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Guillermo de Novellana, el travieso, el Encapuchado y el asesinato del Orient Express

El escritor asturiano López Hipkiss (1902-1957) fue el traductor del inglés de Richmal Crompton y Agatha Christie y un destacado autor de novelas populares de la posguerra

De izquierda a derecha, las aventuras de Guillermo y algunas de las más conocidas novelas de Agatha Christie son traducciones suyas. Dos de sus series: “Yuma”, para editorial Molino y “El Encapuchado”, para Germán Plaza editor

Hay entre los escritores de Asturias un autor casi tan prolífico como Corín Tellado. Aunque su firma sea mucho menos reconocible. Se trata de Guillermo López Hipkiss o Guillermo “el de Novellana” (1902-1957), como le dicen algunos. Un “artista literario”, a decir que sus biógrafos, que empezó en los años 30 y 40 del pasado siglo aplicando su talento a la traducción de novelas populares originales en inglés y acabó firmando las propias. Algunas de tanto éxito como las de la colección de “El encapuchado” o “Yuma”.

Que “El encapuchado” saliera de la pluma de un asturiano es, a día de hoy, pese a que aún le quedan a López Hipkiss parientes lejanos en la región que bien conocen su trayectoria, casi tan ignorado como que fuera su habilidad para la traducción la que engrandeció en España, en los años de posguerra, la literatura “en edición rústica”. O lo que es lo mismo, la de ediciones económicas para toda clase de lectores, la que se vendía en los quioscos, la de los folletines de aventuras y de género policíaco y de misterio, que fue en lo que destacó Hipkiss. Y eso incluye buenos ejemplos de su talento en las traducciones de las obras de Agatha Christie, “La Sombra”, “Las aventuras de Huckleberry Finn”, de Mark Twain , o la serie “Guillermo el travieso”, de Richmal Crompton. Y en la creación de personajes de acción como Yuma, Perry Baxton, Bob Lester, Lincoln Fields o Milton Drake, el Encapuchado, por citar algunos.

Si alguien conserva algunas de esas novelas, o de otras muchas de la época, podrá comprobar que en las portadas, en diferenciada letra, aparece una variada autoría que apunta siempre a un mismo escribiente: por G. L. Hipkiss; por G. de Novellana; por G. López Hipkiss; incluso con seudónimos firmó sus trabajos: Rafael Molinero, L. H. Butler, John Swindon…

En la Biblioteca Nacional de España hay reconocimiento de que Guillermo López Hipkiss es autor de 168 obras y se cuenta su participación en 241 ediciones. Las primeras que circularon en España de “Asesinato en el Orient Express”, la universal novela de Agatha Christie, llevan un trozo de corazón asturiano. El de un autor que aprendió a hablar inglés con su madre, en España, y lo perfeccionó en las islas británicas cuando, a la muerte de su padre, la viuda y sus hijos cruzaron hacia la patria de Shakespeare.

Guillermo de Novellana

Guillermo de Novellana

De Guillermo López Hipkiss se sabe que nació en Asturias, hay quien dice que en Oviedo, otros que en Novellana, de donde es toda su familia paterna, en agosto de 1902. Su padre, Hermenegildo López Suárez Billar era cocinero y formaba parte del personal de servidumbre de la familia de Mora y Aragón -Gonzalo de Mora y Fernández era el marqués de Casa Riera y su hija, Fabiola de Mora, fue la reina de Bélgica-. En la misma casa trabajaba su madre, Mary Hipkiss, que era la institutriz de la familia de Mora y Aragón. Siendo muy joven Guillermo, con tan solo seis años, fallece su padre y su madre decide regresar a Inglaterra, llevándose con ella a los hijos y acabando así, Guillermo, su educación en el Reino Unido. En algún momento, eso sí, habrían pasado por la tierra del padre porque hay parientes en Novellana que recuerdan oír contar a sus mayores cómo Guillermo López llegó a residir en el pueblo de Cudillero con su madre, entre otras cosas por la singularidad de que la familia era anglicana.

Con los años a Guillermo López Hipkiss le acabó tirando la patria y volvió a España con poco más de 25 años para afincarse en Barcelona. Allí empezó a trabajar como traductor en la editorial Molino, y hay reseñas que reconocen el talento e ingenio con que ejercía, “destacando sus traducciones no solo por el conocimiento del idioma inglés, sino también por el de los autores”, dice Francisco Tadeo Juan en una recopilación sobre la Historieta en España. No había muchos españoles que supieran inglés entonces en España, que privilegiaba el francés y el alemán.

