La luarquesa Susana Lombardía García pensaba que la sorpresa que le había anunciado su novio para ayer podría ser volar, en un viaje en helicóptero, pero acabó en la planta décima del pozo Sotón, a cerca de 600 metros de profundidad, dando el "sí, quiero". Tino Begega Iglesias, de 58 años y natural de Sotrondio, pensó que la mina en la que había trabajado 25 años era el mejor escenario posible para pedirle a su compañera sentimental que se casase con él. Y dicho y hecho. Coincidiendo con la puesta en marcha de las visitas al pozo Sotón, preparó el acto.

Pasadas las doce del mediodía los novios descendieron acompañados de los seis guías que enseñan la mina desde esta semana. "Fue una sorpresa, no sabía ni que venía aquí", aseguró Susana Lombardía, ya en la superficie, tras salir de la jaula con un ramo de flores en la mano. Sabía que su novio le tenía una sorpresa preparada y a juzgar por las pistas pensó que sería subir en helicóptero pero no fue así. "Sólo sabía que tenía que estar preparada a las once de la mañana", señaló.

El destino era el pozo Sotón, donde Tino Begega trabajó hasta hace 15 años. Pero Susana Lombardía no supo nada hasta que llegaron a la planta décima de la explotación. "La verdad es que me daba cierto reparo bajar a la mina y pasé nervios. Una vez que estaba ya tranquila porque nos íbamos me dio el ramo", comentó la novia, que remarcó que fue "precioso". Los guías, emocionados también como los novios y con alguna lagrimilla asomando, cantaron "Mineru lu quiero madre".

Llegado el momento Tino Begega no pudo articular palabra. "No pude decir nada, me puse a llorar", señaló, ya que iba a pedir matrimonio a su novia en un lugar en el que trabajó durante 25 años en diferentes puestos, el último como vigilante, y con esa canción entonada por sus compañeros. "Mineru lu quiero, madre, y trabaya en el Sotón y, aunque tien la cara negra, tien muy blanco el corazón", resonó en la planta décima. Con esta melodía de fondo y el ramo de flores no fue necesario ni que hincase la pierna en el suelo ni que entregase a su futura esposa un anillo. Un fotógrafo se encargó de inmortalizar el momento.

Ayer, además de la petición de mano ejerció para su novia como guía, enseñándole la mina. Esta labor la compartió con los seis mineros en activo que son los encargados de las visitas al pozo Sotón -Pedro Sánchez, Rogelio Megido, Lucas Fernández, José Huergo, Luis Pedro Jurado y Francisco Cabal- de los que Begega elogió su tarea. Aún embargado por la emoción, Begega destacó que los mineros "somos duros, pero muy sensibles".

La boda de Susana y Tino ya estaba planeada, pero faltaba una petición que guardarán para siempre en su memoria. Ahora sólo queda que el próximo viernes acudan al juzgado para oficializar un matrimonio que para Tino será el segundo. Le seguirá la celebración "con la familia más cercana", aseguró Susana Lombardía. El domingo la pareja, que lleva más de 10 años de relación, partirán hacia Nerja para descansar. Sus planes son, indicó Begega, "ser felices y disfrutar de la vida".

Susana y Tino disfrutaron de la visita al pozo Sotón, una explotación de diez plantas y 140 kilómetros de galerías, en la primera semana en la que Hunosa puso en marcha la actividad. El recorrido por la mina, que tiene una profundidad máxima de 700 metros, tiene un coste de 48 euros. La hullera pública ha puesto en marcha una página web, desde la que se pueden realizar reservas. La visita se puede realizar de lunes a viernes, con un máximo de 10 plazas, y tiene una duración de cuatro horas en el interior más otra en la zona exterior, donde se imparte la charla de seguridad.