Langreo, M. Á. G.

El horizonte de la puesta en marcha de la central de ciclo combinado de Lada aún se vislumbra lejano. La iniciativa capitaliza estos días buena parte del debate público en la comarca tras la decisión de Iberdrola de iniciar la tramitación del proyecto. Este movimiento ha desatado el rechazo de varios colectivos ecologistas y de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Langreo, que denuncian el impacto medioambiental que podría acarrear la puesta en marcha de una nueva planta. La polémica puede ir para largo. La compañía vasca no tiene incluida en su planificación estratégica para el trienio 2008-2010 la central de gas de Lada, y el plazo estimado de ejecución para una instalación de este tipo es de 30 meses, con lo que, en el mejor de los casos, la planta no estaría operativa hasta mediados de 2013.

Fuentes de Iberdrola ya explicaron esta semana que el inicio de los trámites para poner en marcha la nueva central de gas -mediante la petición de la autorización administrativa y medioambiental pertinente- es una decisión estratégica que se adopta para ir adelantando terreno en los lentos procedimientos burocráticos que suelen acompañar a este tipo de procesos. El plan estratégico de la firma vasca para el período 2008-2010 -aprobado a finales del pasado año por el consejo de administración- prevé que las inversiones del trienio en curso (1.300 millones de euros) se concreten en dos sectores: el mantenimiento de los equipos de generación actuales y la adecuación de las instalaciones a los requisitos medioambientales.

La firma vasca supedita la ejecución final de la central de gas de Lada a la demanda energética existente una vez que expire su actual planificación estratégica, es decir, en el horizonte de 2011. A ese plazo hay que sumar los tiempos de ejecución de una instalación energética del calado de una central de ciclo combinado. Según las apreciaciones de representantes de la propia empresa vasca, el período de construcción estimado es de unos 30 meses. Si todo el proceso administrativo se solventase para comienzos de 2011, siempre en el mejor de los casos, la nueva infraestructura energética no entraría en fase de producción hasta 2013.

La térmica de gas de Iberdrola, que se uniría a los grupos de carbón que la compañía vasca ya posee en Lada, tiene una inversión estimada de 460 millones de euros y contaría con una potencia total de 1.100 megavatios. Además, crearía 80 puestos de trabajo directos. Su construcción emplearía a 550 personas en los picos de mayor actividad, siempre según las aproximaciones de la propia empresa.

El proyecto, sin embargo, no ha sido bien recibido por los colectivos vecinales y ecologistas, que denuncian los efectos contaminantes de la nueva instalación. Además, alertan de su posible impacto en el río, de los niveles de ruido y del incremento de las torres de alta tensión en las inmediaciones de la central.