"El tiempo corría en nuestra contra y no sabíamos lo que íbamos a encontrar". Así explicaban ayer los agentes Modesto García y Pablo Alonso cómo habían vivido el momento previo hasta encontrar a Nicolás, el bebé que unas horas antes había dado a luz una joven de Lada y que ocultó en el trastero de la vivienda en la que residía con sus padres. Los policías aseguraron que, ya con el bebé en los brazos, "fue un momento muy emotivo, estuvimos cantándole nanas y se acabó durmiendo".

García y Alonso estaban en la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Langreo cuando recibieron el requerimiento del hospital a las 23.15 horas. "Nos dijeron que existía un problema con una paciente que había ingresado y que requerían de nuestra presencia para aclarar el tema. Al llegar nos informaron de lo que había ocurrido y en menos de dos minutos obtuvimos la ubicación del bebé", señaló Pablo Alonso.

Los dos agentes fueron hasta Lada en el coche del abuelo aunque, como apuntó Modesto García, "no se debió al nerviosismo del momento, ni perdimos las llaves, es que las tenían los otros dos compañeros que también acudieron al hospital y no había manera de contactar con ellos por el walkie. El padre nos dijo que tenía el coche allí al lado y decidimos acompañarle". Hasta el hospital se habían desplazado cuatro agentes de la Policía Nacional con dos vehículos. El protocolo en estos casos es separar a los médicos de la familia para evitar conflictos y sugestiones a a la hora de tomar declaraciones. García y Alonso se quedaron con los padres, y los otros dos compañeros, que eran los que llevaban las llaves de los vehículos, se fueron con los médicos. "Lo más importante para nosotros era la premura, el parto había sido entre las doce y media y la una y cuarto de la tarde, por eso fuimos en el coche del abuelo", remarcó Pablo Alonso.

Una vez en Lada, tuvieron que entrar primero en la vivienda familiar para coger las llaves de los trasteros, ubicados en la parte alta del edificio. "El abuelo nos abrió la puerta y nos indicó dónde estaba el armario, le pedimos que esperase fuera porque no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, de hecho, por el camino solicitamos una UVI móvil, porque no esperábamos un desenlace tan bonito". Nicolás estaba "en el fondo de un armario azul, tal y como nos habían indicado en el hospital, y envuelto en una toalla rosa, estaba totalmente tapado", apuntó Alonso, recordando que, cuando lo destapó "le vi la cabecita y la manita, lo moví un poco y empezó a llorar, entonces lo cogí en mis brazos y me hinché a pegarle besos y acunarlo para darle ese cariño que al principio no tuvo". Tras hallar al bebé, los agentes comprobaron que el niño no tenía golpes ni heridas. "Estaba bien, limpio, pero frío, así que le dimos algo de calor con una linterna y después con un aparato de aire caliente", destacó Modesto García. Ya en brazos del otro agente, el bebé "me cogió el dedo con una fuerza tremenda e hizo ademán de mamarme una tetilla". Después, "le cantamos nanas y le decíamos cosas agradables hasta que se durmió, y cuando llegó la UVI móvil, la doctora me dijo que se lo bajase yo porque lo tenía dormido".

Los agentes no volvieron a ver a Nicolás hasta que acabaron el turno. "Volvimos al hospital porque sabíamos que iban a hacerle una revisión a fondo, el niño estaba muy bien y sano", resaltó Pablo Alonso, algo que confirmó también su compañero, asegurando que "todavía hoy -por ayer- fuimos de nuevo al hospital para preguntar cómo estaba y muy bien".

Los policías destacaron que la colaboración del abuelo del pequeño Nicolás "fue total, no tenemos ninguna queja, sino que nos lo facilitó todo". También admitieron que la abuela les preguntó sobre la adopción, "pero no dijo que quisiera hacerlo, sino que más bien parecía que quería saber qué opciones tenían". En cuanto al resto del caso, los agentes destacaron que "sólo podemos contar lo que hemos vivido, porque lo demás está bajo secreto policial y sumarial, y de la investigación se está encargando la brigada policial".

Para ambos agentes, "este es el caso más emotivo que hemos vivido en nuestra carrera, lo más parecido que recuerdo fue cuando llevé a una parturienta en coche con el crío a punto de salir", dijo Modesto García, que lleva 33 años en servicio. Pablo Alonso, con 19 años como policía, sí ha vivido casos similares "pero con un final mucho peor, ya que me pasé una etapa en Algeciras, donde me he encontrado cosas parecidas en pateras, pero mucho más desagradables". Alonso, que todavía no ha ejercido la paternidad, remarcó que "es muy emotivo porque te ves en la situación, porque aunque no tenga hijos, sí me tocó andar con bastantes niños". Modesto García, que sí ha sido padre, corroboró las palabras de su compañero.