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reportaje

El lamento de los maestros asturianos a seis días de las oposiciones: "No garantizan que un buen docente saque la plaza fija"

Casi 6.500 profesores se enfrentarán el próximo sábado a un examen en el que la experiencia pierde peso | Los aspirantes afrontan el proceso "con mucho cansancio", sobre todo los interinos de larga duración, que se quejan de tener que hacer "un esfuerzo extraordinario cada dos años"

La macrooposición docente en Asturias

Unos lo afrontan “con ganas” y otros “con desánimo”. Pero todos coinciden en una cosa: “Estamos muy cansados”. Cansados por llevar nueve meses preparando intensamente este examen (y en muchos casos, a la vez trabajando) y cansados por tener que hacer el mismo “esfuerzo extraordinario” cada dos años.

Son los maestros que en menos de una semana (el próximo sábado día 18) se enfrentarán a las oposiciones de Educación. Están convocadas 398 plazas, 370 de turno libre y 28 para aspirantes con discapacidad reconocida. Por ellas pelearán 6.459 profesores en quince sedes (entre instalaciones universitarias, colegios, institutos y conservatorios) repartidas por Oviedo, Gijón, Avilés, Mieres y Langreo. El sábado 18 tendrá lugar el examen teórico y una semana después, el 25, la prueba práctica. Posteriormente, a partir del día 27, los aspirantes leerán ambas partes ante un tribunal. Quienes consigan más de un 5, pasarán a la segunda fase de la oposición, que es la defensa de la programación y la unidad didáctica. El último filtro es el concurso de méritos.

El proceso llega con alguna novedad respecto al último, el de 2020. La principal afecta al baremo y más en concreto a la experiencia de trabajo, que muy en resumen contará menos. Si en el año de la pandemia se tenía en cuenta hasta diez años de experiencia, ahora solo se contabilizarán cinco. Y además, los puntos son menos: de 7 se pasa a 5 en la pública. En la concertada, en cambio, la situación mejora al valer el trabajo en las aulas 0,50 en lugar de 0,15 y se puede alcanzar una puntuación máxima de 2,5 por 5 años en vez de 1,5 por una década como hasta ahora.

La variación en la experiencia desespera a los interinos de larga duración y, como es lógico, contenta a los más jóvenes. En cualquier caso, ninguno está de acuerdo con el sistema de oposición actual. Aseguran que el modelo vigente “no es el adecuado para garantizar que un docente con formación y vocación acceda a una plaza fija, que es lo que realmente hace falta en las aulas”. En su lugar, critican, se premia básicamente “la capacidad memorística” de un maestro justo cuando se pide con la Lomloe enseñar de forma competencial a los alumnos.

«Un examen memorístico parece que determina al buen docente y no es así. el temario además está anticuado. creo que un modelo MIR como el de los médicos le vendría bien a la educación. afronto la prueba con realismo, ya que tengo poca experiencia»

Sara Sagredo Barcina (Música)

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El proceso de concurso-oposición para estabilizar interinos cambiará de nuevo el año que viene, pero no lo suficiente. No habrá una modificación de fondo como reclaman los aspirantes. Hasta 2024 estarán vigentes las siguientes medidas: vuelve a contar la experiencia de 10 años, se valorará el trabajo realizado en la especialidad en vez de en el cuerpo y se reducirá las puntuaciones de los títulos, que en muchas ocasiones se consiguen de forma rápida, pagando importantes cantidades de dinero en universidades privadas.

Pero estamos en 2022 y las oposiciones del próximo sábado son prácticamente las mismas que las de 2020 con la variación (importante) de la experiencia. Precisamente, la consejería de Educación generó cierto revuelo en las últimas semanas publicando “hasta cuatro baremos diferentes debido a errores informáticos”, según denuncian los propios afectados. Solucionado este punto, parece que ya está todo listo para unas macrooposiciones en las que se recomienda el uso de la mascarilla pese a la mejora del covid. En las aulas se examinarán aspirantes de las especialidades de Infantil, Primaria, Pedagogía Terapéutica, Inglés, Educación Física, Audición y Lenguaje y Música.

«Pasas por diferentes etapas: en algunas afrontas la prueba con ganas, motivada, y en otras te pueden el desánimo y el cansancio. yo ahora tengo un poco de todo. la clave para no tirar la toalla es convertir el estudio en un hábito»

Selene Fernández García (Infantil)

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Natalia Arias Rozada será una de ellas. Lleva de interina desde 2011, es decir, 11 años. Así que es una veterana de las oposiciones a maestro. A las del próximo sábado se presentará por Primaria y confiesa estar “desganada y agotada”. No es para menos: tiene que compatibilizar el estudio con el trabajo. “Desde hace tres años estoy en un centro de Tineo y vivo en Oviedo. Todos los días voy y vengo. Lo normal es dedicar a la preparación de las oposiciones un mínimo de tres horas diarias, pero este año me está costando lo mío porque he tenido muchos problemas familiares”. Después de más de una década en busca de una plaza fija, Arias indica que ya sacó “un 7, un 9, un 8...”. “¿Qué tengo que demostrar? ¿Que me sé el temario? Pues por supuesto, trabajo con él todos los días”, se queja.

