Más de 1.500 niños y niñas y adolescentes asturianos, de 44 concejos reconocidos por Unicef como Ciudades Amigas de la Infancia, forman parte de los llamados “Grupos municipales de participación infantil”. En esos espacios son escuchados y tenidos en cuenta por los distintos municipios y realizan propuestas sobre como mejorar sus entornos mas cercanos o se implican en el desarrollo de iniciativas. Estos son algunos ejemplos de esos niños y adolescentes comprometidos.
Mede Blanco: “El gran problema de la juventud es la salud mental”
D. Orihuela
Mede Blanco tiene 15 años y es de Pola de Laviana. Estudia primero de Bachillerato en Ciaño (Langreo) y recientemente ha entrado a formar parte del Consejo Estatal de Participación Infantil, “una experiencia muy agradable porque realmente se nos escucha”. Y lo que quiere que se escuche ahora es un grito silencioso, el de la salud metal. Está convencido de que “con la pandemia y el confinamiento, muchos niños y jóvenes que no tenían este tipo de problemas los han empezado a tener, y aquellos que ya los sufrían han visto como se agravaban”. La causa, además de todo el esfuerzo que supone superar una pandemia es que “la Sanidad está colapsada y es dificilísimo conseguir una cita”.
Mede lleva seis años en el Consejo de la Infancia y la Juventud de Laviana y ha comprobado su efectividad. “Nos hacen caso”, asegura. Una de sus propuestas, la de la construcción de un “pump track” para bicicletas en el concejo “se acabó haciendo”. “Pedimos al Ayuntamiento cosas que nos reclaman los jóvenes y parece que funciona”, explica Blanco, que aclara que “siempre se puede mejorar” para lo que apuesta “por seguir en los grupos de participación, para que se vea que estamos ahí para hacer cambios que beneficien a la infancia y a la juventud, no para jugar”.
Desde su perspectiva, aún queda mucho por cambiar para asegurar el futuro de la juventud asturiana. “La situación es muy complicada en Asturias, los jóvenes tienen muy pocas oportunidades para encontrar trabajo, pero tampoco está mucho mejor en el resto de España”. Respecto a su entorno, las Cuencas mineras asturianas, cree que “deben buscar un lugar, una industria que sustituya al carbón del que vivimos tantos años".
Paula González: “Es necesaria más empatía, ponerse en el lugar de los niños”
P. Palomo
La gijonesa Paula González tiene 12 años y las ideas claras. No tiene móvil porque sabe que todavía no le hace falta y porque sus padres, de momento, prefieren dejarle el suyo si lo necesita. Cosa rara en los tiempos que corren. También sabe que de mayor quiere ser profesora de Química y Física. Dice primero química en lugar de física, porque le sale así. Pero luego añade que ella es más de formular que de calcular en qué punto se encontrarán dos trenes. “He ido a alguna conferencia”, remarca una chica que está en primero de la ESO. Cuando se le pregunta si cree que podrá trabajar en Asturias lo primero que hace es resoplar. “No lo sé, sé que no hay mucho trabajo”, dice tras la pausa. “Conozco gente que se ha ido a estudiar fuera”, añade poco después. Paula González es de verbo fácil. Se explica muy bien, pero aunque es joven habla con más certezas del pasado que del futuro. Y eso es un problema. “De hace diez años para acá, estamos mejor, pero aún se puede mejorar”, apunta. Y lo desarrolla. “Ahora, a los niños se nos hace más caso. Ha cambiado la forma de enseñar”. Pero sabe que como en el boletín de las notas de antes, la sociedad necesita mejorar. “Hay que tener el punto de vista de los niños más en cuenta. Mira en la cuarentena. Solo podíamos salir una hora. En cambio, los adultos podían salir más veces que nosotros”, recuerda. Para ella, el principal problema que debe resolver la financia en Asturias es que se la escuche. “Muchas veces siguen sin tomarnos en serio. Nos dejan de lado. Para cambiar eso, hace falta mirar desde nuestro punto de vista . Tener más empatía con nosotros”, finaliza.
