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Los alumnos de la concertada tendrán ayudas para internet tras las quejas por su exclusión

Los padres y los directores entendían que la decisión municipal de dar tarjetas de datos solo a niños de la pública "no atendía a razones educativas"

Una niña realiza labores escolares desde casa con un ordenador.

Las 1.160 tarjetas de datos con las que el gobierno local pretende mitigar los problemas de acceso a internet de alumnos de Primaria y Secundaria llegarán ahora también a estudiantes de la enseñanza concertada. El Ayuntamiento de Gijón ya ha entregado 300 tarjetas a estudiantes de la pública y ahora inicia una segunda fase que hará extensiva la ayuda a los colegios concertados que lo soliciten. La concejalía de Educación remitió ayer un escrito a estos centros para que detallen cuántos de sus matriculados necesitarán tarjetas para seguir las clases por internet. "También existe vulnerabilidad en los alumnos de la concertada", reconoció el concejal de Educación, Alberto Ferrao. El plan, que inicialmente solo contemplaba prestar ese servicio a los centros públicos, generó un aluvión de críticas en la comunidad lectiva concertada, que consideraba la medida como "discriminatoria".

El reparto de tarjetas SIM con 40 GB de datos para navegar por la red se conoció el jueves 9 de abril. Según la web municipal, dichas tarjetas se iban a distribuir únicamente a centros de enseñanza de Primaria y Secundaria públicos. Desde que se decretara el estado de alarma, toda actividad lectiva está suspendida y las clases continúan por internet, lo que genera ciertos problemas en aquellas familias cuya conexión es más precaria. La medida se aprobó tras un análisis de la Consejería de Educación.

Ferrao desveló ayer que la medida contempla una segunda fase que se inició ayer con un escrito que se remitió a los centros concertados de Gijón para que detallaran cuáles de sus alumnos tienen problemas para seguir de manera telemática las lecciones. Los que así lo soliciten tendrán tarjeta de datos. "Aún no sabemos cuáles son las necesidades. Las detallarán los colegios", manifestó el edil de Educación.

Que en un primer momento la ayuda solo fuera a llegar a centros públicos generó fuertes críticas entre la comunidad lectiva concertada de Asturias y de Gijón. La Federación de AMPA de la Escuela Concertada de Asturias (Concapa) reclamó ayer por escrito explicaciones al concejal de Educación, Alberto Ferrao, y los directores de colegios afectados afirmaron que, de dejar fuera a sus estudiantes, el Ayuntamiento impulsaría una medida "que no atendería solo a criterios educativos".

Concapa estima que si el reparto solo hubiera llegado a centros públicos, promovería "alumnos de primera y alumnos de segunda". "Los centros concertados se sostienen con fondos públicos mucho menores que los que se aportan a la enseñanza pública y un 30 por ciento de las familias asturianas escoge esta vía", aseguraron los portavoces de la Federación. "Con ese reparto, ignorando las necesidades tecnológicas de los alumnos de la concertada, se les estaría discriminando", manifestaron.

Miguel Marco, director del colegio Montedeva, señaló, que de ignorar las necesidades de los alumnos de colegios concertados, se estaría tomando una decisión "basada en criterios ideológicos y no en criterios educativos". El docente cargó contra la alcaldesa, Ana González, a la que recordó sus tres años como consejera de Educación -entre 2012 y 2015-. "Sabe que es falso que los ricos vayan a la educación concertada y los pobres a la pública. Es una decisión puramente ideológica", insistió el responsable académico de un centro con 1.100 alumnos.

Simón Cortina, director del Corazón de María desde hace nueve años, criticó lo que habría sido una "diferenciación por centro" a la hora de repartir las tarjetas SIM, en vez de "por alumno". "No sé si se debe a cuestiones políticas. Lo que está claro es que las razones no serían educativas. También hay alumnos vulnerables en la educación concertada", añadió el director de un colegio con 1.605 alumnos y que ha repartido un ordenador a aquellos escolares que carecían de él. Por su parte, Nacho Menéndez, jefe de estudios del colegio Inmaculada, se manifestó sorprendido con el Ayuntamiento al entender que, en un primer momento, "su alumnado no entrara en ese plan". Menéndez considera ese cambio fruto de la improvisación. "Cuesta abarcar las necesidades de todos", señaló el jefe de estudios, que matizó que en el caso del Inmaculada las necesidades de tarjetas serán mínimas.

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