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Luis Manuel Granda, cinco años para superar un atentado de ETA

La banda terrorista le puso una bomba en el coche en Bilbao el 12 de julio de 1994, que afortunadamente fue desactivada

Luis Manuel Granda Freire es un agente de la Guardia Civil ya retirado especialmente conocido y querido, no solo en el ámbito de la Benemérita. Ayer recibió, de manos del general de división Pedro Laguna Palacios, la Encomienda de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo. Y es que este hombre sufrió un atentado el 12 de julio de 1994. Ayer no quiso acordarse mucho de lo ocurrido, un episodio que tardó en olvidar. "Necesité cinco años para superar aquello", asegura el agente, que después del intento de los etarras de quitarle la vida fue destinado a Oviedo. "Fue el mismo día que mataron a Miguel Ángel Blanco, aunque tres años antes", rememora.

Los etarras le pusieron una bomba en el coche, que afortunadamente no explotó y pudo ser desactivada, pero verse en la diana de ETA es algo que acaba con la tranquilidad de ánimo de cualquiera. En aquella época, ETA seguía siendo tan letal como en los peores años de principios de los ochenta, y solo quince días después, en la plaza de Ramales, en Madrid, lo demostraron con un coche bomba que mató al número tres de Defensa, el teniente general Veguillas, así como otras dos personas. Aquel atentado dejó una veintena de heridos y decenas de viviendas y comercios dañados.

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