Zuriñe Angulo: “España tiene que cambiar su sistema educativo”
D. Orihuela
Zuriñe Angulo se enfrenta este año a uno de los hitos de la vida de todo estudiante, la EBAU. Tiene 17 años y estudia en el colegio Sagrada Familia del Pilar de Pola de Lena, y ya piensa en el examen que tendrá que superar a final de curso para acceder a la universidad. Para ella, miembro del consejo de participación de Lena, ese es uno de los grandes problemas de niños y jóvenes, “un sistema educativo en el que el método de evaluación es un examen que puede marcar el futuro laboral”. Angulo es consciente de que se trata de un “problema” que “no se pude solucionar de un día para otro” pero cree que “España debería cambiar su sistema educativo”.
Desde el consejo de la infancia y juventud de Lena, “trabajamos en los derechos de la infancia”, explica la joven lenense. Lo hacen llevando propuestas a los representantes políticos de cuestiones tan variadas como la seguridad vial, la contaminación o las necesidades de mejoras en los parques de juegos infantiles del municipio.
Zuriñe Angulo y su generación ya miran hacia el futuro, y no lo ven nada claro por la situación actual de Asturias, una región que para ella “se está quedando atrás en muchas cosas”. Pese a su juventud ha podido ver cómo muchas grandes empresas asturianas echaban el cerrojo y como se desmontaba la industria, en especial la minería, así que no duda en asegurar que “honestamente, en Asturias hay muy poco futuro laboral para profesiones del siglo XXI”. La lenense explica que “el poco empleo que queda en la región está en la industria o en el campo, son trabajos de fuerza, y lo que necesitan las empresas es modernizarse”.
Fátima Bouraada: “Me preocupan los niños que no pueden ir al colegio”
I. Gago
Fátima Bouraada tiene nueve años y ni siquiera tenía claro al cien por cien que era la representante de Llanera en el consejo de Unicef de Asturias. Ni siquiera su familia tenía constancia. Fue todo a raíz de su grupo de participación, al que va después de salir de clase, en el colegio de Lugo. “A mi me gusta ir al colegio”, cuenta la niña nacida en Lugo de Llanera, cuya familia procede de Marruecos. Por eso, una de las principales preocupaciones que tiene, respecto a los derechos de la infancia, está relacionada con “los que no pueden aprender”. Piensa que es uno de los principales problemas que hay ahora: “Le diría a los padres o familiares que les llevasen a clase o les apuntasen a extraescolares”, afirma, sonriente. Y, si no tienen colegios cerca –porque ella tampoco sabe si podría acudir si tiene que caminar tres horas o más todas las mañanas– construiría más centros educativos. Pero además, le preocupa la gente que tira basura a las playas, por el planeta del mañana, y “les llevaría a conocer lo que sufren los animales”. Tiene mucho que ver con lo que le gustaría dedicarse: profesora de un laboratorio. Aunque no sabe si podrá hacerlo en Asturias, porque le han dicho que está muy difícil encontrar trabajo. No le importaría tampoco ser política –ahora que sabe lo que es– para cambiarlo.
