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Las denuncias por agresiones a mujeres crecen cada año un 10%, según la Policía

El aumento de la conciencia social, en el origen del alza de delitos de maltrato, que son mayoría entre los episodios de violencia sexista en Gijón

La inspectora Teresa Domínguez, en su despacho de la Ufam, en la Comisaría de El Natahoyo. ÁNGEL GONZÁLEZ

Las denuncias por delitos vinculados a la violencia de género crecen cada año paulatinamente en Gijón, en concreto un diez por ciento anual, según los datos que maneja la Unidad de Familia y Mujer (Ufam) de la Policía Nacional. Una proyección al alza que se hace más pronunciada en casos de maltrato que en lo relativo a las agresiones o abusos sexuales y que la inspectora Teresa Domínguez, jefa de la Ufam en la Comisaría de El Natahoyo, achaca al cambio de mentalidad de la sociedad ante este tipo de delitos. "No es que ahora haya más casos, es que ahora se identifican mejor y hay mayor concienciación; cuando llegan los primeros indicios, como coacciones o insultos, antes se dejaban pasar, se decía que eran cosas que quedaban en casa, pero ahora las víctimas vienen con mayor antelación", confirma la agente.

Los casos de agresiones sexuales son los que más alarma generan en la sociedad, pero mayoritariamente atienden casos de malos tratos. "A nivel de investigación, los malos tratos cuando se denuncian te dicen quién es el supuesto responsable, pero en delitos sexuales muchas veces no saben quién es el autor, como ocurrió con el caso de la senda fluvial", apunta Domínguez. En los delitos sexuales también hay mayor concienciación y se toleran menos conductas. "Antes, por ejemplo, no se denunciaba si a una mujer le tocaban el culo, pero ahora sí", explica la agente. El problema, confiesa, está en que la mayoría de veces "los detenidos cuando llegan aquí, la mayoría jóvenes, no son conscientes de que han hecho algo malo; aunque es verdad que si vienen una vez nunca más vuelven, es una forma rápida de aprender".

El rango de edad más habitual de las víctimas está entre los 30 y 50 años. "Son la mayoría de las denuncias, en torno al 50%, aunque atendemos desde adolescentes hasta mujeres de 80 años que tras cuarenta años casadas son valientes para denunciar", confirma Domínguez. Desde la Ufam, además, también actúan de oficio gracias a los testimonios de familiares o vecinos, que debido a esa mayor concienciación alertan mucho más que antes al sospechar que pueda haber un caso de violencia de género en la casa de al lado. "Es más difícil si la víctima no colabora o lo niega, es entonces cuando debemos buscar otras fuentes para confirmarlo, pero nosotros lo investigamos todo", confirma Teresa Domínguez

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