La Nueva España

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Versos para celebrar el día en el que la poesía se hace capital para el mundo

Firmas asturianas de distintas generaciones y tendencias conmemoran la jornada para LA NUEVA ESPAÑA con poemas escogidos para la ocasión

[Y en la casa, de pronto]

en recuerdo de Guadalupe Grande

Y en la casa, de pronto,
hay una habitación que falta,
que nadie encontrará porque no existe
aunque ayer mismo estaba ahí
y su puerta se abría sin cautelas,
con el aire de los automatismos.
Entrábamos y salíamos, así de fácil,
y el ritual de los encuentros
era un modo de hacernos más veraces,
como viejos actores. Ahora
buscamos esa habitación en sueños,
en el recuerdo infiel,
pero no está. La niebla
la borró de este mundo
y cuelga en el vacío de sí misma.
Nos descuidamos un instante
y no está,
cayó muy lejos,
al otro lado de esta voz.
Entrábamos y salíamos
sin darnos cuenta del peligro.
De pronto, entre nosotros,
la muerte se movió a placer,
sin señal de advertencia,
sin huella delatora:
casa tomada.
Jordi Doce

Cámara oscura

Fuiste buzo o astronauta de regiones ignotas.
Ahora, recién llegado de una burbuja de oxígeno,
vuelves a amasar con tus manos la luz de la tierra.
Lázaro renacido del espejismo y del artificio
para que la vida pueda enfrentarse de nuevo
a su fracaso.
Ricardo Labra, “La Crisálida azul” (2020)

Búnker

A veces me bunkerizo,
me protejo por dentro
como hacen las postillas
sobre la carne abierta,
me envaso al vacío
y finjo que ha cesado,
dentro de mi cabeza,
el bombardeo.

Es más fácil, lo admito,
desde esta cobardía
subterránea,
ignorar los escombros,
el ruido quejumbroso
de allá afuera,
ceder al autoengaño,

creerme, en cualquier caso,
cuando afirmo
que el fin, sea el que sea,
justifica los/mis miedos
Gema Fernández

Norma segunda

No tengas razón

Aprende el alfabeto de la azada

El que dice: perdonadme
se arranca los demonios

Si no pones dos mejillas,
pon una

Si no pones una,
aguanta el golpe

Si no aguantas el golpe, 
hazle un caldo al enfermo
Fruela Fernández

como una corona

esa luz que viene de arriba 
y estos días yo también miro el rosal 
conversaciones de pájaros 

como cambio 

presta 

atención 

acepta acepta
Marcos Canteli

Dos poemes

Un enantes y un dempués.
Dalgo s’esmorona nas aceras de los días
La calle nun yía la mesma.

Agora, más que nunca,
úrxeme contemplar el  firmamentu.
Dos estrel.las de l.luz eterna
il.luminan
los mious días en ruinas.
Marcos Canteli

Ritual

Hace muchos siglos, casi al principio de todo, 
cuando el peligro tenía a menudo forma de fiera
y no nos creíamos aún más poderosos que los dioses,
encontrarse de nuevo era un milagro suficiente. 
Ocurrió entonces que en todos los idiomas
se inventaron palabras que decían
alabados los ojos que te miran,
bienaventurados los caminos que te traen de vuelta.
Decir me alegro de verte no era entonces una forma de hablar. 
Sigue habiendo lugares, coyunturas,
donde esto se comprende.
En la guerra y el exilio el saludo es una celebración sincera.
Cuando estrechamos las manos en los tanatorios lo hacemos de verdad.

Porque seguir en pie es una suerte para nada despreciable,
haya memoria del asombro en las costumbres del  encuentro:

Decir buenos días y que suene a buen deseo. 

Abrazar fuerte, porque quién no está regresando de algún viaje. 

