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La única receta para frenar el virus es "reflotar el iceberg"

La transmisión comunitaria solo se evita detectando todos los casos y haciendo aflorar los "sumergidos" l El margen lo dan incidencias por debajo de los 200 casos por cien mil habitantes y tasas de pruebas PCR positivas inferiores al 10%

La única receta para frenar el virus es "reflotar el iceberg"

Quizás la imagen visual más clara para entender la dinámica de la pandemia sea la del iceberg. A causa de que la densidad del hielo es menor que la del agua, las masas heladas se mantienen a flote, pero con una gran parte sumergida. Concretamente, el 89 por ciento de su volumen. En realidad, el tamaño de un iceberg es nueve veces más de lo que vemos sobre el agua. Con el covid ocurrió algo similar en la primera ola: por cada contagio que las autoridades sanitarias detectaban había nueve que se mantenían ocultos, con sintomatologías leves o inexistentes y que propagaban la enfermedad. La punta del iceberg de la primera ola del covid eran los casos graves que colapsaban los hospitales y las UCI. Por eso, Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria de la OMS, repite: "Tenemos que mantener el iceberg a flote, evitar que se sumerja". Es decir, el verdadero riesgo del covid en esta segunda ola no está tanto en el número de casos como en que algunos contagios empiecen a escaparse del control de las autoridades sanitarias. Ahora, los casos declarados se aproximan en gran medida a la realidad de la enfermedad, de ahí que la mayoría sean leves y asintomáticos; justamente esos que estaban sumergidos en la primera oleada.

Las herramientas para evaluar el iceberg del covid están en el correcto análisis de los datos. "Podríamos tener tasas de incidencia de unos 200 casos por cada cien mil habitantes y considerar que está controlado, pero ese dato hay que conjungarlo con otro muy relevante: la positividad", dice López Acuña. La positividad mide cuántos contagios se detectan por cada cien pruebas PCR. El índice de ayer de Asturias, 6,16 por ciento, implica que "se está atinando bien en determinar en qué colectivos se realizan las pruebas; el problema estaría si ese índice estuviese entre el 10 y el 15 por ciento, porque entonces es probable que exista transmisión comunitaria y casos de contagios que se escapan. Es decir, el iceberg estaría empezando a hundirse", explica López Acuña. Y la experiencia ya dice que los virus que no vemos son los que luego afloran colapsando los hospitales. "Si detectamos que se sumerge hay que reflotarlo con más restricciones", detalla gráficamente López Acuña.

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