Esta maestra eleva el tono de su crítica. “Yo no puedo estar un año sí y otro no dedicando cuatro horas diarias a estudiar para las oposiciones. ¡Es que ni Einstein!”, reflexiona. “Es un esfuerzo extraordinario –añade– que no me lo pueden exigir a los 30, a los 40, a los 50, a los 60... Porque llega un momento que no puedes más”. Y a todo ello se suma los cambios constantes en el proceso, en esta ocasión contando menos la experiencia, lo cual le perjudica. “Es todo un despropósito y totalmente injusto para todos: para los que empiezan y para los que llevamos años haciendo kilómetros para ganar puntos”. Natalia Arias también denuncia que en un curso en el que la convocatoria de oposiciones se adelantó varios meses el baremo no hubiera salido “hasta este mes y encima cuatro veces mal”. Por otro lado, considera que las plazas ofertadas son escasas pese a la urgencia que hay por estabilizar personal. “Hay tres plazas para cada tribunal y somos 72 aspirantes. Es decir, que 69 vamos a suspender y lo venden como un gran triunfo de oferta pública de empleo”, protesta.

«No puedo estar un año sí y otro no dedicando cuatro horas diarias a estudiar para las oposiciones. ¡Ni Einstein! Estoy desganada y agotada. Llevo once años de interina y desde hace tres trabajo en Tineo y voy y vengo desde Oviedo»

Natalia Arias Rozada (Primaria)

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Garbriel Martín Fernández lleva también “casi once años” como interino. “He pasado por multitud de colegios de toda Asturias: Cerredo, Cangas del Narcea, Llanes, Villaviciosa, Turón, Campomanes...”, cuenta. Ahora mismo no está dando clases, aunque estuvo en las aulas hasta principios de este mes. Hará el examen por la especialidad de Música. “Tener que repetir este proceso cada dos años es bastante cansado. En concreto, este año me apunté a una academia al volver de las vacaciones de Navidad, coincidiendo que tenía un contrato a media jornada. Empecé muy motivado pero, al no tener el hábito de estudio, me estoy dando cuenta cuanto más cerca el día que voy muy pillado”.

Este profesor ovetense, que también imparte Llingua Asturiana y que reivindica la creación de su especialidad, rechaza el baremo. “Cuando me presenté la primera vez, la experiencia valía muchísimo y ahora que tengo gran experiencia ha bajado para que tenga más valor la formación, la cual muchas veces se consigue a base de talonario y cursos, grados o másteres en universidades privadas”, señala. “A mí esto –apunta– me perjudica pero para alguien que lleve pocos años le viene estupendo”. Aun así, tampoco tiene clara la solución: “¿Dónde está el punto medio o el más beneficioso para todos con el objetivo de tener unos buenos profesionales en las aulas? No lo sé”.

Lo que sí sabe Nuria Garrido Valdés, una joven opositora ovetense de 27 años, es que “hay que actualizar el proceso de oposición”. “Sé que es muy difícil diseñar una oposición justa y equitativa a gusto de todos, pero no creo que tal y como está planteada ahora se valore a un buen docente con formación y vocación, que es lo que realmente hace falta en los centros”, opina. Garrido se estrena en las oposiciones de Educación y hará el examen por la especialidad de Infantil. Lleva aproximadamente doce meses estudiando para ello con la ayuda de una preparadora. “Al principio centré el cien por cien de mi atención en las oposiciones pensando que era la única salida u opción posible. Pero a medida que fui avanzando en el proceso comprendí que, durante la preparación, la vida sigue pasando y que no todo está en tus manos. En ese momento aprendí a vivir y a opositar a la vez, aunque con muchos altibajos emocionales”, confiesa.

«Cuando me presenté la primera vez, la experiencia valía muchísimo. Ahora que llevo casi once años de interino, ha bajado para que tenga más valor la formación, que se consigue muchas veces a base de talonario y cursos en privadas»

Gabriel Martín Fernández (Música)

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Garrido Valdés ha compaginado estos meses de estudio con el voluntariado en la asociación “Es más lo que nos une”, ofreciendo apoyo a niños con necesidades educativas especiales. La ovetense opina que lo peor del proceso es “la inseguridad y la soledad”. Y se explica: “La inseguridad porque te juegas todo tu esfuerzo en unos días y nunca sabes si vas lo suficientemente formado, sobre todo para el supuesto práctico. Y soledad porque ni otro opositor vive tu mismo proceso con tus mismas circunstancias personales”.

