La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mejor no salir con "Helena"

La borrasca se enfurece a la tarde con olas de 8 metros, viento, nieve y tormenta | En Allande preocupa otro invierno: el demográfico

49

Temporal en Asturias, la borrasca Helena azota el Principado

-Pues parece que va a echar... A 760 metros de altitud, en Santa Coloma (Allande), los copos de nieve cada vez caen con más intensidad. Benjamín García se refugia de la ventisca bajo un gorro de agua, un chubasquero y unos vadeadores. El temporal le ha sorprendido dando de comer al ganado: más de cien vacas y otros tantos caballos, impasibles a los cero grados bajo cero que marca el termómetro. La borrasca "Helena" parece haber llegado en un santiamén al Suroccidente. Hace unos minutos la nieve espolvoreaba sólo un poco de su blanco en caminos y montañas, como ese fino azúcar con el que se decora un bizcocho, y ahora las líneas de la carretera ni se ven. Los copos caen como azúcar glas sobre un paisaje tan imponente como solitario. Más que el invierno meteorológico, lo que les preocupa a los vecinos es el invierno demográfico: "Esto va a quedar pa selva".

Como la hija de Zeus, la borrasca "Helena" armó ayer la de Troya. Desató una ofensiva de nieve, viento, lluvias -a última hora de la tarde en forma de tormentas- y fuerte oleaje sobre Asturias. El nuevo temporal, mucho más grandioso que el que se acaba de ir ("Gabriel"), dejó copiosas nevadas por encima de los 700 metros y complicó la circulación en Pajares -estuvo cerrado al tráfico de camiones- y en quince altos de montaña. Fueron necesarias las cadenas en El Palo, Las Mujeres Muertas, La Marta, San Isidro, Leitariegos, Connio, Tarna, Cerredo, Campillo, Acebo, Tormaleo, Cobertoria, Somiedo, San Lorenzo y Ventana. Lo peor llegó por la tarde, como reflejan las estadísticas de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet): la mayor ola, de ocho metros, se registró en Gijón a las 21 horas, y la racha de viento más intensa, de 107 kilómetros por hora, tuvo lugar en el Cabo Peñas también a las 21 horas.

Hoy "Helena" continuará descargando su furia en la región. Hay alerta naranja -fenómenos meteorológicos no habituales y con cierto grado de peligro para las actividades usuales- en todo el Principado por oleaje y nevadas, que se acercarán de la cordillera Cantábrica a la zona central y las Cuencas. Los copos caerán a partir de los 600 metros y los chubascos no cesarán. Ayer los brazos se engarrotaban inevitablemente al volante al conducir por la autopista "Y", la autovía del Cantábrico o prácticamente cualquier vía asturiana. Las trombas de agua cegaban a cualquier conductor aunque llevase el limpiaparabrisas a todo lo que diese.

Y si en el centro de la región el mal mayor fue la lluvia, en el Suroccidente y los Picos de Europa fue la nieve. En la parroquia allandesa de Santa Coloma, las casas no se cubrían de blanco desde la "nevadona" del pasado mes de octubre. Ni siquiera la pasada semana, con "Klaus" -provocó inundaciones y causó la muerte a cuatro personas-, los copos hicieron acto de presencia. "Empezó por la noche", asegura el ganadero Benjamín García, mientras recorre los praos de alrededor en tractor, con la compañía de su perra "Luna", que corre en paralelo a él. Decenas de vacas y caballos, muchos de ellos asturcones, se acercan a la trasera del tractor, donde Benjamín transporta una bola de hierba. Quieren comer, el frío es lo de menos. "El ganado aguanta bien. Sí, sí, teniendo forraje... Tan mejor aquí que en la cuadra. Eso sólo sirve pa neumonías y pa pagar al veterinario", dice en medio de una llanura, ya blanca.

"Parecía que no había (nieve), pero mire cómo se puso ahora", expresa Elías García, empresario turístico y ganadero de vacas ecológicas en el pueblo vecino de Monón. Pero lo que a Elías le angustia no es que el duro invierno haya picado en la puerta de la noche a la mañana, sino otro invierno: el demográfico. En las diecisiete aldeas que componen la parroquia de Santa Coloma ya sólo viven 60 personas. Y la cifra mengua año a año: "En Monón éramos seis hasta hace poco, que murió uno". García, que es un "retornado" -nació en Allande, marchó a vivir a Gijón y hace 20 años regresó a su pueblo natal-, cree que "ayudas hay, lo que hace falta es voluntad". Pero voluntad, puntualiza, "de instalarse aquí y trabajar de lo de aquí": ganadería o turismo rural. "Pretender vivir aquí y trabajar a la distancia, malo. La cobertura es pésima", añade. Hacer una llamada desde el móvil es casi misión imposible.

Jóvenes no llegan, así que Elías García sigue siendo el "chaval" de la zona a sus 56 años. Mientras come un plato de callos, recién cocinados por su mujer Laura González, el empresario local profundiza en ese otro invierno "que tiene difícil solución": "Uno de los problemas es el colegio. Las escuelas deberían dejarse abiertas aún teniendo a un sólo estudiante. Sino es imposible fijar población. Aquí teníamos un vecino con tres niñas, que acabó marchando a vivir a Lugones". García también opina que en turismo rural "hay mucho por hacer". Un paisaje impresionante sin explotar, que cubierto de nieve ya es para enmarcar.

Compartir el artículo

stats