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Gijón, ¿sin o con?

Lo principal es arrancar la estación posible de una vez

Gijón se ha caracterizado en la pasada década por ser en muchos aspectos la "ciudad sin": Plan de Vías sin vías, Metrotrén sin tren, sin estación intermodal, Solarón de pisos sin pisos, regasificadora sin gas, sin depuradora este, playa de san Lorenzo sin apenas arena en pleamar? Ahora está de nuevo en candelero el consenso sobre la estación intermodal toda subterránea junto al Museo del Ferrocarril. El PSOE gijonés y asturiano parece retomar su postura clásica a favor de ubicarla 300 metros al oeste en Moreda, en base a algunos informes técnicos y menor coste, en un contexto post-covid donde quizás haya mucho menos dinero para grandes infraestructuras. Habría que aclarar si lo comparte el ministerio nacional. Con frecuencia lo bueno en la práctica choca con lo óptimo en teoría, y lo que Gijón necesita y la gran mayoría de gijoneses queremos es disfrutar de mejores instalaciones y servicios, no que por boicotearse el partido A y B al C y D siga y siga la casa sin barrer. Analicemos qué puede ser lo bueno en la práctica.

Dice el informe esgrimido del asesor Fernando Gutiérrez que en Moreda se presta servicio a más cantidad de población, el Plan Especial habilita suelo suficiente para 4 torres en la UE-1B cuyo coste ayudaría a la financiación de la operación ferroviaria, el subsuelo no presenta problemas constructivos para la estación subterránea de cercanías, plantea simplificar la cubierta ondulada, en un principio presupuestada en 90 millones de euros, y ya tiene Declaración de Impacto Ambiental aprobada y un Proyecto Constructivo redactado. En los primeros puntos tiene razón, el centro poblacional de Gijón no es Cimadevilla sino el Llano, y cuanto más cerca del Humedal se excave, más arenoso e inestable es el terreno, como el propio nombre indica. Habría que aclarar si la declaración ambiental sigue vigente o hay legalmente que rehacerla. Y sobre todo si hay dinero para construirla en los próximos años o están jugando a marear la perdiz. En el museo sale favorecido Laviada, donde el viaducto se benefician Moreda y Natahoyo.

Que la estación de largo recorrido esté en superficie tiene importantes ventajas y algún inconveniente. La primera gran baza es que resulta mucho más barata. Otra ventaja es para los usuarios que viajan con maletas, pues se ahorran de estar subiendo y bajando escaleras, especialmente la gente mayor. El inconveniente que el barrio del Natahoyo quedaría físicamente separado de El Polígono, acaso se podría paliar con pasarelas de madera resistente. Pero al cabo el asunto es no perder la ocasión por eternizarnos en la discusión si son galgos o podencos. Alguna crítica de la oposición es absurda: que si la estación va a estar céntrica o en el extrarradio por estar 300 metros más aquí o más allá. Caben valorar tres cuestiones significativas: la viabilidad presupuestaria, el mayor consenso posible y un mejor servicio ciudadano. Dilatar indefinidamente el debate, y con ello los plazos y presupuestos, es condenar a Gijón y los gijoneses a perder otra década entre sofismas y rencores. Lo principal es arrancar la estación de una vez.

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