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Crisis del coronavirus

Los vigilantes del confinamiento: "La clave para que todo pase lo antes posible es cumplir la reclusión"

"Nos duele sancionar a la gente, pero no nos queda más remedio", dicen los policías locales, que realizan controles para garantizar que se cumplen las medidas del Estado de Alarma

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La Policía Local de Avilés vigila que los vecinos no incumplan el confinamiento

"Una de las claves para que todo esto acabe lo antes posible es respetar el confinamiento a rajatabla". Lo repiten una y otra vez los agentes de la Policía Local de Avilés Como si fuese un mantra. Ellos son, precisamente, los encargados de vigilar que se cumpla la reclusión domiciliaria por la pandemia del coronavirus. "El comportamiento de los vecinos es, mayoritariamente, ejemplar", señalan. Para evitar que una minoría rompa las normas y perjudiquen al resto de la sociedad los policías realizan controles a pie y por carretera por las calles del concejo las 24 horas del día. Hoy LA NUEVA ESPAÑA pasó la mañana patrullando con ellos: "Nos duele denunciar a la gente, pero no nos queda más remedio".

Son minutos antes de las once y media de la mañana. Varias dotaciones de la Policía Local se detienen en la avenida de Gijón, 50 metros antes del desvío a Bustiello. Dos agentes se bajan de uno de los vehículos y en apenas unos segundos reducen el ancho de la vía a un carril utilizando conos. Mientras, el resto de compañeros han puesto los dinstitivos de control policial y han repetido la jugada en el otro sentido de la vía. "Por ser una de las principales entradas y salidas a la localidad, éste es uno de los puntos calientes de Avilés", explica el subinspector Pablo Moreno, al frente del dispositivo.

"Agradecemos estos controles. Hay que respetar el confinamiento. Todos. No puede haber excepciones", destaca María del Portal Loza, empleada del servicio de limpieza en un ambulatorio de Avilés, de vuelta a su domicilio. "Los que tenemos que trabajar nos la estamos jugando porque no nos queda otra. Por eso los que pueden deben permanecer en su domicilio", insiste.

Tras Loza, el goteo de vehículos detenidos por los agentes es incesante. No hay excepciones. Desde camiones de gran tonelaje hasta autocares, a los que los agentes suben para comprobar que los pasajeros cumplen la distancia de seguridad y les preguntan sobre el porqué del viaje, pasando por furgonetas de reparto o ciclomotores. "Creo que la gente está concienciada. Veo muchos controles por la carretera y creo que es positivo", asegura Jordan Barros, trabajador en el servicio de mantenimiento de una candena de supermercados, uno de los héroes sociales de esta crisis sanitaria, en pleno control.

También los agentes. Además de un caudaloso reguero de desgracias, el coronavirus ha dejado una gran ristra de reconocimientos públicos. Especialmente para ellos y para los sanitarios. "Se percibe el cariño de la gente. Y, por supuesto, se agradece. Es emocionante", asegura otro de los policías que estos días luchan contra ese enemigo invisible que es el COVID-19.

Entre tanto aparece el primer sancionado en el punto control. Un hombre que viaja en coche junto a su mujer para ir al supermercado. Apenas unos segundos después, en el otro sentio de la marcha, también hay propuesta de sanción para una pareja. "Los controles me parecen bien, pero en este caso el castigo creo que es injustificado", critica José Manuel Iglesias, uno de los multados por compartir vehículo para hacer la compra."Fui a llevar a mi pareja desde la estación, adonde llegaba desde su vivienda en Gozón a Castrillón, donde tiene animales, porque no hay transporte público que haga esa línea. Y, entre medias, íbamos a hacer la compra", lamenta el castrillonense. Cada uno de ellos se enfrentan a una sanción que puede oscilar entre los 601 y los 30.000 euros. Si en el vehículo hubiese un menor sin un motivo justificado, el mínimo de la multa sería de 1.500 euros.

Apenas ha pasado media hora y los agentes deciden disolver el control. "Hoy en día, con las aplicaciones para avisar de este tipo de actuaciones, no merece la pena estar más tiempo. En seguida nos tienen controlados y nos evitan", explican de un dispositivo que se saldó con el control de 53 vehículos y dos sanciones.

Cambio de tercio. Los agentes patrullan a pie. Barrio de Sabugo. Hay colas a las puertas de comercios de alimentación y supermercados. En la calle hay mucho movimiento, sobre todo gente con bolsas de la compra. "Éste es uno de los momentos en los que la gente tira más de picaresca", advierte uno de los agentes.

El primero en querer saltarse el confinamiento con la excusa de las compras no tarda en caer: un vecino del polígono de La Magdalena que acude con su hijastra a hacer la compra a un conocido supermercado de la calle Marcos del Torniello. "No pueden venir dos personas a comprar y debería acudir a un supermercado más cercano a su casa", le advierte uno de los policías, mientras le toma los datos para gestionra la pertinente denuncia. De la que se iba, el vecino insulta a los agentes. Por haberles increpado, la sanción será de un mínimo de 1.200 euros.

En las últimas 24 horas los agentes de la Policía Local ha denunciado a 26 personas por saltarse el confinamiento. En total fueron identificadas 439 personas en la vía pública. "El comportamiento de la gente está siendo excepcionalmente. Porcentualmente, la tasa de sancionados es ínfima", destaca Moreno, que aplaude a la ciudadanía: "Estamos encantados".

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