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Un arte al alcance de todos los bolsillos

Las obras en formato papel, como las que integran la muestra “De Picasso a Duchamp: estampas de vanguardia”, en el Museo de Bellas Artes, permiten a los aficionados al arte crear una buena colección a precios asequibles

Dos visitantes en la muestra “De Picasso a Duchamp” en el Bellas Artes.

El buque insignia de la más exclusiva firma de móviles puede costar, al comprador, entre 1.000 y 1.600 euros, en función de factores como la mayor o menor capacidad de almacenamiento. Por una cantidad similar a la que costaría el smartphone, cualquier comprador podría tener una obra original de autores como Jaume Plensa, Eduardo Arroyo o Antonia Saura. Y por la mitad de esas cantidades, por el precio de un móvil de gama media, podría colgar en su salón todo un Goya. El mundo de la estampa, las obras de arte sobre papel realizadas con técnicas como el grabado o la xilografía y distribuidas de forma seriada, ofrece a los aficionados al arte la posibilidad de adquirir, con precios accesibles, obras originales de auténticos maestros, pudiendo llegar a completar una colección digna de un museo.

Pochoir. “Vers l’arc-en-ciel” en “constellations”, de Joan Miró

La exposición “De Picasso a Duchamp: estampas de vanguardia”, que se puede visitar en el Museo de Bellas Artes de Asturias hasta el próximo 23 de enero, está haciendo ver a muchos visitantes a la pinacoteca la gran valía artística de unas técnicas que frecuentemente quedan oscurecidas por la vertiente pictórica de los grandes creadores. Pero además, les llama la atención el hecho de que todas las obras de la muestra proceden de colecciones particulares, de personas que a título individual han logrado adquirir auténticos tesoros.

Pochoir. “Nature morte au compotier”, en “l’esprit nouveau” de 1923, de Juan Gris.

Alfonso Palacio, director del Museo de Bellas Artes, destaca la calidad de estas obras sobre papel: “La estampa llegó a ser un formato de experimentación. Muchos grandes artistas a los que conocemos por sus pinturas trabajaron también estas técnicas de estampación, creando una producción muy importante y que completa y complementa su obra pictórica”. Esta conexión, sin ir más lejos, se puede comprobar en el propio Museo de Bellas Artes, donde la muestra “De Picasso a Duchamp. Estampas de vanguardia” se expone en paralelo a “50 obras maestras de la colección Abanca”, dándose la circunstancia de que muchos artistas figuran con obra en ambas: en la primera con estampas, y en la segunda con pinturas.

Litografía. “Visión de París”, en el número 27-28 de verve, de Marc Chagall.

La comisaria de la exposición y ayudante de conservación en Artes Industriales y Artes Gráficas del Bellas Artes, Laura Baños, incide en el atractivo de este tipo de obras para los coleccionistas. “Las estampas, por su formato, con un tamaño que suele ser más pequeño que los óleos, son más fáciles de encajar en un domicilio que un cuadro de gran formato, y quizás por su naturaleza tampoco están expuestas a determinadas modas o cambios de tendencia”, reflexiona Baños. Al usar el soporte papel, este tipo de obras también requieren un cuidado algo mayor que las pinturas, pero la conservadora no ve que sea ningún impedimento a la hora de adquirirlas: “La luz directa no les viene bien, soportan menos luz que las pinturas, y hay que tener cuidado con la humedad. Esas serían las dos premisas: iluminación de baja intensidad y no demasiada humedad”.

Litografía. “Tête de femme”, de Fernand Leger.

Respecto a los precios, el galerista Bruno Trelles esboza algunas estimaciones: “Por unos 300 euros puedes acceder a buenas obras de artistas locales, como Galano o Melquíades Álvarez. Entre 1.000 y 1.500 puedes acceder a artistas de talla nacional, caso de Arroyo, Úrculo o incluso algún Saura o Jaume Plensa de pequeño formato, ya que los tamaños también influyen en el precio. Y a partir de los 3.000 euros, ya puedes hacerte con una obra de un artista de prestigio internacional. Un Antonio López, por ejemplo, estaría en los 4.000 euros; un Barceló en los 6.000 y un grabado de Chillida lo puedes encontrar por algo menos, incluso a partir de 2.500”.

Litografía. “L’oiseau d’octobre”, de Georges Braque.

En relación a los períodos artísticos, tanto Baños como Trelles coinciden en apuntar que los precios se igualan bastante. “La producción ahora es más pequeña, con series limitadas, por lo que hay menos obra en circulación y se igualan los precios”, explica Trelles. “La diferencia se puede dar con la firma: no es lo mismo tener una estampa de Picasso sin firma que con firma. Aunque estén hechas con las mismas planchas, la que está firmada puede tener un valor tranquilamente diez veces superior”, añade Baños. Esta circunstancia explica también que se igualen los precios y que de determinados artistas, como Goya, se puedan encontrar obras canónicas a un precio asequible.

“Sin título”, de Max Ernst.

“Lo que pasa con Goya es que todo lo que hizo lo cogió Calcografía Nacional, y fue tirando series un poco a demanda. Ahora ya no se hacen, pero se tiraron muchos ejemplares, con las láminas encuadernadas en formato libro, y seguramente se han perdido infinidad, olvidados en trasteros o desvanes. Esto explica que ahora puedas tener una lámina de ‘Los desastres de la Guerra’ a partir de 400 euros, o un ‘Capricho’ desde 600”, señala Trelles. En estos casos, la edición a la que correspondan las láminas también tiene un impacto en el precio: no es lo mismo tener una primera edición que una séptima. Por ejemplo, una serie completa con los 18 grabados de “Los disparates” en su primera edición, la publicada por la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando en 1864 (casi medio siglo después de que Goya hiciese las planchas) se subastó tres años atrás en Londres, alcanzando un precio de 39.000 euros.

Aguafuerte. “Pintor y modelo tejiendo”, en “Le chef-d’oeuvre inconnu”, de Pablo Picasso.

Los expertos apuntan a un salto en los precios en relación a las etapas de los artistas de vanguardia, justo los incorporados a la muestra “De Picasso a Duchamp. Estampas de vanguardia”. “Es un período en el que estas técnicas se usan con un ánimo de experimentación, y los artistas hacen una producción de mucho nivel, explorando también nuevos formatos y técnicas. Esto hace que las obras de estos creadores sean muy cotizadas y que en términos de precio jueguen en otra liga”, señala Alfonso Palacio.

En cualquier caso, los expertos coinciden en reivindicar la gran calidad de estas obras, y destacan que, por su precio, suelen ofrecer buenas oportunidades para que los amantes del arte armen una buena colección. Y su condición seriada tampoco es problema alguno: como destacan los coleccionistas: la propia técnica de la estampación propicia la incorporación de matices que hacen de cada una de estas láminas una obra de arte única.

Visitantes en la exposición “De Picasso a Duchamp”.

El Bellas Artes prorroga “De Picasso a Duchamp: estampas de vanguardia”

El éxito de la exposición “De Picasso a Duchamp: estampas de vanguardia” ha llevado al Museo de Bellas Artes a prorrogar su estancia en la pinacoteca hasta el próximo 23 de enero. La medida coincide también con la ampliación de la presencia en el museo de la muestra “50 obras maestras de la colección Abanca”, que se podrá visitar hasta el 30 de enero”. Alfonso Palacio destaca el diálogo que establecen ambas exposiciones, en un período especialmente relevante para la institución. “Estamos viviendo un final de año muy relevante para el museo, con la incorporación a la colección de las obras de la donación de Plácido Arango y de las obras de la donación de la colección del conde de Villagonzalo, con tres grandes exposiciones como son estas dos sobre las Vanguardias y la de Javier Riera, y con una obra invitada de gran calidad, como es el Navascués que nos ha cedido la Fundación Juan March. Es la muestra del museo vivo y dinámico en el que nos queremos convertir”, concluye Palacio.

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