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¿Para qué sirve el salmón? Ocio y negocio de la pesca en Asturias

Radiografía de un recurso excepcional que en las riberas de los ríos se ve desaprovechado y que enfila hoy la segunda temporada marcada por las restricciones del covid

pesca en Asturias

1.Muchas más caña para un potencial "infrautilizado"

Pescar no es tirar la caña. O no solo. Asturias tiene a tiro de anzuelo más ríos salmoneros y más productivos que nadie en España, el Principado ve correr las aguas de las que salió el 85 por ciento de los salmones del país en 2020, pero en las riberas pronto habrá quien responda entornando la cabeza a la pregunta por el provecho que sacan los territorios ribereños de esta excepcionalidad peculiarmente asturiana. El recurso está ahí, como el salmón, como todo lo que regala la naturaleza. Probablemente “infrautilizado”. Se diría que a veces se lanza la caña, pero no siempre con la suficiente pericia o en la dirección correcta para que las piezas suculentas acaben picando. Que “estamos obteniendo un rendimiento por debajo de la calidad que tiene” la materia prima. “Habría que dar una vuelta” alrededor del “enfoque turístico” de la pesca, o de su impacto económico en el entorno, o de su huella en el desarrollo rural, opina Juan Antonio Lázaro, pescador y estudioso de la pesca, gerente del Grupo de Desarrollo Rural del Bajo Nalón.

Se habla de dar más caña al salmón como fuente de riqueza, o como propiedad distintiva y a veces poco valorada del maltratado y necesitado campo asturiano. Y puede ser un buen día este en el que empieza a fluir la campaña de pesca con muerte, la segunda temporada rara del salmón en Asturias, la primera secuela de la pesca extraña de 2020, atenuada en todos los sentidos por las restricciones del covid-19. Por primera vez el campanu se subastará telemáticamente. Al menos durante un mes y por el cierre perimetral de Asturias la temporada será como la del año pasado, sin pescadores de fuera de la autonomía, triste para los muchos negocios de las orillas que viven, sobre todo, de la pesca del salmón.

pesca en Asturias

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2.Un pez y unos cuantos millones de euros

Para saber de qué hablan los que hablan del salmón en estos términos hay pocos estudios rigurosos y serios en los que tomar asiento. El Grupo de Desarrollo Rural del Bajo Nalón trabaja en la actualización del análisis de impacto socioeconómico de la pesca en Asturias que patrocinó en 2007, que diagnosticó la actividad desde todos sus flancos y puntos de vista y que sirve para saber que no es de ahora esta necesidad que ya se constataba entonces de “potenciar la pesca deportiva como recurso económico” o de establecer en paralelo “un modelo de gestión sostenible que tenga en cuenta el marco ambiental y socioeconómico en el que se desarrolla la actividad”. Pasados todos estos catorce años, hay quien opina que la asignatura sigue pendiente y que se dejan escapar oportunidades mensurables en euros: encuestando pescadores, el estudio de 2007 estimó en 330 euros el gasto anual que cada aficionado destina a la pesca, con una apreciable variabilidad entre los 240 del asturiano y los 958 del que viene de fuera. De una cuenta rápida que tenga en cuenta las licencias, las de aquel año y las actuales, muy inferiores, podría salir entonces un impacto total muy aproximado que se cuenta en millones de euros, serían más de cuatro en aquel momento y alguno menos ahora, pero es en todo caso más de lo que parece y más de lo que podría llegar a ser.

3.Río, peces, pesca, por ese orden

Puede que rijan aquí, de acuerdo con algunas opiniones formuladas a pie de río, las mismas leyes que gobiernan el concepto del desarrollo rural que vincula la protección del paisaje con la capacidad de hacer que sea productivo. “La mejor manera de proteger el recurso es revalorizarlo”, interviene Juan Carlos Lázaro hablando ya de pesca, invitando a considerar que el salmón se mueve y es “un recurso activo, vivo”, asociado a una actividad como la pesca deportiva, que en España no se practica en ningún sitio en las condiciones que permite Asturias. El río Narcea da en una temporada tantos salmones como la suma de los cauces salmoneros de Galicia, Cantabria y País Vasco. Básicamente, su tesis sobre la explotación adecuada invoca el trinomio “río, peces, pesca”. Por ese orden. “Si quieres pescar, necesitas un río sano en el que haya un volumen notable de peces. No hay pesca sin río ni peces”, y en Asturias hay muchos ríos sin peces. El Narcea y el Sella acapararon el año pasado ocho de cada diez piezas de la temporada, y la cuenta sube al 98 por ciento si se les añade el Cares. Pero en el camino se han quedado o están en proceso el Esva, el Porcía, incluso el Eo... “No es solo repoblar, es un buen plan de gestión”.

