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Cantante de "Jarabe de Palo"

Pau Donés: "Prefiero pensar que estoy vivo, no que estoy enfermo"

"Me di cuenta de que había vida inteligente más allá de la música y de que quería retomar muchas cosas que había dejado de hacer"

El cantante Pau Donés, en una de sus actuaciones.

Hace ya dos décadas que Pau Donés (Montanuy, Huesca, 1966) conoció a La Flaca. De su historia nació la canción que marcó -y sigue marcando- a una generación. Confiesa que veinte años más tarde volvería a dar lo que fuera por un beso de su boca. Mientras, sigue aplicando "Jarabe de Palo" a su enfermedad y, para ello, el sábado se sube al escenario del teatro Albéniz (21.30 horas) en la gira de despedida del grupo. "Es un hasta luego, no un adiós", apuntilla.

- ¿Qué se va a encontrar tu público?

-Sobre todo, muchas ganas de celebrar y pasarlo bien. Estamos celebrando nuestros veinte años y también despidiéndonos temporalmente, que no definitivamente, de nuestro público. Hemos montado una gira para celebrar, divertida, alegre, con repertorio para saltar y bailar. Es un espectáculo donde la gente se lo pasa genial, que es lo que pretendemos, pero también nosotros, que para eso lo hemos hecho. Queremos decir hasta luego, pero sin quedarnos con las ganas. Por eso también publicamos el libro con las letras y el disco con la filarmónica de Costa Rica, dos cuestiones que nos quedaban pendientes y nos da mucho gusto, antes de parar, poder compartirlo.

- Se va por todo lo alto.

-Como no sabemos cuando volveremos, vamos a hacerlo bien. Nosotros siempre hemos sido, para lo bueno y para lo malo, gente de excesos. Llevamos veinte años haciendo las cosas con mucha intensidad. Somos así y así vamos a seguir y así lo celebraremos.

- ¿Es esa la clave para que "Jarabe de Palo" marcara a toda una generación?

-No sé si tanto, pero la intensidad sí ha sido la clave para hacer las cosas como las hemos hecho, a nuestra manera, con libertad. Por eso, después de veinte años, "Jarabe de Palo" es un grupo con cierta vigencia. Cosa que en España, que es un país muy exigente, no es fácil. Lo que hemos hecho lo hemos hecho dándolo todo. Quizás también por eso tenemos que parar, porque son muchos años yendo a tope.

- Antes explora algo distinto, grabando un disco junto a la Filarmónica de Costa Rica.

-El disco filarmónico es algo que me apetecía tanto como me acojonaba. Una cosa es grabar en un estudio, con un batería y un bajista. Otra cosa es cantar en directo, con una música de 70 músicos, como la de Costa Rica, que tiene mucho prestigio. Fue un reto que nació a propuesta suya y que al final disfruté muchísimo y ahí está la prueba: nunca las canciones de "Jarabe de Palo" han sonado tan bellas. Es el proyecto artístico más potente que hemos hecho, con diferencia.

- ¿Y el libro?

-Hemos grabado cien canciones, que son muchas. Y no sé si todas se conocen, o si se conocen como se merecen o cuántas han caído en el olvido. Por eso hemos creado este libro en el que recopilamos todas las letras, para que la gente pueda revisar cuál ha sido nuestra trayectoria y ver las experiencias de vida que hemos compartido a través de nuestras canciones. Me parecía importante darles un espacio, hacerles un homenaje a las letras de las canciones. Además, también puede dar pie a invertir el circuito y que la gente conozca las canciones por las letras y, a posteriori, las escuche. Estoy muy contento. Es un libro que, sobre todo, se vende en la gira, como un obsequio para la gente que nos viene a ver, que nos ha seguido durante todo este tiempo.

- Y ahora, ¿a qué se va a dedicar Pau Donés?

-A hacer surf; a tomar clases de baile; me encanta cocinar, así que a preparar comidas para mis amigos los sábados; a tocarme los huevos (se ríe); a componer por el placer de componer y grabar demos por el placer de grabar demos, sin ningún plan a la vista.

- ¿Qué parte de culpa tiene la enfermedad en este parón?

-Cero. Estaba previsto hace mucho tiempo. Yo quería parar a los cincuenta, y me pasé de frenada un par de años. Es una cuestión más de salud mental que salud física. Me lo pedía la cabeza más que el cuerpo.

- Pero la enfermedad sí le sirvió para darse cuenta de todo aquello que quería hacer y no estaba haciendo.

-Eso sí. De golpe me di cuenta de que había vida inteligente más allá de la música y que había cosas que había dejado de hacer y que me apetecía mucho retomar: llevar a mi hija al cole, prepararle el bocata, irme a pasear con el perro y no tener que irme cada semana de casa, que al final acaba haciendo mella.

- Se le toma como ejemplo de cómo afrontar la enfermedad, con positivismo y sin dejar de hacer vida normal.

-Yo no pretendo ser ejemplo de nada. Recuerdo que un amigo mío, ciego, me dijo un día: "qué día tan bonito hace". No lo dijo de broma ni para vacilarme, sentía el sol en la cara, el olor del invierno. Y lo dijo al lado de un enfermo de cáncer, ¡imagínese! El cáncer es una enfermedad crónica, con la que hay que aprender a convivir. Es lo que yo hago, y ya está. No me gusta pensar que estoy enfermo, prefiero pensar que estoy vivo. Ahí está la diferencia.

- Dice que la música le quitó tiempo de hacer otras cosas, pero también le dejó grandes momentos. ¿Qué balance hace de su carrera?

-¡Buenísimo! Soy un chico muy afortunado, yo viví de mi vocación. Nací con ese deje que es la música y he podido vivir de ella, lo he disfrutado como un animal y he pasado momentos increíbles, casi casi imposibles: cantar con Celia Cruz y Pavarotti o cantar en Central Park de Nueva York. El balance ha sido muy bueno, aunque ha habido algún daño colateral que pretendo restablecer ahora.

- ¿Hacia dónde va entonces el futuro de Pau Donés?

-El futuro no existe, y el mío tampoco. Pero la dirección es la de continuar haciendo cosas por gusto, intentar ser cada día un poquito más feliz, estar contento conmigo mismo, con lo que hago, con la vida. La vida es una y ahora. Ese es mi proyecto: la vida. Da igual si en un escenario, en una playa o pasando una tarde en casa con mi hija. Lo importante es eso, hacer cosas que me complazcan. Tonto no soy, y sé que el 1 de enero, el primer día que no me subiré al escenario, echaré mucho de menos precisamente eso. Pero lo voy a conseguir, aunque tarde unos años. Seguiré componiendo, haciendo cosas, pero tocando no. El escenario, de momento, parado. Cuando me apetezca subir al escenario, iré a clase de baile o al gimnasio a hacer flexiones hasta que se me pase el mono.

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