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El antiguo Banco Urquijo abrirá en julio como un espacio de trabajo cooperativo

l Los impulsores del proyecto buscan clientes en pymes y grandes firmas l El edificio tendrá una terraza en la azotea y cuatro plantas de oficinas

Vista exterior del antiguo Banco Urquijo, ayer. ÁNGEL GONZÁLEZ

Cuatro plantas y 2.500 metros cuadrados para el mayor espacio de oficinas y trabajo colaborativo de la región. Con estas instalaciones abrirá el próximo 1 de julio el palacete del antiguo Banco Urquijo, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, reconvertido en un lugar que busca ganarse un hueco en un nicho de mercado hasta ahora poco explotado en Asturias: el "coworking". Este concepto, traducido al castellano como "cotrabajo" o trabajo colaborativo, apuesta por la cooperación entre pymes y empresas de perfil económico más grande.

El palacete del Banco Urquijo, por tratarse de un edificio protegido, mantendrá intacta su estructura externa, aunque lucirá en su interior espacios más abiertos y se erguirá como un centro que intenta ser referente en el trabajo tecnológico. La página web para reservar un puesto, ya disponible en el portal de Spaces -una de las marcas de IWG, el dueño del edificio-, desgrana algún detalle más: tarifas de entre 84 y 342 euros (con cuotas por días o mensuales), una terraza exclusiva en la azotea, 48 oficinas privadas y duchas para socios.

El proyecto, bautizado como Spaces Sociedad Fomento, ya está definido e imita la idea de negocio que la multinacional británica IWG ha implantado previamente en otro centenar de países con nombres similares, aunque su incursión en España en este ámbito es relativamente reciente.

Su clientela potencial, dentro de este modelo concreto de la marca Spaces, se sale en parte de lo que comúnmente se conoce como espacios de "coworking", porque su idea no es instalar grandes mesas con una conexión a internet y limitarse a permitir el acceso de cada socio, que como en otros espacios de este estilo tendrían que acudir con su portátil a trabajar de forma autónoma. Al contrario, el modelo del palacete del Banco Urquijo abogará más por la "pensión completa" del cotrabajo, y centrará su atractivo en un listado de servicios que van desde la posibilidad de personalizar el formato del contrato -el usuario puede "customizar" su tarifa, que es más barata si solo necesita una mesa y más cara si prefiere un despacho reservado- hasta el permiso de usar servicios compartidos, como un restaurante, una zona de duchas y una terraza que abrirá en días de buen tiempo en la azotea.

En esta misma línea, la empresa busca un perfil de cliente algo distinto al que normalmente se le atribuye el interés por este tipo de espacios. En concreto, los impulsores esperan llamar la atención del sector emprendedor de las pymes y de grandes corporaciones en busca de un espacio que motive a su plantilla, y no solo de trabajadores individuales que simplemente busquen una mesa en la que trabajar. De ahí que otro plan sea convocar, más adelante, su propio programa de conferencias y talleres para su comunidad de socios.

El inmueble, que se construyó entre los años 1918 y 1920 siguiendo el diseño del arquitecto noreñense Enrique Rodríguez Bustelo, está sujeto a protección urbanística, así que no puede ver alterado ningún elemento de su fachada. El futuro del palacete ha estado durante años en entredicho, llegando a plantearse su posible uso como un hotel de lujo, pero precisamente su nivel de protección impidió la reforma que en su momento se había planteado.

En el caso de Spaces Sociedad Fomento, su planteamiento sí se mostró viable desde el principio, porque solo se limitó a liberar parte de los espacios interiores. A falta de cuatro semanas para su apertura, lo previsible es que la instalación del mobiliario comience de forma inminente, porque hasta hace unos días todavía se estaban terminando las labores de obra general. Casi todo está listo ya para que Gijón cuente con un espacio único en favor de crear nuevas sinergias económicas.

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