro Díaz Castaño, está especialmente satisfecho por la respuesta de los cineastas: “Han respondido todos muy bien y demostrado un gran compromiso con el FICX; salvo un par de casos aislados, las películas son las mismas que teníamos seleccionadas para la edición presencial”. Menos presupuesto y la convicción, también, de que la recaudación por ingresos en taquilla (130.000 euros el año pasado) será menor. El precio para ver el festival completo es un 40 por ciento inferior al que en 2019 daba derecho a asistir en sala a las proyecciones y actividades.

“No creo que tengamos que marcarnos un objetivo, aunque estaría bien repetir ese número de más de cincuenta mil espectadores”, afirma Díaz Castaño. Pero recuerda que certámenes como el Festival de Cine de Autor de Barcelona, cuyos responsables optaron también por la alternativa telemática, tuvieron un gran éxito: más de cien mil espectadores. Veremos. Lo cierto es que el FICX viene siendo, entre los grandes festivales españoles, uno de los que más público lleva a las salas.

El Festival de Cine de Gijón rompe fronteras con versión online en su año insólito

El Festival de Sevilla, que dirige el asturiano José Luis Cienfuegos, exdirector del FICX, mantiene un formato presencial, “aunque sin invitados y con complicaciones derivadas de los cambios sobre la marcha de algunas proyecciones”, explica Díaz Castaño, que trabajó en la cita hispalense antes de ganar en concurso la plaza para dirigir el certamen gijonés. Y añade: “Ahora bien, queremos que este año sea un paréntesis, volver a lo presencial y disfrutar de las salas”.

Es un cambio sustancial, sin duda. El FICX genera un ambiente especial en Gijón durante los días del festival: de las galas de apertura y clausura en el teatro Jovellanos, a las sesiones en los cines Yelmo de La Calzada o en el teatro de la Laboral. Todo eso se pierde. Pero es evidente también que la evolución de las tecnologías permite hoy el ensayo de nuevas fórmulas que, tarde o temprano, todas las muestras cinematográficas van incorporando. En este sentido, esta edición online del FICX es una prueba de resistencia y un laboratorio para el futuro.

“Es un escenario nuevo y podemos decir que el festival ofrece ahora una ventaja: que se puede ver desde el sofá de casa”, afirma Alejandra Barbé, que es la coordinadora de las plataformas del FICX. ¿Y qué ocurre con los espectadores menos mañosos con la tecnología o los reticentes a su uso? “Es de lo más sencillo a partir de la web FICX.TV, donde aparece la selección oficial y el enlace a Filmin y a Festhome, donde ya se puede hacer la compra”, responde. Hay fichas de cada una de las películas y hasta tráiler para ver si nos puede interesar o no. “En algunos aspectos es incluso mejor”, añade.

Cada película estará dos o tres días en la plataforma para que pueda verse a cualquier hora y dentro de todo el territorio español. “La verdad es que estamos muy emocionados y creemos que la programación es excelente, que no hay la mínima pérdida de calidad”, hace resaltar Alejandra Barbé. Y dice aún más: “Lo más duro de esta edición han sido las semanas de incertidumbre, el no saber si el festival sería presencial o no; por lo demás, no es muy diferente al encaje de cada película para su visionado en las salas”.

“Sé que desde la cinefilia hay quien rechaza los festivales online, pero ¿qué otro festival cabe en un año como este?”

Fran Gayo - Pprogramador principal del FICX

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El cambio de formato, con la adopción del modelo online, es la mutación más evidente. Pero hay otras con las que se pretende incidir en un concreto perfil de festival. La reorganización de los distintos apartados del FICX, con una sección oficial ahora tripartita (“Albar”, “Retueyos” y “Tierres en trance”) da la posibilidad de incluir muchas más películas (hasta 30 en esta edición) que optan a los premios importantes del festival. Y con uno de esos bloques, el de “Tierres en trance”, dedicado casi exclusivamente al nuevo cine iberoamericano.

Hay también menos películas que en ediciones pasadas, donde se llegaron a proyectar más de cien filmes. “Hay que tener cuidado con esos procesos bulímicos en los que entran los festivales; la idea de concentrar más el programa estaba ya encima de la mesa y el formato online, además, no soporta tanto como el presencial”, dice Fran Gayo, programador principal del FICX. Con una larga experiencia en el mayor festival de cine independiente de América Latina (el Bafici de Buenos Aires), vuelve en realidad al mismo puesto que ocupó en Gijón, junto a Cienfuegos, entre 1997 y 2009. Fueron los años en los que el FICX se labró fama y educó a un par de generaciones de espectadores.

“Sé que desde la cinefilia hay quien rechaza los festivales online, pero ¿qué otro festival cabe en un año como este?”, se pregunta Fran Gayo. A su juicio, sí se debe mantener la palabra “festival” para describir el programa que ofrece el FICX en esta edición insólita. “Hemos seleccionado las películas de las que estamos convencidos, y lo digo como lo siento: es la mejor sección oficial que he hecho en mi vida”. Los filmes seleccionados para abrir y cerrar el certamen son, respectivamente, “¡Al abordaje!”, del francés Guillaume Brac, y “Un blues para Teherán”, de Javier Tolentino, ópera prima del director del veterano programa radiofónico “El séptimo vicio”. Compiten, entre otros realizadores de fuste, la premiada Tizza Covi (junto a Rainer Frimmel), la estadounidense Kelly Reichardt, Matías Piñeiro (exponente del nuevo cine argentino), el japonés Nobuhiro Suwa, el francés Emmanuel Mouret, el alemán Bastián Günther, el rumano Radu Jude, el chino Lu Quing o, en fin, la española Meritxell Colell Aparicio, que presenta “Transoceánicas”. Hay también una veintena de títulos de realizadores asturianos, con Ramón Lluís Bande en sección oficial (estrena “Vaca mugiendo entre ruinas”). “Nosotros miramos en los festivales pequeños, no en los de la clase A, y elegimos con tal libertad que en nuestro programa no hay rellenos”, subraya Fran Gayo.

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