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Asturias viste, equipa y arma al Ejército español

Medio centenar de compañías de la región trabajan para proyectos de Defensa, envueltos en el secreto por razones de seguridad nacional

Magdalena Heres toma medidas a una prenda militar Miki López

En una base militar de Zaragoza el Ejército español carga por la cola de un avión del tipo Hércules un enorme contenedor equipado con una impresora en 3D (de las de fabricación aditiva), un depósito de agua y un generador eléctrico. Todo está ideado y ejecutado desde Asturias. En uno de los laterales del contenedor, sobre una gran bandera rojigualda luce el nombre de Idonial, un centro tecnológico de la región con sede en Gijón, Avilés y Llanera. El avión pone rumbo a Polonia. Allí el Ejército español, en una feria militar, sacará pecho con este equipamiento, un tremendo avance para el mundo de la logística. La impresora es la clave, y el hecho de que sea portátil (que se pueda transportar con cierta facilidad), la llave, de un invento que está llamado a facilitar mucho la vida a los soldados sobre el terreno. La fabricación aditiva permite tener piezas de recambio de forma prácticamente instantánea, sin tener que estar pendiente de pedirlas y de que lleguen a un destino, muy probablemente, remoto. El de Polonia no era el primer viaje que hacía este contenedor, ya había sido probado antes sobre el terreno durante una misión de paz del Ejército en África con bastante éxito. Ahora la instalación reposa en el patio de Idonial en Gijón a la espera de nuevas aventuras.

El Ejército carga el sistema de impresión portátil diseñado por Idonial en un avión del tipo Hércules.

El de este centro tecnológico es un ejemplo de cómo, de un tiempo para esta parte, las compañías asturianas han encontrado un buen nicho de mercado en el sector de la Defensa. Una economía –la militar– que, aupada por los conflictos internacionales y las misiones de paz, nunca se desarma. Todo lo contrario. Las empresas asturianas ya visten, calzan y arman al Ejército español. Hay, más o menos, medio centenar de ellas que han ganado directamente licitaciones públicas para venderle sus productos a los militares. Todo después de pasar durísimos controles de calidad, reseña uno de los empresarios. “El militar es un sector que está muy avanzado desde el punto de vista tecnológico”, asegura David González, director de Desarrollo de Negocio y Estrategia en Idonial. Aguas abajo, de estos contratos también sacan provecho cientos de empresas auxiliares de la región.

Marta Campo, en la sede de Indra de Gijón. Ángel González

A la cabeza de este pelotón están dos compañías asentadas en el valle de Trubia, en Oviedo. Una es la Fábrica de Armas, que controla la compañía Santa Bárbara Sistemas, y que hace unos meses logró un contrato para comenzar a fabricar en sus instalaciones asturianas –donde trabajan unas 800 personas– un nuevo tipo de blindado que está llamado a vertebrar el futuro del Ejército de Tierra español. Es el bautizado como VCR 8x8. O, más coloquialmente, “el Dragón”. Trubia tiene el encargo de fabricar casi 600 de estos vehículos. Y no solo eso, también se encargará de montarlos, una tarea de la que hasta ahora asumía la fábrica de Santa Bárbara en Alcalá de Guadaira (Sevilla).

La compañía que sujeta el otro estandarte de este regimiento empresarial es Expall. La fábrica de municiones reabrió sus puertas en mayo del año pasado tras un año cerrada por la falta de carga de trabajo. Pero las cosas han cambiado. Ahora el Ejército se está rearmando en Asturias. Aunque con proyectos secretos, de los que solo se pueden conocer algunas pinceladas superficiales. Cuestión de seguridad nacional.

José Fernando Díaz, con una de las máquinas 3D de Triditive Luisma Murias

Esteban González Sastre montó hace unos años una empresa textil en Granda (Siero), a la que puso el nombre de Integral Thermal Shield (ITS). Hace un tiempo decidió diversificar su negocio y comenzó a presentarse a las licitaciones que sacaba el Ejército para vestirse. Y las fue ganando. Ahora, señala, “la mitad de nuestra facturación depende de Defensa”. Desde Siero confecciona y teje ropa para el Ejército de Tierra: hacen chándales, camisetas, pantalones cortos, calcetines... Para el de Aire confeccionan lo que podría considerarse como la ropa de gala, la que usan los militares en su día a día. Tanto ha metido la cabeza la compañía en el mundo de la Defensa que ya trabajan para otro tipo de cuerpos, como la Unidad Militar de Emergencia (UME) o la propia Guardia Civil, a los que también visten. Sobre el Ejército, González asegura que las homologaciones que deben pasar sus productos son “muy exigentes”. Duras y continuas, porque la ropa debe someterse al escrutinio de Defensa antes de ser realizada, durante su fabricación y después. La calidad es una cuestión innegociable para el Ejército, reconocen al unísono los empresarios asturianos. “No son prendas sencillas, requieren muchos requisitos, no se puede dejar nada al azar”, dice.

