El Entrego,

Miguel Á. GUTIÉRREZ

El Principado era consciente de la «debilidad financiera» de Venturo XXI cuando, en 2005, aportó los fondos para asumir el 21 por ciento del capital social de la compañía. Un informe aprobado entonces por la Sociedad Regional de Promoción (SRP), entidad participada mayoritariamente por el Gobierno regional, reconocía que era previsible que la firma cartográfica arrojara pérdidas y no alcanzara su pleno rendimiento durante los primeros años, debido a la necesidad de cualificar al personal y penetrar en el mercado exterior. Precisamente, la SRP señala ahora como desencadenantes de la crisis de Venturo XXI los elevados costes de personal y la frustrada internacionalización de la empresa, que ha entrado en concurso de acreedores y ha planteado un ERE de extinción para 67 de sus 73 trabajadores.

Así lo explicó Víctor González Marroquín, presidente de la SRP, en la comparecencia ante la Comisión de Industria y Empleo de la Junta General del Principado celebrada el pasado martes. A preguntas de los diputados del PP, Marroquín explicó que en el consejo de administración de la SRP del 8 de julio de 2005 «se presentó, para su aprobación», un informe que detallaba los puntos fuertes y débiles de Venturo XXI. Entre las fortalezas de la empresa figuraban su capacidad productiva, la experiencia de los promotores, la elevada cualificación del gerente y el volumen de creación de empleo. También se enumeraban como puntos fuertes la proyectada expansión internacional de la empresa y la compra de una cámara digital fotogramétrica para usar desde un avión. Ninguna de estas dos últimas previsiones llegaron a cumplirse.

Entre las debilidades potenciales detectadas en 2005 se aludía a la compleja puesta en marcha de la compañía, según remarcó Marroquín. «En los tres primeros años, mientras se desarrollaba el proceso de aprendizaje de los trabajadores, la empresa no estaría funcionando a plena capacidad, por lo que, de no cumplirse la previsiones de facturación, podrían surgir problemas de financiación de circulante que se solventarían con financiación ajena a corto plazo». Y añadió: «El primer problema era que podría haber debilidad financiera. Sin embargo, en 2005 esa debilidad financiera era muy relativa puesto que en ese momento el crédito era fácil y nadie preveía un colapso financiero como el que se produjo en 2008».

En la misma línea, el responsable de la SRP indicó que el propio plan de negocio de la empresa «preveía pérdidas durante los primeros años» debido a que se trataba de una actividad nueva y era necesario formar a 120 personas en una tecnología muy avanzada. Además, según la exposición de Marroquín, el hecho de que los ingresos de actividad dependieran «básicamente» de los concursos públicos motivaba que las previsiones de negocio tuvieran «un margen de error superior al de otros servicios».

La frustrada penetración en otros países, sobre todo de Latinoamérica, también frenó el despegue de Venturo XXI. «Se sobreestimó la facilidad de entrar en mercados internacionales. Se creó más empleo de lo previsto y ése fue uno de los problemas; hubo una política demasiado agresiva de crecimiento cuando el mercado externo no estaba suficientemente garantizado», argumentó Marroquín, para añadir: «Los empresarios se equivocaron por excederse en los costes, que son, fundamentalmente, de personal. El agujero de Venturo, en un 90%, se debe a costes de mano de obra».

«Se creó más empleo de lo previsto sin garantizar plenamente el mercado externo»

<Víctor González Marroquín >

Presidente de la SRP