Decir qué tal 
y quedarnos a escuchar qué nos responden.
y quedarnos a escuchar qué nos responden.  
Laura Casielles

Remember

Quixera volver a los noventa y comprar un melón solo pa fumar
volver a los ochenta
volver al úteru
nun tar ni en proyectu
si yo yá fui’l mio bisgüelu Varisto ciegu de sidra en 1952
fui Cristo, un neandertal
llevanté los castros cuantayá
y roblé con Roma la rendición
volé Babel
y ellí cavé un pozu onde dexé escrito nun papel pequeñu
que’l negru ye un color y non l’ausencia d’ello
y la ballena un pexe y como tal vive
invento la democracia y la bombilla que nun funde
adáptome a los ciclos y soi
jipi nel solsticiu y quinqui d’equinociu
siempre igual
y siempre güei
pulgando la cebolla capa a capa
como buscando una piel propia.
  
Pablo X. Suárez, “Little Babilonia” (Saltadera, 2018)
[…] El mundo sería sin límites y eterno, pero nuestro tiempo en la tierra sería limitado y remoto, inexplorable por el sentido humano, que quedaría relegado a un portal, a un rellano, al asiento trasero de un coche, a esperar atadas a la puerta de una tienda, a una farola en la noche, y es que oír el ladrido de un perro como un eco lejano reverberando en las calles vacías es uno de los sonidos más tristes de la domesticidad humana.

Seríamos pues animales domésticos o animales de caza, con un destino concreto y materializado en cada segundo de nuestras vidas. La tercera opción, ser un animal sin código, sin hogar, sin propósito, abandonado, era el eco del fracaso de la pareja y su domesticidad, un sonido triste y nuevo porque anunciaba una vida corta y solitaria. 

Pero la respuesta, se decía a sí misma, no podía pasar necesariamente por el confinamiento y el adoctrinamiento de las perras. Además, entendió más adelante, los perros no entienden las relaciones en términos humanos, en términos de que bailar solo bailan dos; porque estar aquí y estar caliente y tener un techo y un calor y alguien que te limpie los ojos es amor y múltiple su cuerpo: es sentir el amor en la piel de la cara. […]
Ruth Llana, fragmento de “Los perros eran un reflejo de nosotros mismos”

Si quisieras

Si quisieras, hoy que la luz de la mañana
entra en casa mansa como un regato que se pierde 
en la pradera del día, venir a cortar el pan. 
Si quisieras, ahora que el tiempo parece detenido 
como calima de agosto sostenida en el silencio, 
venir a decirme: por aquí. 
Si quisieras, cuando los remeros 
avanzan por el río dejando una estela 
que se prolonga hacia el futuro, venir. 
Si tan solo quisieras... 
Martín López-Vega
mirada muda es expresión que viene
de una quietud, en la niñez había, el animal
la tiene, muda mirada no pide, fija
transparencia del ojo
                                        armario 
de cuatro cuerpos de madera pulida
un volumen sin brillo 
                                        ojo desnudo 
y mudo nada pide, la congoja de ver 
el ojo y ser ojo y nada 
poder hacer
Olvido García Valdés, “confía en la gracia” (Tusquets, 2020)

Extraviados

No era exactamente lo de hacer lo correcto,
ni que la vida, bien administrada,
fuera maravillosa.

Por el camino se quedaron muchos,
distraídos, leyendo los carteles.
Y tuvieron más suerte.

Seguro que la vida era maravillosa.
Pero andamos y andamos
y este camino no se acaba nunca.
José Luis Piquero

Regnum Asturorum

He heredado el pavor de la pobreza, 
niño de la bonanza,
y por eso hoy me muerde una certeza:
¿mi país ha proscrito la esperanza?
Viven sus hijos en la malandanza,
maldecidos de cáncer y maleza,
porque ya no hay crianza
en su corteza.
Y el ser pocos y lejos 
y morirnos de no saber si viejos
en algún valle lluvia de hulla y triste.
Mi Asturias “de bravura”,
ya solamente en qué literatura:
¿sigues tú siendo, yo que sé que fuiste?
Rodrigo Olay

Si un día despertara sin palabras

Si un día despertara sin palabras,
moriría de hambre o de tristeza.