4.Sembrar para recoger, versión fluvial

“Si no plantas, no puedes recoger”, eso dice la analogía con la tierra que invoca Enrique Berrocal, presidente de la sociedad Las Mestas del Narcea, que lleva desde 2015 enfrascada en el “proyecto Arca”, la iniciativa repobladora que ofrece a cualquier pescador la posibilidad de ceder los ejemplares que capture para destinarlos en lugar de al sacrificio a la regeneración de la cuenca. Ha comprobado la eficacia del plan, y por extensión la de las estrategias de repoblación que se siguen en los cauces salmoneros asturianos, mediante el marcaje que les permite identificarlos, reconocerlos y calcular que prácticamente la mitad de los salmones que llegan a la escala de control de Valduno, en el concejo de Las Regueras, procedían de repoblaciones.

Él se ha habituado a protestar, eso sí, ante una Administración que en su opinión “se dedica solo a prohibir” y contra el escaso margen de maniobra que se les concede en la gestión del recurso. El éxito de la regeneración se percibe con sueltas de 60.000 o 70.000 alevines, constata. “Si se soltaran 300.000 o 400.000 se vería un cambio de tendencia...” Se ha defendido siempre, desde la orilla de los aficionados, que el pescador es el primer interesado en la supervivencia del hábitat en el que pesca y de su inquilino principal. He aquí una prueba, dicen los promotores de “Arca”.

5.La conservación, el aprovechamiento y el equilibrio inestable

Es la gestión de los ríos un asunto complejo en el que a menudo colisiona, sigue Berrocal, “la conservación con el aprovechamiento del recurso”, otra batalla en una guerra histórica de largo recorrido sin respuesta fácil, o sin camino intermedio capaz de contentar a todos los contendientes. Hay muchos ejemplos de intento de conciliación, algunos muy alejados del nuestro en el espacio y en el concepto, y el presidente de Las Mestas del Narcea menciona Irlanda, donde la propiedad de cada tramo de río corresponde a los tenedores de las tierras por las que discurre el cauce, que “ceden la gestión a empresas” bajo condiciones y obligaciones estrictas... Es una posibilidad entre las muchas que existen, cuenta un pescador quejoso con la Administración, que repite que aquí “se ingresa mucho dinero por cotos o licencias, pero a la hora de la verdad de ese dinero no vuelve ni un céntimo al río”.

6.Nadar a favor de la corriente: rejuvenecer, diversificar

Para el equilibrio entre la protección y el provecho, o para conservar produciendo, importa además la promoción y el cuidado del recurso, y en alguna medida el fomento del relevo generacional en una actividad en la que la “media de edad es más o menos la de un jubilado” y que está fuertemente masculinizada. Juan Antonio Lázaro mira a Escocia, donde “se regalan los permisos a los aficionados más jóvenes para fomentar la pesca” o, más cerca, a Castilla y León, que ofrece licencias gratuitas además de para mayores de 65 años para menores de 14. El promedio etario ya se calculó en 51 años en 2007, cuando se elaboró aquel último estudio completo sobre el impacto de la pesca en Asturias, y desde entonces es seguro que ha crecido. También que “nuestra única suerte”, completa el argumento el pescador, “es que las nuevas generaciones son las que más van entrando por la pesca sin muerte y por una gestión más sostenible de los ríos”. Son los que más van a la orilla “a divertirse, no necesariamente para matar el pez”. Pero la realidad informa de que las licencias decrecen, y puede que en su descenso sostenido colabore, tercia Enrique Berrocal, la implantación de la interautonómica, que resta los permisos exclusivamente asturianos para hinchar los que permiten pescar en varias autonomías, pero también esta pescadilla que se muerde la cola, nunca mejor dicho: a menos piezas y más fracasos, menos cañas en las orillas...

7.La venta es un debate de largo recorrido

El criterio canónico del pescador comprometido con la preservación del recurso va a sostener que el provecho ha de venir de las actividades asociadas más que de la venta directa del producto, prohibida en Asturias más allá del campanu. Así está bien cuando el que habla, ahora Juan Antonio Lázaro, es un aficionado que piensa que “tal y como están nuestros ríos” quizá “estemos matando más de lo que debemos”... Enrique Berrocal se apunta sin titubeos y queda formulado un debate de largo recorrido que divide al sector y que tiene al otro lado, entre otros, a algún representante del sector hostelero de los dominios del salmón asturiano. Desde este flanco se ha argüido alguna vez que la prohibición pierde parte de su sentido protector desde el momento en que se establecen controles de capturas y un cupo máximo de piezas por pescador.

8.¿Y si fuese el salmón algo más que la pesca?

Las cañas florecen en primavera, pero en algún lugar del resto del año asoman por detrás del salmón, para quien sepa verlas, otras oportunidades de provecho. “Cada año hay más gente interesada en ver en diciembre y enero el desove del salmón”, apunta Juan Antonio Lázaro tirando de la propia experiencia asombrada de quien ha tocado los peces desovando. Al aficionado le interesa la escena; al entorno productivo de la ribera puede interesarle comprobar que el “rey del río” “puede tener más recorrido que la pesca” en una época del año de muy baja afluencia turística. Ahí queda. Es una idea a la que tal vez se podría seguir la pista.

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