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Oviedo: cultura y tranquilidad iluminan el verano nublado

El turismo de grupos pequeños llena las terrazas, alojamientos y restaurantes de viajeros nacionales que entran en los museos y recorren el casco viejo

Turistas en Santa María del Naranco. MIKI LÓPEZ

Oviedo sube la escalinata del verano del brazo de la cultura en el segundo año de pandemia. Los viajeros ya no llegan en grandes grupos, el turismo nacional es el protagonista, los apartamentos turísticos intentan ganarle el pulso a los hoteles y los planes cancelados a última hora son rutina. Oviedo resiste y se ha hecho más fuerte en la pandemia.

El Ovetense y HiHome Hostel son dos de los alojamientos de la capital asturiana que se encuentran al 100% de su ocupación.

Los grandes centros culturales de la ciudad tampoco tienen queja. Desde el Museo de Bellas Artes de Asturias, dicen estar viviendo el segundo mejor julio de su historia. Los datos de junio de 2021 quintuplican los de 2020 y pasan de 1.877 a 5.569 visitantes. También la Catedral registra el doble de turistas que el pasado año.

Las terrazas repartidas por el centro histórico y comercial de la ciudad están repletas de nativos y foráneos: “Podemos decir que nos va bien”, apunta Pedro Caramés, presidente de los sidreros de Gascona.

Los guías turísticos no dan abasto explicando una y otra vez la historia y los entresijos ovetenses.

Oviedo sigue siendo elegido como destino ideal para pasar unos días de desconexión en verano. El turista que recorre sus calles intentando no perderse ningún detalle suele estar interesado en los aspectos más formativos. Le gusta sumergirse en el casco antiguo, descubrir las claves de los edificios más emblemáticos, entrar en todos los museos, no perderle la pista a ningún monumento y, como colofón de la jornada, tomar una sidra fresca y un buen cachopo. Unos planes que no necesitan verse acompañados por el sol y el calor que anhelan los lugares costeros.

Un grupo de turistas junto a la escultura de 'La Regenta'. MIKI LÓPEZ

“Nos beneficia este tiempo tan atípico en pleno julio, ya que los visitantes sustituyen el turismo de playa por el cultural”, apunta Pedro Caramés.

“El verano de 2021 pinta muy bien”, es en lo que coinciden miembros del sector de la hostelería, la restauración y la planificación turística. “En julio hemos conseguido llenar el 90% del hotel y, de momento, tenemos bastantes reservas para agosto”, cuenta Natalia García, regente de El Ovetense.

Parece que este periodo estival viene cargado de buenas noticias. Laura García, al frente de HiHome Hostel, afirma que tiene el aforo completo desde comienzos de verano.

El coronavirus ha robado momentos, vidas, aprendizajes y viajes. La normalidad real, esa en la que no sabíamos que estábamos antes de que llegase la pandemia, vio crecer a un tipo de turismo que no se parece en nada al actual. La nueva situación ha hecho que cambien las reglas del juego.

“Ahora las reservas se hacen con muy poca antelación”, destaca María Encarnación García, que conoce de primera mano la situación del albergue La Peregrina. Los cambios de las restricciones hacen que los visitantes decidan sobre la marcha sus planes vacacionales. Los turistas apuran hasta el último minuto sus propósitos, pero también las cancelaciones llegan más tarde que nunca. “Mucha gente nos cancela a última hora”, confiesa Natalia García, algo en lo que coincide Pedro Caramés, socio de La Finca, en Gascona, porque los positivos en coronavirus y los confinamientos por ser contacto estrecho de un contagiado están a la orden del día.

“Nos beneficia este tiempo tan atípico en pleno julio, ya que los visitantes sustituyen el turismo de playa por el cultural”

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Los “está todo reservado” de cualquier bar o el “ya no hay plazas disponibles para esta oferta” no aluden ahora a grandes aglomeraciones, sino al máximo número de personas permitidas en un determinado espacio para poder guardar la distancia social. Los aforos ya no son lo que eran.