Nuria Duplá: “Hacen falta más clases contra el machismo y el acoso”
M. Villoria
Nuria Duplá Díaz a sus 14 años lo tiene claro: el principal problema que tienen los niños y adolescentes es que se sienten poco escuchados por los mayores. “No se nos escucha y no se nos tiene en cuenta para cosas que quizás son hechas para nosotros pero no están hechas desde nuestro punto de vista”. Duplá es natural de Posada de Llanes y además de ser representante del grupo de representación infantil y adolescente de Llanes, ha sido elegida recientemente como miembro del Consejo Estatal de participación Infantil. ”Me sorprendí al ser elegida, es un orgullo y estoy muy emocionada”, dijo. Propone que las charlas educativas sobre asuntos como el machismo, racismo o el bullying sean más frecuentes en las clases. “Tal vez tendrían que hacerse una vez cada dos semanas. Si nos enseñan desde pequeños a saber que no está bien hacer bullying a los compañeros, que el color de tu piel da igual o ser chica o chico da igual; es importante. Llevaría a hacer una sociedad mejor en el futuro”. Confía que ahora que hay varios niños en el Consejo Estatal se escuchen sus propuestas. En el trabajo realizado en Llanes asegura que ya se les ha empezado a escuchar. “Hemos propuesto cosas como que se arregle el poli y se está poniendo en marcha”. Nuria ve que en Asturias la población está envejecida, pero tiene esperanza y ve futuro en la región. “Tal vez tengamos que salir a estudiar fuera, pero sí tiene futuro para los niños”
Marta Fernández: “Tratamos de que los niños dejen los móviles”
M. Casado
Marta Fernández es alumna de 4º de la ESO del Colegio San Fernando de Avilés. Desde hace cuatro años forma parte del Consejo de la Infancia que Unicef tiene en Avilés. Actualmente en el órgano de participación local tienen dos grupos: uno formado por los niños de Primaria de los colegios y otro llamado grupo locomotor. “Este año nuestro objetivo es traducir la Ley de Protección del Menor a lenguaje coloquial para que sea más accesible para los niños y jóvenes, pero siempre surgen nuevas ideas”, señala. Durante estos dos años de pandemia la mayor preocupación de los niños y jóvenes avilesinos, indica, ha sido la evolución del virus y las restricciones. “El verano pasado enseñamos a los niños a qué podían jugar en sus barrios y los espacios para ello. El objetivo era que dejarán de lado los videojuegos y móviles. Creamos un mapa de Avilés y señalamos las zonas para jugar”, comenta Marta Fernández, quien asegura que “desde el Consejo de la Infancia estamos muy contentos con la importancia que se nos da, pues siempre cuentan con nuestra opinión”.
Víctor y Adam Rodríguez: ““Faltan oportunidades laborales y hay mala comunicación”
Demelsa Álvarez
Víctor y Adam Rodríguez Berdasco son hermanos, tienen 12 años y viven en el pueblo tinetense de Muñalén. Cursan segundo de la ESO en el colegio de Navelgas y forman parte del grupo de participación juvenil de Tineo. Tienen las ideas claras respecto a los problemas a los que los jóvenes de hoy deben hacer frente. Víctor apunta a las restricciones de actividad que están viviendo debido a la pandemia y a los peligros a los que se enfrentan cuando navegan por internet, a lo que Adam añade el problema de bullying en los colegios, reconociendo ambos que saben que son afortunados porque “en España los niños tenemos bastantes derechos comparado con otros países”. Aunque son jóvenes, saben reconocer los problemas que tiene vivir en las zonas rurales: malas comunicaciones viarias y de telecomunicaciones, dificultad para acceder a servicios y, en su caso concreto, para poder asistir a actividades deportivas o extraescolares, que se concentran en los grandes núcleos. No obstante, valoran el poder criarse al aire libre y con el aprendizaje continuo que aporta vivir en el rural.
Su visión sobre Asturias también es clara. “Asturias tiene la ventaja de que se puede desarrollar una vida tranquila y que es rica en materiales, pero al ser una zona poco poblada se queda a veces en un segundo plano”, apunta Víctor Rodríguez, que en un futuro se ve viviendo aquí y ejerciendo de profesor de historia en una zona rural como en la que reside. Su hermano, sin embargo, ve Asturias como “un buen lugar para vivir, por la gente y la naturaleza”, pero ya se percata de que “faltan oportunidades laborales” y que una gran desventaja “son las malas comunicaciones con el resto de España”. Por todo ello, Adam Rodríguez reconoce que no se ve viviendo en Asturias, al menos durante su vida activa.
