Cuetos: "Ribera fue el primer constructor moderno de España"

"Una persona que demostró una increíble habilidad para adaptarse a todas las novedades y asimilar nuevos procedimientos, técnicas y materiales". Así describió la historiadora Mónica García Cuetos a José Eugenio Ribera, ingeniero ligado a Asturias, que revolucionó la construcción en España a comienzos del pasado siglo. La lavianesa hizo esta exposición en el marco de la charla que impartió en el salón de actos de la Casa de La Buelga en Ciaño. El acto, organizado por la Asociación Cauce del Nalón en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas, fue presentado por Aladino Fernández y Pilar García Cuetos, profesores de la Universidad de Oviedo.

El trabajo de la investigadora obtuvo el Premio Padre Patac 2014, por la recuperación de una figura clave en la historia de las obras públicas en España, destacando su labor al frente de la Jefatura de Obras Públicas de Oviedo en las postrimerías del siglo XIX "su primer destino una vez terminados sus estudios en la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid". Mónica García hizo un recorrido por la labor del ingeniero que dedicó doce años al servicio del Estado y también la que llevó a cabo en la empresa que él mismo fundó y que "le convirtió en el primer constructor moderno de España, profesión que intentó dignificar a lo largo de toda su vida". Destacó que el trabajo en Asturias se desarrolló entre el período transcurrido desde su llegada en julio de 1887, hasta el año 1903 en el que realiza una de sus últimas obras de relevancia en la región, la cubierta del depósito de aguas de Gijón.

García Cuetos señaló que el tiempo en el que Ribera trabajó en la región fue corto, pero participó prácticamente en todas las obras importantes del momento, "tanto en el terreno de la ingeniería como en el de la edificación pública y privada", desde las obras del puerto del Musel a la cárcel modelo de Oviedo, pasando por el teatro Palacio Valdés de Avilés, las traídas de agua de Oviedo y Gijón y un buen número de fábricas, puentes y depósitos. Cuetos reivindicó el papel de Ribera "conocido como el introductor del hormigón armado en España o por algunas obras como el puente-viaducto del Pino en Zamora, el puente de María Cristina de San Sebastián o el de la Reina Victoria en Madrid". Pero Ribera no solo fue ingeniero y constructor. La historiadora incidió en su labor como divulgador, ya que a lo largo de su carrera publicó una veintena de tratados y folletos, además de 81 artículos en las revistas técnicas más prestigiosas de la época. En su tarea de investigación, la historiadora ha encontrado detalladas crónicas sobre sus trabajos y los de sus colegas, estudios sobre lo nuevo que llegaba, técnicas y materiales y reflexiones sobre lo construido con "un notable grado de autocrítica, curiosidad, estudio, perseverancia y ausencia de prejuicios sobre lo desconocido".

A todo este trabajo hay que añadir su labor docente, ya que impartió clases en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid entre 1918 y 1931, año de su jubilación. Del grupo de ingenieros formados por Ribera Cuetos destacó a Eduardo Torroja, Ildefonso Sánchez del Río y José Entrecanales. También se refirió al grupo de amigos y compañeros de viaje que se cruzaron en su vida como el político asturiano Melquíades Álvarez, el premio Nobel de Literatura José Echegaray o compañeros de profesión como Jerónimo Ibrán, Buenaventura Junquera, Manuel del Busto, Luis Bellido o Nicolás García Rivero. García Cuetos finalizó su intervención incidiendo en el importante papel de Ribera en la historia de la construcción en España, "una persona generosa, un creador que no merece el poco conocimiento que de él se tiene".