Patrimonio Inmaterial del Camino de Santiago Primitivo: Relatos de tradición oral (4)

El preso amamantado por su hija

LA NUEVA ESPAÑA prosigue la selección de relatos de tradición oral, recogidos mediante trabajo de campo por el investigador Jesús Suárez López en los concejos que atraviesa la ruta primitiva del Camino de Santiago a su paso por Asturias: Oviedo, Las Regueras, Grado, Salas, Tineo, Allande y Grandas de Salime. Esta recopilación ha dado lugar al libro "Patrimonio Inmaterial del Camino de Santiago Primitivo. Relatos de tradición oral (2024)", recientemente publicado, del que extraemos una muestra representativa de cada uno de los concejos mencionados.

"Caritas romana" (1612), de Peter Paul Rubens, Museo del Hermitage

"Caritas romana" (1612), de Peter Paul Rubens, Museo del Hermitage

Jesús Suárez López

Jesús Suárez López

El relato

Lugar: Bustellón (Tineo).

Narrador: Edmundo Rodríguez Suárez, 84 años (2007)

Tamién contaban de que los frailes de Obona castigaran a un paisano, metiéranlo emparedáu en un sitio y había un furaco namás pa respirar... hasta que se moría. Pero entós tenía una hija que diera a luz y iba a mete-y la teta por aquel furaco, ya’l paisano mamóu ya sostúvose los días aquellos. Ya entós dijienon que era santo, pero nun sabían que fuera la hija a da-y la teta a mamar pol furaco. Eso fue ahí nu convento, ahí n’Obona. Eso hablaba mi padre, sí, sí, hablaba él esas cosas.

La interpretación

Los frailes del monasterio de Obona emparedan a un hombre para que muera por inanición. Una hija de éste, recién parida, lo alimenta dándole de mamar a escondidas. Los frailes, desconocedores de este hecho, consideran que el hombre está favorecido por la providencia divina, pues resiste mucho tiempo sin morir. Aunque los hechos que narra esta leyenda se sitúan en el monasterio de Obona (Tineo), lo cierto es que el relato original es mucho más antiguo que el propio monasterio.

La primera referencia de la que tenemos noticia se encuentra en la "Historia Natural" de Plinio el Viejo, compilada en el siglo I antes de Cristo. Cuenta Plinio que había en Roma una mujer plebeya, en estado lactante, que tenía a su madre en la cárcel, privada de alimento. A la hija se le permitía visitar a su madre sin llevarle ninguna clase de comida. Cuando los carceleros descubren que la hija alimentaba a su madre con la leche de sus pechos, quedaron profundamente conmovidos por ese acto de piedad filial. A consecuencia de este hecho, la mujer fue liberada. En ese mismo lugar, en memoria de aquel suceso, se levantó el templo de la diosa Piedad.

El preso amamantado por su hija

"Fresco de Pompeya" (45-79 d. C.), Museo Arqueológico Nacional de Nápoles / .

Dos siglos más tarde, en el siglo I después de Cristo, el escritor romano Valerio Máximo reproduce nuevamente este relato en sus "Hechos y dichos memorables". Ahora el protagonista es Micón, un hombre anciano que se encuentra condenado a morir de hambre en la cárcel y a quien su hija amamanta a escondidas. Al igual que la mujer del relato de Plinio, el anciano Micón es indultado en reconocimiento al amor filial mostrado por su hija.

En la antigua Roma, la atención a los progenitores era considerada un valor primordial en la formación de las personas y se fomentaba con modelos a imitar, hasta tal punto que en algunos dormitorios infantiles exhumados en la ciudad de Pompeya aparecen representaciones de esta misma escena:

El relato de la hija lactante que amamanta a su madre se difunde en España a través del "Libro de los enxemplos por A. B. C.", escrito por Clemente Sánchez Vercial hacia 1435. Sin embargo, será la figura del padre anciano amamantado por su hija la que alcance mayor fortuna, siendo reproducida en pinturas, grabados, esculturas, cerámicas, etcétera a lo largo de los siglos. Este tema iconográfico fue ampliamente recreado durante el Renacimiento y el Barroco por numerosos artistas que, bajo la coartada de la "piedad filial", erotizan el cuerpo de la mujer lactante. En la actualidad existen más de trescientas representaciones de esta escena por mano de pintores holandeses, alemanes, franceses e italianos. Caravaggio la reproduce en "Las siete obras de misericordia" que pintó, en 1607, en la iglesia del Monte Pío de Misericordia de Nápoles. Rubens pintó numerosas versiones de este motivo, la primera fechada en 1612. Sin embargo, tuvo muy pocas recreaciones entre los artistas españoles de la época, a excepción de Murillo (1617-1682) y José de Ribera (1591-1652), ya que la vigilancia del Santo Oficio no toleraba tal expresión de deshonestidad.

El preso amamantado por su hija

"Caridad romana", de Jules Lefebvre (1863) / .

La nómina de artistas que recrearon esta escena se prolonga hasta el siglo XIX, cuando comienza a perder fuerza la tradición pictórica de este motivo. Como ejemplo, de esta última etapa podemos citar la "Caridad romana" del pintor francés Jules Lefebvre, realizada en 1863.

A diferencia de las versiones clásicas de la leyenda, en las que el prisionero es liberado por la admiración que despierta entre sus carceleros tal manifestación de piedad filial, las versiones de tradición oral se basan justamente en lo contrario: el desconocimiento de la verdadera causa de la supervivencia del prisionero, tras un prolongado periodo de inanición, hace creer a sus captores que está tocado por la providencia divina, de modo que deciden liberarlo.

Catalogado en "The Types of International Folktales" (1961-2004), bajo el título de "The Suckled Prisoner" [El prisionero amamantado], se puede considerar como un cuento-tipo de extremada rareza en la tradición oral española, puesto que se conoce únicamente en versiones asturiana y gallega. La tradición asturiana está representada en la versión inédita que damos a conocer en el libro "Patrimonio Inmaterial del Camino de Santiago Primitivo. Relatos de tradición oral" y que ahora extractamos en este artículo.

Y muy similar a esta, la versión gallega publicada en el "Catálogo tipolóxico do conto galego de tradición oral" (2010), que sitúa la acción en tiempos del famoso caballero feudal Pedro Madruga (1430-1486). En ella se cuenta que un hombre que había sido encarcelado por Pedro Madruga en el castillo de Tebra (Pontevedra) sin que pudiera comer ni beber, fue amamantado a través de una ventana por su hija recién parida, salvándolo así de morir de hambre. Al no encontrar explicación a la extraordinaria capacidad de supervivencia del encarcelado, su captor decide liberarlo por considerarlo inmortal.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents