La interrupción del tráfico ferroviario durante 12 horas en la rampa de Pajares, entre la noche del martes y la mañana de ayer, a causa del descarrilamiento de un mercancías supone "la demostración palmaria" de que está "al límite de su operatividad" y "obsoleta", señaló el vicepresidente de la Plataforma Técnica de Túneles Pajares (PTTP), José Antonio Sáenz de Santamaría.
"Que en pleno siglo XXI cierre durante horas o días una línea de pasajeros y mercancías en una región con un millón de habitantes que mueve cinco toneladas de carga al año supone una rémora para su desarrollo", indicó Sáenz de Santamaría, quien destacó que han sido ya cerca de una decena las veces que la rampa ha tenido que cerrar este año, la mayor parte de las veces por incidencias "que ocurren mil veces en toda la red". Y es que la rampa de Pajares, construida en el siglo XIX, cierra por culpa "de una avería, de un árbol o de una piedra. Es ridículo", subrayó.
Sáenz de Santamaría sostuvo que la rampa está "completamente superada, como sabe todo el mundo que tiene sentido común". No ve "normal" que siga en funcionamiento una línea con 63 túneles obsoletos y vía única, a la que en determinados tramos solo se puede acceder por la propia vía". De ahí que cuestione a aquellas personas o grupos políticos que abogan por mantenerla abierta, incluso después de que abra la variante de Pajares, en 2021: "no se le ocurre a nadie con dos dedos de frente", expresó.
El vicepresidente de la PTTP resaltó que los cierres de la rampa no se deben en la mayor parte de los casos a "causas de fuerza mayor", sino a "incidentes leves", habituales en toda España, pero que en lugares en los que hay doble vía y buenos accesos no causan problemas de importancia. "Imaginemos que por la avería de un camión en la autopista del Huerna se paralizara durante doce horas el tráfico de mercancías en toda Asturias", indicó Sáenz de Santamaría, quien lamentó la "fragilidad de nuestro sistema de transporte de mercancías a la Meseta".
La rampa de Pajares, inaugurada en 1884, tiene vía única 43 kilómetros de longitud, 63 túneles y una pendiente casi continua de 20 milésimas. Buena parte de los trenes de mercancías deben “dividirse en dos” para superar la rampa para “unirse” de nuevo en Busdongo, una vez superada la cordillera. El cierre de la rampa por diferentes incidencias se ha repetido este año en diferentes ocasiones.