Trabajar para Defensa engancha. De vuelta a Idonial, este centro tecnológico está dando un paso más e incrementando su relación con el Ejército. Está explorando el desarrollo de nuevos materiales que puedan absorber los impactos y aligerar el peso de los vehículos blindados. “El equilibrio entre el peso y la agilidad es complicado”, asegura González. Pero hasta ahí. Ya no se pueden dar más datos, no se puede adelantar más. Defensa pone la barrera. Secreto nacional.

y, a la derecha, Susana Pascual, con unas gafas de realidad aumentada.

La consultora Indra es otra de las que está ligada al contrato de los blindados 8x8 que se van a construir en Trubia. Se encargará de la parte tecnológica del vehículo. Y se da la circunstancia de que la compañía tiene una oficina en Gijón, desde la que, curiosamente, solo trabaja para el Ejército de manera tangencial, no directa. Desde sus oficinas del parque tecnológico gijonés desarrollan un software (un programa informático) para la gestión del tráfico aéreo que utilizan la británica NATS, la alemana DFS y la española ENAIRE. Pero los tentáculos de la consultora son alargados. Tanto que abrazan a otras compañías auxiliares de las que echan mano para completar sus servicios tecnológicos. Entre ellas figura la gijonesa Pixel Hub, dedicada al desarrollo de sistemas de realidad virtual. Su socia fundadora, Susana Pascual, asegura que “llevamos ya un tiempo trabajando para Defensa, pero a través de Indra”. Lo hacen gracias a haber superado una licitación el año pasado y, por el momento, no puede adelantar demasiado sobre el proyecto en el que están inmersos. Más barreras. Sin embargo, la empresaria sí que se extiende con algo más de desparpajo cuando hace una valoración más general. “El de la Defensa es un sector estratégico que está invirtiendo mucho dinero a nivel nacional, y que supone una gran oportunidad, ya hay muchos proveedores que dependen de este sector”, apunta.

También Indra destaca el enorme yacimiento de empleo que supone este sector. “Estamos digitalizando a los ejércitos más avanzados del mundo, dotándolos de las últimas tecnologías ligadas a la inteligencia artificial, la hiperconectividad, la realidad virtual...”, señala. Como ejemplo, pone el acento en que “hemos desarrollado un radar de vigilancia espacial que detecta objetos en órbitas bajas de la Tierra, a distancias de hasta 2.000 kilómetros y que es uno de los más potentes del mundo”. Tanto están creciendo que en sus oficinas de Gijón superan ya los cien empleos y tienen previsión de engordar su plantilla.

Blas Puerto, dentro del contenedor de Idonial. Ángel González

El propio ministerio de Defensa editó recientemente un catálogo de empresas españolas con las que tenía buena relación comercial y que habían sido acreditadas para trabajar para el Ejército. En el listado figuran cuatro asturianas. Una de ellas es Danima Ingeniería –del grupo Daniel Alonso– y que, según el propio catálogo, colabora con la fabricación de equipos logísticos, como unas plataformas de uso polivalente para la carga y el rescate; unos remolques; o un sistema de manipulación de contendores (SMIC). Otra destaca es Astilleros Gondán que ha fabricado ya varias patrulleras para el Ejército, con capacidad para realizar en operaciones en alta mar y que tienen como objetivo realizar misiones de control de fronteras en mar abierto, luchar contra actividades ilegales como el narcotráfico, el contrabando o delitos contra el medio ambiente, así como servicios de salvamiento búsqueda y rescate.

Más munición, Defensa destaca en su listado a Industrial de Acabados (Indasa), con sede en Gijón, y que está especializad en el tratamiento de estructuras metálicas y aplicación de pinturas. Por último, pone de relieve la labor realizada por la ovetense ESM: Instituto de Investigación en Seguridad y Factores Humanos, y que está especializada en la investigación en el análisis del riesgo y en la creación de entornos virtuales de aprendizaje.

Las instalaciones de ITS en Granda (Siero). Miki López

Tampoco puede dar muchos detalles Mariel Díaz, de la sierense Triditive, sobre la máquina de fabricación aditiva (en 3D) que le ha vendido al Ejército y que descansa desde hace unas semanas en una base de Valladolid. “Es una de las de grandes dimensiones que fabricamos”, señala. Y solo aclara que la gigante impresora va dar servicio al área de logística. “Es para imprimir diversas piezas, para repuestos”, explica. El propio Ejército destacó que la máquina le permitirá “producir grandes piezas de repuesto de acero y polímero para utilizar en las operaciones militares globales”. Triditive fueron otros que, para poder comenzar a vender sus productos al Ejército, tuvieron que pasar por unos exigentes controles. “Tuvieron que venir técnicos del Ejército para comprobar si cumplíamos con los estándares de calidad”, según Díaz. Cumplieron con creces. “Por lo que sabemos están contentos con los resultados, están consiguiendo reducir los costes y los tiempos de fabricación de sus componentes”, apunta. Así que las empresas asturianas siguen superando barreras para equipar, vestir y armar a los militares españoles.

Las instalaciones de ITS en Granda (Siero). Miki López

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