Patrimonio Inmaterial del Camino de Santiago Primitivo: relatos de tradición oral (5)

El tesoro oculto bajo la losa

LA NUEVA ESPAÑA presenta a sus lectores una selección de relatos de tradición oral, recogidos mediante trabajo de campo por el investigador Jesús Suárez López en los concejos que atraviesa la ruta primitiva del Camino de Santiago a su paso por Asturias: Oviedo, Las Regueras, Grado, Salas, Tineo, Allande y Grandas de Salime. Esta recopilación ha dado lugar a un libro recientemente publicado bajo el título Patrimonio Inmaterial del Camino de Santiago Primitivo. Relatos de tradición oral (2024), del que extraemos una muestra representativa de cada uno de los concejos mencionados.

Detalle del mapa de las riberas del Volga, basado en la descripción de Adam Olearius, con la situación de la antigua ciudad de Simberskaia-Gora y la colina Arbuchim, donde se encontró la piedra con la inscripción.

Detalle del mapa de las riberas del Volga, basado en la descripción de Adam Olearius, con la situación de la antigua ciudad de Simberskaia-Gora y la colina Arbuchim, donde se encontró la piedra con la inscripción. / LNE

Jesús Suárez López

Jesús Suárez López

El relato

  • Lugar: San Emiliano / Santo Miyao (Allande / Ayande).
  • Narrador: Celso López Herías, 83 años (1999)

           Era ua piedra muy grande p’ahí hacia Tamagordas, que ponía: «Daime la vuelta y veréis lo que debajo de mí hallaréis».

           Y era ua piedra tan grande que dicen:

           —¡Pues nun sei cómo vamos a hacer! Hay que buscar gente pa pegarlle vuelta.

           Y pónense todos y nada, y dicen:

           —¡Hay que buscar palancas!

           Y desque lle pegaron vuelta decía: «Gracias a Dios y alabado, que ya estoy del otro lado».

La interpretación

Piedras con inscripciones similares se encuentran en numerosos lugares de la geografía asturiana. Así, por ejemplo, en Belmonte: "El que la vuelta me diera, suerte tuviera"; en Tameza: "Suerte tendrá, el que la vuelta me dará", o en Teverga: "El que me dea el baltu, non perderá el ratu".

También se encuentran en la tradición francesa. Entre ellas, una que se remonta al siglo XVI: "El reverendo padre abad de Vienne, cerca de Lyon, al ver una gran piedra en un prado con la inscripción "El que me gire tendrá un gran tesoro", se esforzó por hacer girar la piedra. Y cuando logró darle la vuelta, encontró que decía del otro lado: "Girarme quería, porque me duele".

Asimismo, en la región alemana de Baja Sajonia aún pervivía, en el siglo XIX, una leyenda referida al rey Sûrbold, según la cual estaría enterrado en el bosque de Börger bajo una enorme roca en la que se puede leer esta inscripción: "Maravilla sobre maravilla, ¿qué yace aquí debajo?". Los vecinos del pueblo, creyendo que debajo encontrarían un gran tesoro, voltearon la losa y encontraron otra inscripción que decía: "Fue corto el tiempo que estuve del otro lado".

Esta leyenda ha tomado carta de naturaleza en la ciudad holandesa de Amersfoort, conocida popularmente como "Ciudad de la Roca". Según cuenta una leyenda popular anotada a finales del siglo XIX, en una plaza de la ciudad había un colosal bloque de piedra con una inscripción: "Si pudieras darme la vuelta, realmente quedarías asombrado". Los vecinos de Amersfoort se reunieron para voltear la piedra y cuando lo lograron vieron otra inscripción que decía: "¡Qué feliz estoy de estar acostada de este lado!". Desde entonces, a los habitantes de Amersfoort se les conoce con el apodo de "Keientrekkers", los "volteadores de piedras".

Para seguir las huellas de esta leyenda debemos aventurarnos tras los pasos del explorador holandés Janszoon Struys. En 1668, Struys inició un viaje al mar Caspio y el 23 de julio de 1669 escribe: "Llegamos a un lugar de la costa donde encontramos las ruinas de la ciudad de Simberskaia Gora, que había sido devastada por Tamerlán. Desde allí subimos a la cima de la colina Arbuchim, donde encontramos una gran piedra con esta inscripción en letras rusas antiguas: "Si me mueves de este lugar, te será provechoso". Algunos miembros de la tripulación quisieron ver qué pasaría al moverla, y después de mucho cavar lograron voltearla, pero en lugar de encontrar un tesoro, encontraron otra inscripción que decía: "Qué buscáis? Aquí no encontraréis nada", lo cual los irritó tanto que dejaron la piedra volteada, sin molestarse en volver a colocarla como estaba antes para que siguiera engañando  a otros".

