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Análisis

El impostado debate del impuesto de los "ricos"

Asturias se descuelga de la batalla política sobre el tributo de Patrimonio, con más carga ideológica que Económica

El impostado debate del impuesto de los "ricos"

¿Quién da más... y pide menos? Las comunidades gobernadas por el PP han destapado la caja fiscal de los truenos, con una escalada de rebajas tributarias que ha colocado en el punto de mira un impuesto menor en cuantía pero con gran carga política: el Impuesto de Patrimonio. En Asturias, lo pagan anualmente unas 3.500 personas con un patrimonio medio de 2,5 millones de euros y que pagan de media cuantías en torno a los 6.000 euros. El PSOE se ha volcado a defender el tributo, por considerar que es una aportación de los más ricos y ha sacado la propuesta de un tributo especial a las rentas altas, como misil al otro lado del telón de acero que se ha instalado entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. El presidente asturiano, Adrián Barbón, ya ha dejado claro que él no tocará el tributo.

Pero el Impuesto de Patrimonio encierra muchos matices, aunque queda en la simplificación del debate como una medida "contra ricos". Lo cierto, como reconocen los expertos fiscales, es que las verdaderas fortunas suelen esquivarlo al constituir sociedades con su patrimonio. Y es también un impuesto singular, porque en Europa únicamente lo aplican Suiza Liechtenstein y Noruega. Incluso los socialistas sopesaban eliminarlo en las propuestas de reforma fiscal y el presidente Zapatero lo suprimió en 2008. Sin embargo, el Gobierno del PSOE volvió a recuperarlo, presumiblemente con carácter temporal, en 2011 bajo el argumento de la coyuntura económica.

El debate, por tanto, tiene otros fundamentos. El principal, el político: el ruido de sables para las próximas citas electorales es enorme, amplificado por los sondeos, la inflación y la incertidumbre económica para los próximos meses. Socialistas y populares han encontrado en esta disputa una fórmula perfecta para diferenciarse y, de paso, lograr aliados y detractores que ayuden a convertir el clima político en dicotómico.

"Tenemos una carga fiscal bastante elevada en relación con españa y, sobre todo, con las autonomías vecinas" Vicente Montes

Existe otro, económico: es indudable que la recaudación fiscal de la Agencia Tributaria ha aumentado a causa de la inflación. En el caso de Asturias, la diferencia entre el primer semestre de este año y el mismo periodo del anterior ronda casi los 600 millones. En el conjunto de España, los 47.000 millones. El argumento del PP es que esa engordada recaudación debe reducirse para dejar dinero a los contribuyentes; el del PSOE, que es necesaria para activar los mecanismos de protección social en un clima económico adverso. El haz y el envés, dos orientaciones ideológicas de la economía contrapuestas.

Los expertos reconocen que el Impuesto sobre el Patrimonio tiene poca relevancia económica, pero carga de profundidad ideológica. Y que la presente discusión radica en el corazón mismo del modelo fiscal de España, con márgenes de autonomía para las comunidades, especialmente elevado para el País Vasco y Navarra.

Y otra cuestión se ha puesto sobre la mesa en este debate: la caza de los ricos. Para las comunidades del PP, atraer rentas altas es una forma de contribuir a engordar la economía regional. ¿Y puede tener ese efecto la asimetría entre territorios en la aplicación de este tributo? Sin duda, señalan los expertos. Pero quizás las comunidades no deben mirarse unas a otras: Portugal, con un gobierno socialista, aplica una fiscalidad cuatro puntos más baja que la de España y es un imán para grandes patrimonios, inversores, empresarios y emprendedores. De hecho, "roba" contribuyentes a Andalucía y Extremadura. Mientras en España se desata la discusión política, el vecino luso se lo lleva, sin ruido.

Cuatro expertos asturianos responden a estas cuatro preguntas

  1. En el debate que enfrenta la «autonomía fiscal» y la «armonización», ¿dónde cree que está el equilibrio?
  2. ¿Se convierte ahora Asturias en una isla fiscal al mantener sucesiones y no tocar tramos autonómicos del IRPF?
  3. ¿La presión fiscal de los asturianos es acorde a los servicios públicos que reciben?
  4. ¿Suprimir el Impuesto de Patrimonio tiene efecto real económico o es un maquillaje político?

JESÚS TUYA DELEGADO TERRITORIAL PARA ASTURIAS Y LEÓN DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE ASESORES FISCALES, ECONOMISTA Y ASESOR FISCAL

«Asturias lleva tiempo siendo una isla fiscal y cada año que pasa está rodeada de más agua y más lejos de la costa»

"Tenemos una carga fiscal bastante elevada en relación con españa y, sobre todo, con las autonomías vecinas" Vicente Montes

  1. El equilibrio está en aquel punto en el que se obtienen unos ingresos a corto, medio y largo plazo que permiten incurrir en unos gastos gestionados con eficiencia. El dinero tiene que estar en el patrimonio de los ciudadanos, y sólo pasar al Estado y/o las CC AA cuando es indispensable para afrontar determinados gastos y/o inversiones que son necesarios para mantener un nivel de prestación de servicios públicos deseable. Nunca debería estar el dinero en manos de las administraciones públicas y que luego éstas piensen en qué gastarlo.
  2. Asturias lleva tiempo siendo una isla fiscal y cada año que pasa está más rodeada de agua y más lejos de la costa. No sólo es que ahora Andalucía elimine el impuesto sobre el patrimonio, es que llevamos años en los que Galicia, Cantabria y Castilla León, por mencionar las comunidades, están mejorando la tributación en sucesiones y en el impuesto sobre la renta. No nos podemos permitir ser una de las comunidades autónomas con los impuestos más altos cuando necesitamos reindustrializar nuestra economía, reforzar nuestro sector primario y, en definitiva, atraer capital estable que nos ayude a evitar la pérdida progresiva de población activa y población total.
  3. No tengo información suficiente. Pero me gustaría que la clase política utilizara con frecuencia la palabra "eficiencia" y que esta optimización de recursos se lleve a la práctica como uno de los principales objetivos que todo dirigente tiene, ya sea en una empresa privada o pública.
  4. Conviene no olvidar la historia del Impuesto sobre el patrimonio. Nació en 1977 con carácter excepcional y transitorio. Perdió este carácter en 1991 sobre la base de que tenía que gravar la capacidad de pago adicional que la posesión de un patrimonio supone, pero a la vez con un marcado carácter censal y de control y no tanto con un objetivo meramente recaudatorio. En 2008 (el año del inicio de la crisis inmobiliaria) se suprime con la aplicación de una bonificación del 100% aplicable con carácter general. La vocación es que desaparezca. Y se rehabilita en 2011, en principio sólo para dos ejercicios: el 2011 y el 2012. Pero sigue vigente… Para algunos… Es una figura impositiva que no debería existir, eludiendo la competencia entre quienes son eficientes y quienes no lo son. Porque el problema no está en el Impuesto sobre el Patrimonio, el problema es mucho mayor y es que cuando un asturiano decide irse a otra autonomía, su cuota autonómica en el IRPF va a ser también ingresada por esa autonomía y eso suele ser mucho más importante que la cuota del Impuesto sobre el Patrimonio y la eventual cuota en el Impuesto sobre Sucesiones.

SANTIAGO ÁLVAREZ, PROFESOR DE HACIENDA PÚBLICA Y SISTEMA FISCAL DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO

"Tenemos una carga fiscal bastante elevada en relación con España y, sobre todo, con las autonomías vecinas"

"Tenemos una carga fiscal bastante elevada en relación con españa y, sobre todo, con las autonomías vecinas" Vicente Montes

  1. La corresponsabilidad fiscal consiste en que las comunidades tengan competencias para demandar mayores impuestos a sus ciudadanos si quieren más ingresos, en vez de pedírselo al Gobierno central. Hay limitaciones: no puede haberla en el IVA ni en los impuestos especiales armonizados, porque lo impide la UE. De una manera muy sensata, el sistema español no descentralizó Sociedades hacia las comunidades de régimen común, porque podría generar problemas importantes de descentralización de empresas. Por tanto, lo único que quedaba era el IRPF, impuestos patrimoniales y Transmisiones. España tiene la peculiaridad del régimen foral, en el que las competencias son bastante mayores, así que el grado de autonomía fiscal que tienen actualmente las comunidades de régimen común es bastante razonable y equilibrado.
  2. Asturias es que es una de las comunidades con un grado de tributación más elevado en los tres grandes impuestos directos personales: Renta, Patrimonio y Sucesiones. Tenemos una carga fiscal bastante elevada en relación al conjunto de España y, sobre todo, a las comunidades limítrofes, Galicia, Castilla y León y Cantabria. Lo que más debería preocuparnos es ver cómo estamos en relación con nuestros vecinos, no con Madrid u otras comunidades.
  3. Para mantener buenos servicios públicos debe haber buen nivel de ingreso tributario. Pero este no solo depende de los tipos impositivos, también en buena medida de las bases imponibles. Asturias es la comunidad en la que menos creció la capacidad fiscal con el actual modelo de financiación autonómica; así que el problema no es solo cuánto necesitamos recaudar, sino cómo recaudarlo. Madrid es la comunidad que más bajó los tipos impositivos con la nueva financiación, pero su capacidad fiscal creció un 40%. No podemos quedarnos en que como necesito dinero y recaudo poco tengo que subir mucho los tipos impositivos, porque eso puede llevarnos a tener cada vez menos riqueza.
  4. Es un impuesto distorsionador, aporta poca recaudación, pero puede hacer que personas con patrimonios muy elevados prefieran situarse en territorios o países como Portugal, donde no se paga. Alicia Munnell, gran economista americana, dice que nunca entendió por qué los impuestos sobre la riqueza, que suponen un ínfimo porcentaje de la recaudación, generan más discusión que el resto del sistema impositivo junto. Seguramente porque detrás hay un debate mucho más ideológico que recaudatorio.

