"No hay miedo, hay respeto, algo de nervios y un poco de preocupación, por eso hay que venir, hacerlo y quedarnos a disposición de lo que nos manden". Los vecinos de Sobrefoz, en el concejo de Ponga, conocerán hoy los resultados de las pruebas PCR que determinen si el número de positivos en el pueblo crece o se mantiene en tres, los detectados este pasado fin de semana, cuando se declaró un brote en la población y los propios vecinos optaron por confinarse sin haber recibido ninguna instrucción al respecto.
Desde aquel momento, no salen apenas de sus casas, los dos bares han echado el cierre y no hay movimiento en las calles de gente foránea. Hasta ayer, cuando cuatro sanitarios, el director de enfermería y el gerente del Área VI acudieron, a primera hora de la mañana, para montar un autocovid en la antigua Casa Escuela. Fue el empeño de la alcaldesa, Marta Alonso, lo que hizo que el cribado a la población fuera general porque inicialmente no estaba previsto. A ella agradeció el gerente, José Manuel Llera, "la colaboración prestada" en el proceso. Porque fue ella quien propuso que la llamada vecinal se hiciera por viviendas y no por vecinos. De este modo, "posibilitamos que no se hayan producido aglomeraciones de gente para hacer la extracción". En una hora y media el proceso para hacer pruebas a 72 vecinos -otros dos prefierieron ser cribados en el centro de salud- estaba completado.
"Actuamos lo más rápido posible, con diligencia y rapidez, pero nadie está libre. Creo que es muy importante contar con un protocolo organizado para poder enfrentarnos a situaciones como ésta", subrayaba Alonso al término de la jornada, después de encargase ella misma de llamar a sus vecinos para acudir a realizarse la prueba.
"Han hecho un ejercicio de responsabilidad importante al autoconfinarse. Sobrefoz tiene mucha vida social y una mentalidad de grupo muy arraigada y su conciencia de comunidad es así, por eso todos, de forma individual, decidieron cerrarse en casa" y combatir a la covid-19 reduciendo al máximo el contacto humano.
Antonio Corral y María Esperanza, de 90 y 86 años respectivamente, tenían previsto irse a Bélgica en unas semanas, pero ahora se lo pensaban. Antonio, nervioso, esperaba apoyado en el bastón su turno, con su esposa sonriente al lado. "Está bien que nos lo hagan a todos, nunca se sabe, aunque estamos bien", apuntaba ella.
Sara Rosa Sánchez sabía ya a lo que iba porque con la de ayer era la segunda vez que se sometía a una PCR, la primera había dado negativo, "ahora a ver". Pero nadie supera a María Prado que ha pasado por seis. "Trabajo en la residencia y ahora soy contacto estrecho, pero creo que es mejor que se haga a todos y que se haga en el pueblo, para evitar desplazamientos". Sushijas, Naevia (4 años) e Iria Pérez (3 años) salían con los ojos "de llorar" porque el cosquilleo del "palito por la nariz es algo desagradable".
