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La Figura De La Semana | PAZ ORVIZ IBÁÑEZ | NUEVA DIRECTORA GENERAL DE CALIDAD AMBIENTAL DEL GOBIERNO DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS

La brillante ingeniera que lleva con orgullo ser funcionaria

La gijonesa, que vigilará las emisiones de la industria, es defensora de la Administración pública, a la que llegó en 1998 con un currículum intachable

La brillante ingeniera que lleva con orgullo ser funcionaria

Hay cuatro cosas de las que Paz Orviz Ibáñez se siente especialmente orgullosa: ser mujer, ser madre, ser ingeniera superior industrial y ser funcionaria. Esta gijonesa, de 49 años, es la nueva directora general de Calidad Ambiental del Principado de Asturias, tras la salida de Manuel Gutiérrez, ahora presidente de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico. Paz hace honor a su nombre y aporta sosiego a un puesto que le ilusiona. Cree en el binomio industria- medio ambiente y así lo defenderá en Madrid, en Bruselas y donde haga falta en pleno debate sobre la transición energética. Se define como trabajadora, responsable, perfeccionista, alegre, familiar y muy estudiosa.

María de la Paz Orviz nació en Gijón en febrero de 1969, aunque en la actualidad reside en Oviedo. Es la mayor de cuatro hermanos y hasta los doce años vivió en Marqués de San Esteban. Su casa familiar está ahora en la calle Libertad. Sus padres, ambos de las Cuencas, siempre estuvieron vinculados a la enseñanza: Abel Orviz, de 84 años, y Rosa María Ibáñez, que falleció hace dos años. Paz estudió en el colegio Rey Pelayo y en el instituto Doña Jimena antes de llegar a la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Gijón. Su vocación desde pequeña no fue la rama tecnológica, sino la arquitectura. Le apasionaba el dibujo técnico, las matemáticas, los edificios... Pero había que salir fuera de Asturias y su familia le persuadió para que se quedara en casa y se formarse como ingeniera. Así lo hizo y con nota: recibió el premio al mejor expediente académico de la Escuela durante tres cursos y fue la número dos de su promoción. Su especialidad es la electrónica y la automática.

Tras una breve experiencia laboral en la industria -trabajó en Isotrón-, en 1998 entró en la Administración pública, concretamente en la consejería de Industria. "Con la estudiante brillante que fuiste, ¿cómo te metes ahí?", le decía todo el mundo. Pero Paz es una firme defensora de lo público. Afirma que los funcionarios "podemos hacer un trabajo muy interesante" y se siente "muy desarrollada" en la consejería de Infraestructuras y Medio Ambiente que en la actualidad encabeza Fernando Lastra. No es la primera vez que la gijonesa ocupa un puesto de responsabilidad tan alto: ya fue directora general de Sostenibilidad y Cambio Climático entre junio de 2012 y octubre de 2013, cargo que abandonó por motivos personales. Durante este período fue además vicepresidenta del Consorcio para la Gestión de los Residuos en Asturias (Cogersa).

Hasta ahora y desde mayo de 2015 era jefa del servicio de Control Ambiental. Aunque lo anduvo todo: fue jefa de servicio de Gestión Ambiental, asesora técnica de la Oficina para la Sostenibilidad, el Cambio Climático y la Participación, técnico superior en la dirección general de Minería... Se considera de la "cantera" y, por eso, ve el salto a la dirección general como un "paso natural". A nivel profesional opina que está en un momento "muy interesante" con el debate de la transición energética y se siente privilegiada de poder verlo desde primera línea y defender los intereses de Asturias. Quienes han trabajado con ella saben que es una persona muy comprometida con su tarea, muy perfeccionista y a la que le gusta el trabajo en equipo. Paz no tiene fotos en su despacho de sus tres hijos (de 21, 20 y 16 años); siempre ha querido diferenciar su vida personal de la laboral. Prueba de ello es que en el trabajo es Paz y en casa es Mari Paz. Está a favor de la conciliación y se levanta todos los días a las seis de la mañana para hacer el desayuno, la comida y sacar a pasear al perro.

De Gijón se marchó a los 25 años, pero no hay fin de semana que no vuelva a su ciudad. Aquí tiene a su padre Abel y a parte de su familia. Gijón también es el punto de encuentro para ver a sus amigas de juventud del Doña Jimena y el escenario perfecto para pasear. Asegura que su costa, y en especial la bahía de San Lorenzo, es "un tesoro que teníamos que valorar más". En su mente y en su corazón conserva recuerdos muy bellos de la playa, de la discoteca El Jardín y de los Jardines de la Reina, a donde salía a despejar casi de madrugada después de largas horas de estudio. "Mis hijos lo saben bien: el día que me jubile, a un pisito en Gijón", bromea esta ingeniera superior industrial, la única mujer funcionaria de carrera con este título. Le gusta la lectura, la música y, sobre todo, el turismo cultural. Es la mujer más feliz del mundo con una visita intensiva a los museos del Prado y el Thyssen, síntoma de que su pasión por la arquitectura y el arte sigue viva.

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