La difícil gestión de la pandemia ha sacado a flote tensiones financieras dentro de las comunidades autónomas, pero también entre ellas. La presidenta de Madrid, la popular Isabel Díaz Ayuso, reclama para la capital un apoyo especial "por ser motor económico, por tener el 60 por ciento de las grandes empresas, por la movilidad y por la densidad de población". Pero otras comunidades critican que, al tiempo, la comunidad madrileña ejerza competencia fiscal, rebajando tributos para luego reclamar financiación al Estado. A la vez que pide dinero al Gobierno central, Ayuso anunció el pasado 14 de septiembre, en su discurso sobre el estado de la región, una rebaja fiscal de medio punto en cada tramo del IRPF a lo largo de la legislatura.
El presidente del Principado, el socialista Adrián Barbón, reclama que la futura financiación autonómica no inyecte más dinero a aquellas comunidades que llevan a cabo una competencia fiscal. "De ninguna manera puede ocurrir que la revisión del sistema acabe compensando el separatismo tributario insolidario de algunas comunidades", asegura Barbón en declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA.
Barbón cree que el golpe de efecto tributario de la presidenta Ayuso no es ajeno a la situación que atraviesa la comunidad autonómica madrileña respecto a la pandemia de covid-19, con las tasas de incidencia más altas del conjunto del Estado. "A nadie se escapan las circunstancias en las que la presidenta Ayuso ha anunciado la nueva rebaja fiscal. Un malpensado podría sospechar que prefiere poner a Madrid de nuevo como ejemplo de dumping fiscal antes que dar explicaciones sobre la gestión de la pandemia", asegura el presidente del Principado.
El gobierno socialista de Asturias cree que la cartera de tributos autonómicos de Madrid establece una distinción respecto a otras comunidades, al tiempo que reclama más fondos por su condición de capital. "Lo importante de este asunto es que el modelo fiscal de Madrid quiebra el principio de solidaridad. Madrid se beneficia de su condición de capital del Estado, de un diseño radial de las comunicaciones, de la concentración de funcionarios y de empresas. Con su política de saldos tributarios aprovecha todas esas ventajas en perjuicio de las demás comunidades", recalca Barbón, quien sostiene que "Madrid practica el separatismo fiscal; ya lo he dicho y hoy me ratifico en ello".
A juicio del presidente Barbón, los planteamientos de Ayuso terminan por perjudicar a sus administrados. "De esa campaña permanente de rebajas salen perjudicados, en primer lugar, los ciudadanos y ciudadanas madrileñas: algo tendrán que ver las carencias que está demostrando su sanidad pública con esa política de impuestos cero. Y, en segundo lugar, sale dañado todo el Estado: en lugar de apostar por la solidaridad, se prima la competencia".
El Gobierno asturiano reclama poner fin a unas prácticas que ha denunciado en numerosas ocasiones. "Esto, quiero subrayarlo, tiene solución", asegura Barbón. Y esa forma de resolverlo se llama "armonización fiscal", es decir, que exista un marco estatal que establezca un mínimo en ciertos tributos para evitar bajadas unilaterales. El presidente del Principado ha insistido en alguna de las reuniones de la Conferencia de Presidentes en la necesidad de llevar a cabo esa armonización.
Pero además defiende que el Ministerio de Hacienda tome nota de la política fiscal de Ayuso. "Reclamo que esa política tributaria sea tomada en cuenta a la hora de reformar la financiación autonómica; de ninguna manera puede ocurrir que la revisión del sistema acabe compensando el separatismo tributario insolidario de algunas comunidades".
Uno de los motivos de batalla fiscal entre Asturias y Madrid ha estado, por ejemplo, en el impuesto de sucesiones. Los sucesivos gobiernos socialistas se han negado a una rebaja o supresión de este tributo, que sí defiende la derecha asturiana. El hecho de que Madrid haya eliminado este impuesto ha motivado que algunas rentas asturianas se hayan empadronado en la capital de España.