Esta misma piedra de la colina Arbuchim ya había sido descrita treinta años antes por el geógrafo alemán Adam Olearius: "En la montaña de Arbuchim descubrimos una gran piedra, de veinte pies de largo, en la cual están grabadas las siguientes palabras: "Levántame y encontrarás algo bueno". Según nos contaron los ancianos del lugar, una vez ancló aquí un barco moscovita. Cincuenta pasajeros intentaron levantar esta piedra, pensando que encontrarían un gran tesoro; pero después de levantarla con mucho esfuerzo, encontraron que en el otro lado estaban grabadas estas palabras: "¿Qué buscas? No encontrarás nada aquí".

Recorrido euroasiático del relato de "El tesoro oculto balo la losa", registrado en Pola de Allande en 19999 y documentado a 5.000 kilómetros con referencias que remiten a la antigua Persia.

Recorrido euroasiático del relato de "El tesoro oculto balo la losa", registrado en Pola de Allande en 19999 y documentado a 5.000 kilómetros con referencias que remiten a la antigua Persia. / Google Maps

Resulta inquietante la similitud entre los relatos de ambos exploradores, que describen la misma roca —con la misma inscripción y en el mismo lugar— afirmando haberla visto con sus propios ojos. Tanto es así, que empieza a cobrar cuerpo la sospecha de que esta piedra haya existido realmente. Llama la atención, por otra parte, la gran distancia existente entre la piedra asturiana y su homóloga rusa, ubicada en la antigua Simbirsk —actual Uliánovsk—, a orillas del Volga, que asciende a más de 5.000 kilómetros. 

Pero aún se puede ir más lejos, tanto en el espacio como en el tiempo. Hay una frase proverbial árabe sobre la codicia que dice: "Más codicioso que el que voltea la roca". El escritor persa Mohammad Awfi —que vivió a finales del siglo XII— refiere el siguiente relato relacionado con este proverbio: "Había un hombre de la tribu árabe de Bani Mad, cuyo nombre era Qaleb al-Sakhrah. Un día, durante un viaje a Yemen, encontró una roca con una inscripción que decía: "Gírame para que pueda beneficiarte". Movido por la codicia, el pobre hombre se esforzó para voltear la roca, pero del otro lado había otra inscripción que decía: "¡Oh codicioso, tu codicia es como el óxido en el espejo de tu alma!". Al ver esto, golpeó su cabeza contra la roca hasta que su alma partió de su cuerpo".

Esta leyenda de la antigua Persia tiene su correspondencia en la tradición árabe contemporánea. Según refiere el consultor James Mandaville, que trabajaba para la "Arabian American Oil Company" en Arabia Saudita, un anciano de la tribu Bani Khalid le contó en una entrevista realizada en 1962 que en las ruinas arqueológicas de Thaj hay una piedra inscrita con las siguientes palabras: "Dame la vuelta y te volverás rico". Al darle la vuelta, apareció el siguiente rótulo: "Qué estúpido eres, tú que me has dado la vuelta".

El anciano narrador de esta leyenda pertenecía a la tribu nómada Bani Khalid, cuyo territorio se extiende por Arabia Saudí, Kuwait e Irak. Situado en el área del Golfo Pérsico, Thaj es actualmente un pequeño poblado de casas semiderruidas, construidas con bloques de adobe, que sirven de asentamiento a los beduinos que pastorean sus ganados hacia el noroeste de Kuwait y regresan a principios de verano a los pozos de aguas permanentes de Thaj, donde establecen sus hogares en las casas parcialmente en ruinas.

Cuando, ya creíamos haber alcanzado los confines del área de difusión de nuestra leyenda —que situábamos en la ribera del Volga— se abre a nuestros ojos un horizonte tan lejano como inquietante, que se extiende desde la antigua Persia hasta el Yemen, en el extremo meridional de la península arábiga. Con cada nueva versión —europea y oriental— que recopilamos sobre esta enigmática "piedra del tesoro", podemos apreciar cómo el horizonte de la tradición oral asturiana se expande hasta límites insospechados. Del mismo modo, con cada relato que aportamos desde la tradición oral asturiana, se ensancha y enriquece la tradición hispánica, europea y universal.

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