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Historias para no dormir que han sacudido la moda

La nueva película de Ridley Scott sobre la Casa Gucci pone de actualidad los episodios negros que bullen detrás del glamur de las pasarelas

Mauricio Gucci y Patrizia Reggiani. EPC

En la hoguera de las vanidades que es el mundo de la moda no todo es glamur. Detrás de la pasarela y la alta costura abundan las bajas pasiones y los codazos, por no hablar de celos y traumas que acaban en suicidios y hasta en crímenes pasionales. Argumentos de primera plana y de películas como la de Ridley Scott.

Gucci (1948-1995)

“Es mejor llorar en un Rolls Royce que ser feliz en una bicicleta”. La hija del camionero y la camarera siempre soñó con lujos y visones. Patrizia Reggiani se infiltró en la alta sociedad de Milán hasta que dio con Maurizio Gucci, nieto del fundador, en 1906, de la casa de moda. Se casaron en 1972. Disfrutó de viajes y mansiones, y le dio dos hijas, Allegra y Alesandra. Pero en 1985 el empresario se echó una novia y pidió el divorcio. La ambiciosa Patrizia tampoco le perdonó que vendiera sus acciones del negocio a un fondo de Bahrein, y se encomendó a una vidente que la ayudó cuando la operaron de un tumor cerebral. Le extrajeron el bulto, sí, pero no la rabia hacia Maurizio. Le pagó 300.000 euros a un sicario para que le pegara tres tiros a las puertas de unas oficinas en Milán. Con 46 años, el magnate cayó muerto el 27 de marzo de 1995. Unos pinchazos telefónicos delataron a Patrizia, que fue arrestada en 1997. Salió a la calle en 2014, y ahora viste de Zara y se pasea con un loro al hombro cerca del Duomo.

Versace (1946-1997)

Dos años después, otro diseñador italiano, Giovanni Maria Versace, fue abatido por un chapero politoxicómano y asesino en serie a las puertas de su mansión en Miami Beach. Volvía de su paseo matinal con el último número de Vogue. Un hombre le descerrajó dos tiros por la espalda. Su asesino se fue por el bulevar de Ocean Drive mientras Gianni, de 50 años, se desangraba. A finales de los 70 había fundado la casa de la Medusa y la greca, tocó el cielo en los 80, y fue de los primeros en aunar moda, música y famoseo. Al entierro del emperador Gianni I no faltaron íntimos como Sting, Elton John o Lady Di. Una semana después del crimen que abrió los informativos se mató con la misma pistola Andrew Cunanan, de 27 años, sospechoso del homicidio de otros cuatro hombres. El informe del FBI, de 700 páginas, aventó la vida sexual del modisto –quien, junto a su novio, Antonio D’Amico, solía contratar los servicios de prostitutos–, pero no acertó a descubrir el móvil. Que si un ajuste de cuentas de la mafia calabresa (se llegó a decir que Gianni usaba sus tiendas de lujo para blanquear dinero de la Ndrangheta), que si fue un robo... Al final, se cree que Cunanan se había obsesionado con el diseñador de la estética barroca y kitsch. El crimen fue objeto de una temporada de American Crime Story, de Ryan Murphy, con Darren Criss, Ricky Martin y Penélope Cruz en el reparto.

McQueen (1969- 2010)

El enfant terrible de la moda inglesa, el genio Alexander McQueen, se quitó la vida con 40 años y una carrera gloriosa. Se ahorcó en su casa del West End londinense, el 11 de febrero de 2010, después de haber planeado suicidarse varias veces antes (una, incluso, en una performance sobre la pasarela). Había ingerido cocaína y somníferos. Lo hizo días después de que su madre falleciera y cuando aún no había superado la muerte de su mejor amiga. En su carta de despedida, pidió que cuidaran de sus perros. A pesar del éxito, no pudo olvidar los abusos que sufrió de niño a manos de su cuñado, que lo violó desde los 9 años. De mayor se prometió hacer ropa para “que las mujeres que la lleven asusten a la gente”. Se graduó en la escuela de Galliano y Stella McCartney y fue diseñador jefe de Givenchy antes de fundar su casa de moda transgresora, muy del gusto de Lady Gaga y Björk. Paradójicamente, su mentora, el icono de la moda Isabella Blow, se había suicidado tres años atrás, también en vísperas de la Semana de la Moda de Londres. Él la copió, deprimido y enfermo de sida.

Mota (1966-2013)

Tres años más tarde, el catalán Manuel Mota, director creativo de Pronovias durante 23 años, fue hallado sin vida y con heridas de arma blanca en los lavabos de un ambulatorio de Sitges. El cuerpo del modisto de Reus fue localizado el martes 8 de enero de 2013, a las 15.30 horas, con un puñal en el corazón. Junto a él, una mochila con tres cartas. Una para la familia, otra para su pareja y la tercera, para la policía, en la que decía sufrir de estrés por culpa de un “monstruo”. Josefina Mota, hermana del creador, llegó a culpar en un programa de Telecinco a Alberto Palatchi, dueño de la firma nupcial, de la tragedia.

Korshunova (1987- 2008)

El rostro del perfume de Nina Ricci y portada de Vogue o Elle, se lanzó al vacío desde un noveno piso en Manhattan. Ruslana Korshunova, la modelo kazaja de 20 años, estaba en la cima, pero, según la teoría más aceptada, se quitó voluntariamente la vida. Pero también se especula con que detrás estaba la mafia rusa, y hasta una secta moscovita (Rosa del Mundo), que la habría hecho caer en una profunda depresión.

Halston, Jacobs...

Si el francés Yves Saint Laurent (1936-2008) se dio al alcohol y a las anfetas por la presión de superarse en cada desfile, otro tanto le pasó al modisto superstar Roy Halston, inventor del dress code de Studio 54, la disco donde se hizo adicto a la coca. La misma sustancia a la que se aferró Donatella Versace cuando tuvo que hacerse cargo del imperio de su hermano. El alcohol, en cambio, fue la perdición de John Galliano, cuando le grabaron en 2011 en un bar de París gritando: “Amo a Hitler”. Lo de Marc Jacobs también copó titulares en 2015, al organizar una orgía de cuatro días en su casa de Nueva York con una decena de chicos de la aplicación gay Grind.

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