Era un chaval cargado de razón animada y agarrado al Carpe Diem. Le gustaba la vida más que a nadie, lo comentan en silencio sus allegados, y estaba feliz por lograr una decisiva subvención para un bello proyecto en Redes relacionado con la cerveza ecológica. Su vida, plena de circunstancias notables, le empujaba a estar al día de todo acontecer y hechos relevantes. Ayer estudiante, hoy elaborando buenos reportajes y documentales y mañana enfrascado en todo un profesional de la agroalimentación? Gijón, El Entrego, Mallorca, Redes?

Pero el mañana se quedó agarrado a un presente trágico e impotente que sus íntimos no entienden. En una noche invernal, amistosa, bienaventurada y preñada de ambiente y concurrencia gozosa llegó el infortunio y la plaga. Una desdicha que nadie comprende pero que está ahí para sufrimiento de los suyos. Sus padres Mario y Elia y sus cuatro hermanos se mostraban enteros ante la avalancha de personas que los arroparon con la solidaridad íntegra y verdadera de estos enclaves. Elia en unos segundos me retrató en bellas imágenes los planos secuencia de su hijo. Su manera de ser, sus anhelos, lo que estaba preparando, los proyectos de futuro, sus ganas de vivir? Y en unos segundos, un fundido en negro y la existencia se tornó en vacío incomprensible, frío, triste, lejano.

Sólo permanece el recuerdo perenne de Gonzaga, un joven sujeto a la realidad del momento, alegre, vitalista y amigo de sus amigos. Y su gran bagaje profesional: esos cortos y documentales que reflejan el estilo creativo y buen hacer de un chaval de las Cuencas que vivió conforme a su espíritu de rebeldía y con la razón existencial por montera. Y a ti, Elia, un abrazo muy fuerte que sea extensivo a toda la atribulada familia de un chaval que se alejó demasiado pronto de la vida terrena.