MANUELA FERNÁNDEZ JUNQUERA, CATEDRÁTICA DE DERECHO FINANCIERO Y TRIBUTARIO DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO JUBILADA DESDE HACE UN PAR DE AÑOS

«Había que cuestionarse el sentido de la autonomía fiscal, pero ahora es tarde, vemos las consecuencias»

"Tenemos una carga fiscal bastante elevada en relación con españa y, sobre todo, con las autonomías vecinas" Vicente Montes

  1. Autonomía y armonización vienen a ser dos términos contradictorios. La autonomía por sí misma no tiene que depender de nadie, mientras que la armonización exige una segunda parte con la que armonizarse. Luego es difícil por no decir imposible hablar de un equilibrio. ¿Dónde está el equilibrio entre lo negro y lo blanco? Habría que empezar por cuestionarse el sentido de la autonomía fiscal. Ahora, cuando ya es tarde, vemos las consecuencias.
  2. Asturias no se convierte en ninguna isla fiscal, como cosa extraordinaria. Cada autonomía es una isla fiscal. Las competencias fiscales han sido transferidas por ley. Lo que puede preguntarse Asturias es por la razón, o la necesidad, de mantener todos los impuestos en los niveles de mayor exigencia recaudadora. Y más si la Administración asturiana considera que contribuyentes de rentas y patrimonio elevados pueden escoger la ‘isla’ en la que prefieren vivir. Esto nos llevaría a cuestionar el gasto público que atienden estos ingresos. Lo que ya es una cuestión más política que jurídica.
  3. Esta pregunta conduce a la respuesta anterior. Si es acorde o no debería de responderse con los resultados de las próximas elecciones autonómicas. Aunque los votantes no suelen tener presentes estas cuestiones a la hora de emitir su voto.
  4. Suprimir el impuesto de Patrimonio tiene un efecto económico real, como lo tiene suprimir cualquier impuesto. Cosa distinta es a cuanto pueda ascender para las arcas públicas. Me consta que más de un contribuyente por este impuesto ha modificado su residencia fiscal, lo que significa que particularmente para el contribuyente sí tiene efecto real. Lo que siempre se olvida de este impuesto es la causa de su origen. Y recuerdo que este impuesto nació como "extraordinario", lo que significaba su carácter temporal, debido a que tenía como finalidad el control del nuevo IRPF que acababa de aprobarse allá por el año 1978. Pero como ahora dicen los modernos, sorprendentemente parece que "llegó para quedarse".

JESÚS SANMARTÍN, ASESOR FISCAL AVILESINO, DURANTE 13 AÑOS ESTUVO AL FRENTE DEL REGISTRO DE ECONOMISTAS ASESORES FISCALES

«Esta discusión tributaria es de segundo nivel, mejor sería enfocarnos a nuestro sistema productivo»

"Tenemos una carga fiscal bastante elevada en relación con españa y, sobre todo, con las autonomías vecinas" Vicente Montes

  1. Cambiar a un modelo de total armonización sería romper con uno de los principios sobre los que se sustenta nuestro sistema tributario. Pasar de la "autonomía" a la "armonización" se hará de "facto" en el momento en el que la competencia fiscal entre las distintas Autonomías se limite a que todas apliquen las mismas ventajas tributarias y tipos impositivos. Para que se dé un equilibrio entre "autonomía" y "armonización" es necesario que cambie la legislación actual, estableciéndose un nuevo modelo que parta de unos tipos impositivos mínimos obligatorios para todas las autonomías, que se puedan subir hasta un tope, en función de los criterios que se determinen.
  2. Asturias todavía está a tiempo de modificar su política de tipos impositivos, bonificaciones o reducción de tramos autonómicos en el IRPF, y entrar en esta guerra de tributación a la baja que se está planteando entre autonomías, tiene potestad para ello. Esta cuestión depende de los criterios con los que el Gobierno de Asturias quiera afrontar la recaudación de los ingresos tributarios necesarios para atender el gasto público presupuestado. Que Asturias se convirtiese en una isla en estos temas no sería bueno, pero sería peor no obtener los recursos necesarios para cubrir los gastos comprometidos con los ciudadanos. Lo preocupante es que nos convirtamos en una isla desierta en los temas verdaderamente relevantes que atañen a una economía productiva. Esta discusión tributaria es de segundo nivel, mejor sería enfocar nuestras preocupaciones en mejorar nuestro sistema productivo, esto nos aseguraría un futuro más prometedor.
  3. Es un tema muy subjetivo. Cada ciudadano lo percibirá de una manera distinta. Los servicios que los asturianos recibimos creo que son más que aceptables.
  4. Las últimas estadísticas de las que disponemos nos dicen que este impuesto recauda en todo el Estado un importe de 1.300 millones de euros, de los cuales la Hacienda del Principado recaudó 20 millones. Muy poca recaudación para tanta polémica. Se dice de este impuesto que es una antigualla tributaria, que tiene un efecto desincentivador en la inversión y que incita a la deslocalización. Por tanto, si se suprimiese, no creo que las Haciendas de las autonomías sufran mucho por ello y además nos libera de polémicas inútiles.

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