La evolución de las visitas en el Museo de la Minería cambió en 2015 tras cuatro años de descenso continuado. El pasado ejercicio, el centro cultural de El Entrego sumó 57.000 visitantes, mil más que en 2014. Ese año fue especialmente aciago, al registrase los peores datos (56.148 turistas) desde la apertura del equipamiento, en 1994. El Mumi tiene su récord de entradas en el año 2007, con 105.000, y desde 2011 no había parado de bajar.
Según los datos de visitantes que manejan los responsables del equipamiento las cifras de turistas del Mumi se sitúan "en la media de los museos nacionales de tamaño medio". Desde el Museo, confían en disponer este año de más capacidad de promoción y en recibir a más visitantes de zonas como Valladolid, Galicia, Cantabria, León y Madrid.
El Museo de la Minería abrió sus puertas en 1994, año en el que alcanzó los 60.129 turistas. En 1997 ya se rebasó la barrera de los 70.000 visitantes y en 2004 se superaron por primera vez los 90.000. La tendencia al alza siguió manteniéndose hasta 2007, cuando se llegó a los 105.261 turistas. cifra récord de visitas registrada hasta el momento. La llegada de la crisis, en 2008, ya se dejó notar con una bajada hasta las 92.144 visitas. Con ligeras fluctuaciones en los últimos años hubo una caída mantenida que el pasado ejercicio logró corregirse, con un esperanzador repunte de 1.000 turistas más.
El Mumi tiene sus expectativas de crecimiento puestas en el Museo del Movimiento Obrero, que ocupará las instalaciones del antiguo pozo San Vicente. Una galería subterránea, recorrida por un tren minero, conecta el edificio principal del Mumi con la emblemática explotación (que fue administrada durante unos años por el SOMA en la primera experiencia de autogestión de un pozo minero en España). Algunos visitantes ya han podido circular en el tren minero, de forma extraordinaria, a la espera de que el museo obrero entre en funcionamiento.
De forma paralela se han venido realizado mejoras para ampliar la oferta museística del Mumi. Una de ellas fue la incorporación de un rompedor-graneador de Congreve de 1890 para desmenuzar y granular la pólvora.
