Los accidentes con jabalíes de por medio son muy frecuentes en las carreteras asturianas. Para tratar de analizar los riesgos de este tipo de choques, el Real Automóvil Club de España ha realizado una prueba de colisión ("crashtest", en inglés) para analizar los peligros de esta tipo de situaciones.

La prueba, que puede verse en el vídeo, se realiza con un supuesto en el que el vehículo afectado circula a 80 kilómetros por hora con un suido de unos 40 kilos de peso. El golpe deja importantes daños en el coche. Especialmente en su parte frontal. Si bien, aparentemente no son letales en el vehículo utilizado para la prueba, un BMW.

Según el informe de RACE, en 2018 se registraron en España un total de 701 accidentes por atropello de animales, donde fallecieron 10 personas, 58 resultaron heridas graves y 877 sufrieron lesiones que no requirieron ingreso hospitalario.

El mismo informe revela que los accidentes por atropello de animales en carretera se incrementaron en un 21 por ciento desde el año 2015, primeras cifras disponibles con las que cuenta la DGT. Así, en 2018 se produjeron un total de 599 accidentes por atropello a animales en vías interurbanas, ya sean vías de gran capacidad y carreteras convencionales, de los cuales seis fueron accidentes mortales.

Respecto al tipo de animal que resulta atropellado al irrumpir en la vía, el documento revela que las cinco especies más presentes en los accidentes por atropello de animales son: el perro y el jabalí (un 25 por ciento en cada caso), el corzo (7 por ciento), y en menor medida el vacuno y el ciervo.

Para todo tipo de vías, tanto urbanas como interurbanas, el perro ha sido el animal más atropellado, pero el estudio sostiene que en los últimos años el jabalí ha aumentado su proporción en el número de accidentes hasta situarse en 1 de cada 4 casos, muy similar al atropello de perros.

En caso de encontrarse con un animal en medio de la calzada, RACE aconseja frenar para llegar al impacto a la menor velocidad posible y mantenerse en el carril sin hacer movimientos bruscos. Dar un volantazo para intentar esquivar al animal puede conllevar consecuencias mucho peores, ya que existe la posibilidad de invadir el carril contrario y sufrir un accidente frontal contra otro vehículo que viene en dirección opuesta, o bien sufrir una salida de vía y poder impactar contra objetos rígidos al margen de la vía, como el choque contra un árbol.