Selene Fernández García tiene 33 años, es de Langreo, lleva tres años como interina y, como muchos otros opositores, trabaja y estudia a la vez. Este curso está en el colegio Maliayo, en Villaviciosa. “En estos procesos de oposición pasas por diferentes etapas, en algunas afrontas la prueba con ganas, motivada, luego hay etapas donde te puede el desánimo y el cansancio. Yo ahora me encuentro en una etapa con un poco de cada una de las anteriores; lo afronto con ganas pero ya estoy muy cansada mentalmente”, expresa. Pese a los altibajos, Fernández nunca ha tirado la toalla. Su clave es: convertir “en hábito” el estudio “por mucha pereza que te de”. “Cuando se convierte en hábito es más fácil buscar tiempo para estudiar y prepararlo”, comenta. La aspirante a una plaza de Infantil también recomienda “buscar siempre la motivación”, esa “con la que empezaste el proceso”.

La profesora de La Felguera opina, al igual que sus compañeros, que aprobar unas oposiciones “no determina que seas un buen o mal docente”. Selene Fernández aprovecha para hacer una petición a nivel de aula a las administraciones: “Necesitamos menos burocracia y más apoyo en las aulas y en los colegios”.

«Pido a la administración rapidez y claridad a la hora de sacar los datos, en especial los criterios de valoración. Uno de los problemas con los que nos hemos encontrado en este proceso son los errores en los baremos publicados»

Carlos Sagredo Barcina (Primaria)

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Sara y Carlos Sagredo Barcina son hermanos y los dos se presentarán a las oposiciones del próximo sábado. Para ninguno de los dos es algo nuevo, ya tienen algo de experiencia en las pruebas, pese a su juventud. Sara tiene 31 años y se presentará por la especialidad de Música, y Carlos tiene 27 y hará el examen por Primaria. “Como interina llevo dos años y este curso ha sido el primero trabajando de continuo en los Oscos. Llevo preparando la prueba desde septiembre. Tengo media jornada por lo que prácticamente estudio más que trabajo”, señala Sara Sagredo, que afronta las oposiciones “con ilusión”, pero ante todo “con realismo”. “El sistema valora más la experiencia que lo que podamos aportar los jóvenes. Llevo poquito trabajando, así que tengo pocos puntos”. Sagredo rechaza que se conceda una plaza a un docente “por su capacidad memorística, en mi caso por 25 temas”. Además, esta cántabra afincada en Asturias considera que los temarios están “anticuados” y cree que a la educación le beneficiaría el sistema MIR de los médicos.

Por su parte, Carlos Sagredo lleva tres años de interino y en la actualidad está en el colegio Peña Tú de Llanes. “Llevo estudiando desde el 1 de septiembre. Empecé a descansar los fines de semana pero de unos tres meses para aquí ya solo paro una tarde a la semana. Afronto la prueba con optimismo y con el típico nerviosismo, espero hacerlo tan bien como la última vez”, manifiesta. Para este joven maestro, el cambio en el baremo, con pérdida de peso de la experiencia, es “beneficioso”. Eso sí, se queja de los habituales problemas informáticos del portal de Educastur y de los errores registrados en los baremos en los últimos días. “A la Administración le pediría rapidez y claridad a la hora de sacar los datos, en especial los criterios de valoración”, remata.

Participantes en una oposición en 2019. | Irma Collín

La recomendación de los expertos

Dejar de lado las redes sociales y los grupos de Whatsapp, que solo hacen “incrementar los nervios”; bajar el ritmo de estudio y centrarse en afianzar contenidos; y dormir ocho horas y tener una alimentación sana. Son algunos de los consejos que da Pilu Hernández Dopico, maestra y preparadora de opositores desde el año 2007 en varios puntos de España, ante la proximidad de las oposiciones de Maestros. “Cuando el examen está a la vuelta de la esquina, ya no es posible tratar de hacer lo que no se ha hecho durante todo un año. Repasar y reforzar lo aprendido es crucial para afrontar el examen con la calma necesaria”, sostiene la profesora. Para el día antes del examen, Hernández recomienda “hacer ejercicio y tomar un buen desayuno, repasar para tener los conceptos claros, preparar todo lo necesarios para el examen, buscar distracciones, cenar ligero y pensar en positivo”. La experta aboga también por un cambio en el modelo de oposiciones y se muestra a favor del MIR educativo. Defiende, además, una carrera de Magisterio “más práctica desde el primer curso, con tres días en centros educativos y dos en la Facultad”.

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