En los inicios fue muy reseñable su trabajo con la serie de Guillermo el Travieso, que le llevó a firmar hasta siete títulos: “Travesuras de Guillermo”, “Los apuros de Guillermo”, “Guillermo el proscrito”… y lo mismo con las historias de Buffalo Bill.

En los años 30 firmaría el que se considera su primer personaje propio, dice Tadeo Juan, como es el personaje de Diamond Dick. “Era un narrador congénito, con ingenio y talento, un amante de lo oculto, de lo misterioso, de modo que a los 31 años ya tiene catalogadas sus primeras obras dentro del género que le apasiona, o sea el aventurero-misterioso-detectivesco”.

Con la guerra, López Hipkiss se cree que estuvo preso, y al concluir la contienda civil se casó con una aragonesa, Bárbara Viu, con la que tuvo una hija, Maya. Su madre contó en su día al biógrafo de Hipkiss que “le pusimos Maya porque es una flor que se parece a la margarita, es la diosa Maya… y Maya es ilusión. Cuando fuimos a inscribirla, pues no nos dejaban y como era el dos de mayo, pues le pusimos María Cruz. Pero ella siguió siendo Maya”. Y Maya fue, de hecho, el nombre de otra serie que llegó a escribir el autor.

Siendo muchos sus destacados trabajos, hay uno que le dio satisfacción: fue su versión de “Las aventuras de Huckleberry Finn”, de Twain, “por el que llegó a ser felicitado por la embajada americana, en 1944”. Y de las creaciones propias, en esa época fue también cuando recibió el encargo de idear un personaje nuevo, que impactara tanto como “La Sombra”, y así nació en 1942, en la colección “Hombres audaces-Nueva serie”, el personaje de “Yuma”, que escribiría hasta 1946. Es ya una época muy prolífica y un no parar del autor de Novellana, pasando por la editorial Bruguera y otras de la época. Y el culmen, quizá, fue la que sería su más famosa obra, que desde el primer número fue un bestseller: “El encapuchado”. La obra del traductor fue traducida y publicada en Europa. Su éxito la llevó al formato de historieta, con guiones y dibujos del artista Adriano Blasco, y empezó a publicarse en la revista “El Coyote”.

Un apunte: Hipkiss fue también un hombre versátil y por eso trabajó una época en Radio Nacional de España y, por los años 50, en la casa de doblajes “La Voz de España”. Los que conocen su trabajo reseñan que “infinidad de doblajes se deben a este autor, entre ellos el film de Frank Capra ‘Vive como quieras’, un clásico que supo adaptar como nadie”.

Un cáncer de colon acabó con su vida en Barcelona, en 1957, a los 55 años, y para la historia su trabajo quedó recordado en las obras “La novela popular en España”, y el “Atlas de cultura popular: de la historieta y su uso”.

Hace poco menos de un año, en verano, una nieta de López Hipkiss pasó por Asturias buscando sus raíces.

En fechas recientes el abogado Carlos Colubi, en un artículo publicado en la revista de la Asociación de Amigos de Cudillero, rescataba la figura de Guillermo de Novellana y proclamaba su gloria, pese a reconocer que “jamás había tenido noticia de que tuviéramos en la zona un autor de su relevancia”.

Contaba Colubi que fue una amiga leonesa, María José Eiriz, casada en Oviedo y con grandes vínculos con Asturias, la que en un grupo de wasap de excompañeros de promoción de la Facultad de Derecho -de esos que salvaron la soledad de la pandemia- le vio citar la localidad de Novellana. “Y, tras ese comentario, María José Eiriz me sorprendió diciéndome que cómo no le había hablado nunca de Guillermo de Novellana. Para ella, leerle fue ‘lo mejor que le había pasado en la vida’, porque según su criterio consiguió como traductor dar realce a unas obras que “si él no las traducía, se te caían de las manos”. “A mí me enseñó a hablar, a reír… mucha gente dice que le gusta como hablo y fue su lectura la que me dio forma y me enseñó sentido del humor”, le aseguró a Colubi esta fiel lectora.

Un pariente ya muy lejano en el árbol genealógico de los López de Novellana asegura que su propia hermana, lectora empedernida de Agatha Christie, le preguntó un día a su madre por ese pariente que traducía y escribía y por cuál era su firma. “Le enseñó la portada de un libro que estaba leyendo, donde ponía el nombre de Guillermo L. Hipkiss, y mi madre le dijo que el nombre era justo, como ese de la portada”.

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