Acompañado por su esposa, Erdogan saluda a los cientos de seguidores agitando las banderas frente a su palacio presidencial de Ankara. Una demostración de fuerza tras ganar por la mínima el referéndum, por algo más de un millón de votos, y después de las duras críticas de los observadores internacionales de la OSCE que denuncian irregularidades. Erdogan niega rotundamente que la campaña fuera ilegal, con un discurso encendido dice que "no ve, ni escucha, ni reconoce" los informes de los observadores, y asegura que han sido las elecciones más democráticas que se hayan visto en ningún país europeo.