Langreo, L. M. D.

Los miembros de la Asociación de Galleros de Asturias (AGA) que ayer fueron juzgados en Langreo rechazaron las acusaciones de maltrato animal que formuló la fiscalía, que pide un año de cárcel para cada uno de los siete acusados, y piden la libre absolución. Los criadores negaron la existencia de peleas y de apuestas, y aseguraron que en el local de Cuesta d'Arcu donde realizó una redada la Guardia Civil sólo se realizaban tientas, es decir, enfrentamientos en los que las aves tienen los picos y los espolones convenientemente tapados para que no hagan daño a su contrincante. El juicio ha tenido que ser suspendido hasta hoy porque tres guardias civiles que debían testificar no acudieron, al no serles enviado el requerimiento.

Ante las preguntas formuladas por la fiscalía, los siete acusados mostraron una misma tesis sobre lo ocurrido en la redada: la Guardia Civil entró en el local, lo que provocó que algunos de los asistentes se asustasen por su intervención, que calificaron de «desproporcionada», ya que en ella participaron «unos 20 agentes, armados». Así, según los criadores, dos animales que estaban siendo preparados para una tienta quedaron sueltos y acabaron peleándose sin protecciones. Con esta versión, los acusados rebatían las pruebas recabadas «in situ» por la Guardia Civil, que en el momento de la redada halló a dos gallos ensangrentados y en malas condiciones, plumas y sangre en el suelo y material para curar heridas -algodones, hilo, agujas, alcohol- y antiinflamatorios en el local.

Los galleros también dieron una explicación a las pizarras donde, según la benemérita, se apuntaban el nombre del dueño del animal y las apuestas que supuestamente se realizaban en el recinto. Los acusados aseveraron que los números marcados reflejan el peso del gallo en «libras y onzas», y negaron la existencia de apuestas. Lo que no explicaron fue la existencia de un cartel que rezaba «Quedan prohibidas las apuestas durante la calificación de los gallos». Según la acusación, «esto quiere decir que el resto del tiempo sí que puede haber apuestas».

Tras las preguntas a los acusados, llegaron los interrogatorios a los testigos, en los que se produjeron algunas anécdotas. Uno de ellos incluso comparó las peleas de gallos, «en las que no mueren y son ilegales», con los toros, «que son legales, se mata al animal y a los toreros se los llama maestros».