Viene de la página anterior

Las previsiones volvieron a fallar y en 2009 la plantilla tuvo que aceptar un expediente de regulación de empleo (ERE) de seis meses que afectó a 33 empleados, motivado por «causas organizativas y productivas».

No fue nada comparado con lo que auguraba 2010. En enero se realizó la segunda reducción de capital en los algo más de cuatro años de vida de la firma, dejándolo en 103.840 euros (frente a los 2,5 millones originales). A estas alturas, los 73 empleados de la compañía ya sufrían importantes retrasos en sus nóminas, que los llevaron a realizar una serie de protestas. La peor noticia llegó a finales de la semana pasada: la empresa confirmaba su entrada en concurso de acreedores y anunciaba que preparaba un expediente de extinción de contratos de los trabajadores, que llevan dos meses sin cobrar. Otra empresa de Manuel Coronado, Huso 29, matriz de Venturo XXI, ubicada en Extremadura, también ha cesado su actividad.

«De nada sirve dar dinero público a empresarios si no se vigila su gestión», denuncian las centrales sindicales, que reivindican «una salida para Venturo XXI», una firma «que no ha contado con la supervisión de sus accionistas públicos».