No tengo nada más: la inútil vocación
de pensar y explicar lo que he pensado.
Rocío Acebal
Si’l silenciu, cuantayá arrampuñáu,
los páxaros recobraron;
si les cares, n’éstasis facial robáu, actúen 
n’escenarios que nunca abren el telón;
si Ariadna malapenes
s’enfota nel feble filu,
namás l’airón de la desmemoria
acabare con too.
Pablo Texón
No pertenecerá
no durará

en el vívido parpadeo
y abundancia de su luz

el nombre de la estrella
cuyo resplandor atrae y habla-

no pertenecerá
no durará

ahora y en la hora
ahora y en la hora

de su remota firmeza
y nuestra débil latencia. 
Luis Muñiz

Paseo del ermitaño

Voy acarreando el peso de las nubes
que están sobre mi vida a la intemperie,
voy con lentitud por los bosques invernales,
mece el viento mi luenga barba blanca
y hace que vuele mi sombrero 
y las verdades eternas
que en él se encontraban agazapadas.
Soy un benevolente ermitaño
bajo la frondosidad vegetal,
mis pulmones se expanden
al respirar el aire de la tormenta
mientras se acuesta el sol
y relampaguean las luciérnagas. 
Ángel Guache

Tacto

No amaré ya jamás como allí amé
el tacto de aquel guante con sus dedos de plástico.

Las manos que sin manos se acercaban a mí.

Las cosas no serán la misma cosa,
la piel no será ya la piel, ni el desnudo el desnudo.

Habrá que comenzar a desvestirse por el botón del miedo.

Nosotros no seremos los mismos, 
los otros no serán ya los otros,

el amor no será ya el amor, 
será sólo el amar, y será más.

No habrá piel, habrá carne
jugándose la vida
Fernando Beltrán (fragmento)

Incertidumbre

No sé si vivo.
Pasaron muchos años
en estos días.
Aurelio González Ovies

Tercer aniversario

In memoriam Regina Suárez
Fernández (1928-2017)

TU recuerdo otorga peso
a todo aquello que aún vibra
más allá del aire:

la estremecida nana
de los camiones en la noche,

el secreto dulzor de la saliva
al morder una cereza,

tu voz desgranando el eco
de los vivos y los muertos,
como quien eleva al cielo
una plegaria o un rezo;

mi infancia que hoy perdura,
cobijada entre tus brazos,
desafiando al tiempo.
Carlos Iglesias

Donde los monstruos

La flor de la pomar clama en la primavera y su aullido es afónico. Un silencio con pájaros anida en nuestros miedos y en las ramas quebradas de los parques y bosques cuelgan cuerdas inútiles.
Insuficiente estiércol el de esta temporada para abonar la hacienda reservada a los tejos, verdes y criminales. Tampoco los cipreses, con su broza mortal, prolongarán la sombra para ofrecer reposo a los huesos en cúmulo.     
César Iglesias

Hasta mañana

Duerme; la noche brinda
el misterioso amor
que con brazos de sombra
te acoge ahora en su seno,
mientras miran por ti
los mil ojos del cielo
y las horas procuran
el regreso del sol.   
Javier Almuzara, de “Todos los besos son de despedida” (Renacimiento, 2021)

Renacida

Porque la sed revive en tus huesos:
ausentes ya las formas verbales
a las que estás acostumbrada.
La memoria
como una manada de lobas
te grita, urgente,
que sigues viva.
Aproximar la boca,
recibir el veneno,
aprender a convivir con las múltiples formas
de los verbos amar, perder, doler.
La piel anuncia que la muerte se asoma
pero la vida palpita y penetra, más profunda.  
Natalia Menéndez. De “Calibán” (Torremozas, 2020)

Profecía

Tú, que reclamas quietud,
conocerás otras vidas, erigirás nuevos ídolos
y serás engullida por la cárcel del silencio.
Y entonces, enjaulada, añorarás
los trinos ensordecedores
de los pájaros.
Natalia Menéndez. De la antología “Casa sellada” (Más Madera, 2020)
No voy a volver a salir, no pienso salir
nunca más, me quedaré en mi barrio, 
en mi casa, en mi cuarto, en la penumbra gris, 
bajo la manta. No voy a volver a salir
no pienso salir nunca más, estaré aquí, 
en silencio, oiré el rumor del mundo
a través de la persiana, oiré voces y pisadas
en el pasillo, tras la puerta. No voy a volver
a salir, no pienso salir nunca más, 
permaneceré dentro, palpando las sombras, 
estudiando la cartografía de este cuarto
como un cartógrafo del miedo. 
Sergio C. Fanjul

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