La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Así era la Asturias sobre la que Muller derramó su mirada clara

El Museo de Bellas Artes dedica una gran exposición al fotógrafo húngaro exiliado que encontró en el Principado su lugar en el mundo

14

La Asturias que vio y fotografió Nicolás Muller Nicolás Muller

Nicolás Muller (Orosháza Hungría, 1913-Llanes, 2000) tuvo su primera cámara fotográfica con 13 años, regalo en la celebración judía del Bar Mitzvá, su paso a la edad adulta. Ahí empezó una carrera de fotógrafo que le llevó, azotado por el siglo XX, por varios países, hasta que recaló en España y encontró, ya en su jubilación, en Asturias su reposo definitivo.

Una tierra cuya belleza amó y dejó plasmada en las fotografías que se exponen en el Museo de Bellas Artes de Asturias, en Oviedo, hasta el próximo 5 de septiembre. Será una de las dos grandes muestras temporales que podrán disfrutarse este verano en la pinacoteca asturiana. La otra corresponde a las 34 obras de la colección del noveno conde de Villagonzalo, un espectacular depósito privado en el Bellas Artes que se presentará esta semana.

1. Puerto Pajares. 2. Extendiendo las redes en Lastres. 3. Pericote en Llanes. 4. Picu Urriellu. 5. Certamen del queso cabrales. 6. Poblado minero, en Mieres. 7. Pozo Figaredo. 8. Gaiteros en Andrín. 9 Mujeres reparando redes en Cudillero. 10. Cudillero. 11. Redes en Cudillero. 12. Pescadores en Lastres. Todas las fotos fueron tomadas en 1960. | Nicolás Muller E. LAGAR

“Nicolás Muller. Viento norte” es el título de la exposición dedicada a uno de los grandes fotógrafos españoles del siglo XX. Muller fue “asturiano por decisión propia”, matiza José Ferrero, comisario de la muestra del Bellas Artes, que contó con la ayuda de Ana Muller, fotógrafa también e hija del artista, en la selección y recopilación de las obras expuestas, que suman un total de 132 imágenes.

Nicolas Muller.

Nicolas Muller.

La exposición tiene una parte dedicada a las obras más icónicas de Muller y otra a aquellas fotografías que captó en distintas regiones del norte de España. Dentro de este último conjunto merece especial atención las que están dedicadas a Asturias, y que han sido dispuestas en una sala aparte, presidida por una gran ampliación de la fotografía que Muller tomó del Picu Urriellu.

Es una obra excepcional en su trayectoria en tanto que no sale ninguna figura humana, donde verdaderamente radicaba su interés creativo.

En el texto introductorio del folleto de la exposición, el crítico de arte José María Parreño hace un amplio recorrido sobre la trayectoria vital de Muller pero se detiene a pormenorizar dónde radicaba la esencia de su enfoque sobre el mundo, una “clara mirada”, como la define. Y esa esencia estaba en el ser humano, en hombres y mujeres trabajadores, humildes. El mundo de Muller, escribe Parreño, “es un mundo hecho a mano, con la energía humana como combustible fundamental”. Las imágenes que se exponen tomadas en Asturias corresponden al año 1960. De ellas se ofrece una selección en esta información.

Parreño apunta que Muller, muy probablemente, empezó a interesarse por la vida campesina “al acompañar a su padre, abogado de profesión, en sus visitas por aquella comarca empobrecida (de su Hungría natal), en la que imperaban condiciones de vida semifeudales”. Nunca dejó Muller de interesarse por esas gentes, por sus afanes y sus celebraciones, fuera del país que fuera. “Ese interés humano, ¿qué significa, a fin de cuentas?”, se pregunta Parreño. “Pues la necesidad de encontrar en hombres y mujeres algo que está por debajo de la nacionalidad, el idioma y la ideología”.

Compartir el artículo

stats