“Antes teníamos a personas contratadas para decir que no había mesas disponibles, ahora ni completamos los turnos de comidas y cenas”, confiesa Pedro Caramés.

El toque de queda ha acabado con los convites tardíos a los que recurrían los que querían continuar la noche aliándose al ocio nocturno. Muchos echan de menos esperar con una cerveza, un refresco o un vaso de sidra en la barra hasta que quede libre alguna mesa en la que picar algo.

Si se habla de ocupación, en Oviedo muchos alojamientos turísticos, comparando la situación actual con la época anterior a la pandemia, barajan un desajuste que roza el 30 por ciento.

No solo se ha modificado la forma de viajar, también han cambiado los turistas. Lo de juntarse diez amigos o dos familias para pasar unos días juntos tardará en repetirse. “Se nota mucho que los grupos son menos numerosos”, dice María Encarnación García, de La Peregrina.

Juntos, pero no revueltos es el lema de esta época pandémica y ha fomentado que muchos prefieran los apartamentos turísticos a los hoteles. “Una gran herida abierta para todos los que formamos parte del sector hotelero”, lamenta Natalia García.

Las familias y los jóvenes son los más propicios a acudir a este tipo de alojamientos, por la comodidad y la relación calidad-precio. También están dejando cicatriz los “free tour”. “No vemos beneficio si la gente recurre a ofertas sin coste de guías turísticos, y no a las oficiales”, explica Fátima Álvarez, presidenta de la Asociación de Guías Turísticos.

“Antes teníamos a personas contratadas para decir que no había mesas disponibles, ahora ni completamos los turnos de comidas y cenas”,

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Pese a los numerosos obstáculos, la gente tiene ganas de cambiar de aires después de varios meses confinados y con la sombra de la pandemia todavía muy cerca más de un año después. El verano pasado, Oviedo, inesperadamente, tuvo grandes resultados turísticos. La luz al final del túnel, que comenzó a verse en 2020, sigue iluminando 2021. Muchos trabajadores del sector coinciden en que las cifras son muy similares y rozan los niveles máximos de capacidad en todos los sectores.

Volotea ha acabado echando una mano al turismo ovetense. Las conexiones de la compañía con Asturias han hecho que cada vez sea más común ver a turistas canarios y baleares por las calles de la capital. La ampliación de aforos, dentro de las limitaciones, ha ayudado. “Este año podemos reunir a treinta personas tanto en exteriores como en interiores”, explica Fátima Álvarez.

Los jacobeos han colaborado en la veloz reactivación de Oviedo como enclave turístico. Peregrinos que han querido que el sello de la ciudad que vio reinar a Alfonso II aparezca en su credencial del Camino. Tras el parón obligado por el covid-19, vienen más a la ciudad para hacer una parada en su travesía o buscando iniciar la ruta del Camino Primitivo.

“Oviedo se consolida cada vez más como inicio de la ruta jacobea”,

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“Oviedo se consolida cada vez más como inicio de la ruta jacobea”, cuenta José Luis Galán, presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago. También en los albergues se ha notado una reducción en el número de extranjero.

El turismo nacional gana por goleada porque las posibilidades se reducen, las temperaturas atraen y los visitantes andaluces, madrileños, catalanes, valencianos o vascos escogen Oviedo. Un hecho que ha beneficiado a emprendedores como Laura García, que abrió su hostal en mayo de año pasado y vio llenarse gran parte de las habitaciones gracias a esta oleada de turismo por España.

Oviedo resiste pese a una realidad todavía complicada aunque un 70% de la población diana asturiana haya recibido la pauta completa. El turismo está respondiendo según las expectativas de hoteleros y hosteleros a la oferta de tranquilidad, buena comida y ciudad con historia y cultura, adecuada para instalarse en las visitas a Asturias y en la que los días nublados no son un problema.

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