El casín fue ayer profeta en su tierra. El Campo celebró el certamen dedicado al queso autóctono con gran éxito entre productores y público. Los asistentes disfrutaron de distintos sabores y texturas en los stands. Algunas de las personas que lo degustaron se confesaron fieles a este manjar lácteo, mientras que otros lo probaban por primera vez. Eso sí. Pocas piezas se llevaron los productores de vuelta a casa. Se pusieron a la venta más de 200 kilos y se vendió la mayor parte.

Ni siquiera el sol quiso perderse la feria del queso casín, un producto que presume de Denominación de Origen Protegida (DOP) desde 2013. Presidieron el mercado los cuatro productores profesionales (tres de Caso y uno de Piloña), acompañados por puestos de sidra y miel. Se buscaba el maridaje perfecto para el producto "estrella", que jugaba en casa.

Las queserías instalaron sus puestos antes de las diez y fueron desvelando algunos de los secretos de la elaboración, venta y difusión del casín. Alberto Valiente, de la quesería de Piloña, llegó al certamen con treinta kilos de queso. Mientras repartía muestras entre el público, explicó que "son pocos, pero he traído lo que tengo, lo demás está vendido". Sus expectativas para la feria eran buenas desde primera hora y se volvieron inmejorables con el paso de la mañana. A mediodía, sabía que iba a vender todas las piezas. Una recompensa a su esfuerzo ya que, según destacó, "la preparación del queso ocupa más o menos dos meses". Tras dos años y medio dedicado a su quesería de casín, Valiente tiene claro qué necesita para su negocio. "Este tipo de eventos son clave para darse a conocer", aseguró.

En un puesto cercano Cristina Cubillas, otra de las productoras, se mostraba optimista. "El queso casín va a más", destacó. Y pruebas no le faltaban porque las 200 unidades que puso ayer a la venta, desaparecieron entre las manos de clientes a todo ritmo.

Uno de los asistentes estaba en dudas y preguntó a Cubillas por los tipos de casín que existen. La respuesta fue que "el queso siempre es el mismo, lo que cambia es la intensidad". Existen diferentes rabiladas que, como explicó la quesera, "son las veces que se amasa el queso". "Cuantas más veces lo rabiles, más fuerte será", añadió. Es cuestión de gustos y, según la productora, ayer triunfó el fuerte. Bromeando, aseguró que "el más suave es para novatos". Sus previsiones son buenas y ve futuro para el negocio. Espera que el mundo del casín siga creciendo a buen ritmo, "antes había dos productoras y ahora ya somos cuatro". Espera que haya más promoción porque, actualmente, "aún es desconocido". Hace falta, a su juicio, "abrir mercado e impulsar la singularidad del casín".

Francisco Cueria lleva en la producción del casín un año y medio y también ve esperanzador el futuro. Lo que más le gusta de su trabajo es la parte artesanal, "toda la elaboración es con las manos". Aunque aseguró que tiene poca experiencia, ha pasado por varias ferias dentro de la comarca del Nalón y "la acogida siempre ha sido muy buena". Ve el mismo punto en contra que el resto de sus compañeros: "Es necesario que se siga conociendo, tanto el queso, como la labor del quesero", señaló. Llevaba cien unidades de queso y se mostró prudente sobre las ventas. Al mediodía todavía no se atrevía a aventurar un balance.

La que no duda es Marigel Álvarez, líder en producción. Fue pionera en la elaboración y, ayer, se mostró satisfecha con las ventas. También agradeció que su producto fuera declarado el mejor casín del certamen, previa prueba de las cuatro queserías y fallo del jurado.

El certamen, que ha pasado a celebrarse en El Campo tras abandonar La Collá de Arnicio, confía en seguir creciendo cada año.