Pola de Laviana, L. M. D.

El Ayuntamiento de Laviana ha renunciado, al menos por el momento, a la compra del antiguo teatro Maxi, uno de los edificios más emblemáticos del concejo y que se encuentra cerrado desde el año 1998. El consistorio no está dispuesto a pagar los alrededor de 700.000 euros que pide la familia propietaria del inmueble. La situación de crisis actual, unida a la necesidad de conseguir al menos otros dos millones de euros para rehabilitar el teatro, han llevado al Gobierno local a renunciar a este proyecto perseguido durante los últimos años.

Desde el consistorio lavianés se explicó que la cantidad económica exigida por los dueños del teatro Maxi es «excesiva» para las posibilidades actuales del Ayuntamiento. La compra de este edificio, uno de los más destacables desde el punto de vista arquitectónico en el municipio -se encuentra protegido en el Plan General de Ordenación Urbana-, lleva siendo uno de los quebraderos de cabeza de los diversos Gobiernos municipales desde que cerró sus puertas hace ya 13 años. En el año 2002 llegó a alcanzarse un preacuerdo para la compra del teatro cifrado en 40 millones de pesetas (240.400 euros), pero esta operación se truncó porque uno de los propietarios no consideró ventajosas las condiciones de la compra.

Desde entonces el Ayuntamiento y la familia Pesquera -que tradicionalmente ha dirigido empresas relacionadas a la exhibición de películas- han vuelto a contactar en diversas ocasiones, pero nunca más se ha llegado a estar tan cerca de la compra del antiguo teatro y cine de Pola de Laviana. El estado de conservación en el que se encuentra el edificio no es bueno. Hace ya varios años, en 2005, el Ayuntamiento se vio obligado a tapiar su entrada principal porque se había convertido en una «fuente de insalubridad». A los 700.000 euros que según el consistorio reclaman los propietarios hay que sumar otros dos millones que serían imprescindibles para acometer la rehabilitación del recinto. Además, tal y como señalaron fuentes municipales, habría que contratar a más personal para gestionar este hipotético nuevo centro cultural, y dar más dinero para su mantenimiento. «En estos momentos es un proyecto que no puede desarrollarse», reconocen desde el Gobierno local. La iniciativa, además, ya no aparecía en el programa electoral del actual equipo de Gobierno socialista.

El teatro Maxi vivió su última tarde de cine en mayo de 1998, cuando se proyectó la película «Titanic». El inmueble se encuentra protegido tanto por el actual PGOU (que entró en vigor este mismo año) como por el anterior, por lo que es muy difícil que pueda ser vendido para que se construyan viviendas. El nuevo plan destaca, sobre todo, su fachada «con elementos ornamentales Art Decó». El Ayuntamiento quería adquirir el teatro para convertirlo en un nuevo espacio cultural.