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Ciudad Naranco

Ciudad Naranco exige el "derribo inmediato" del edificio del spa y de las naves vacías del barrio

"Estamos hartos de vivir entre ruinas", protestan los vecinos

El edificio en ruinas del fallido spa del Naranco, un proyecto fracasado que vuelve a provocar las protestas de los vecinos del barrio. IRMA COLLÍN

El fallido spa de Ciudad Naranco se ha convertido en un esqueleto de ruinas en el que sólo hay sitio para las ratas, en una ciénaga de aguas estancadas perfecta para alimentar a las plagas. Al menos esa es la opinión de los vecinos del barrio y por eso exigen el derribo inmediato del edificio. "Llevamos mucho tiempo soportando las consecuencias de una operación fracasada por causas ajenas a los vecinos y esto no puede seguir así", señala el portavoz del colectivo La Centralilla, Gonzalo Díaz.

Los vecinos consideran que el Ayuntamiento puede ejecutar el derribo aunque la lucha con la empresa que lo construyó siga en los juzgados. "El tripartito -por PSOE, IU y Somos- ya tenía una partida prevista para la demolición del edificio en los presupuestos de su primer año de mandato y nunca más se supo de ese dinero. Lo que tienen que hacer es ejecutarlo porque los que lo estamos padeciendo somos los vecinos. Pueden ejecutar la obra y luego cargarle los gastos a quien corresponda", insiste Díaz.

Los miembros de la asociación de vecinos La Centralilla también instan al Ayuntamiento a movilizarse para conseguir que se derriben las naves abandonadas de la zona de Almacenes Industriales. "Hace poco se tiró una que era propiedad de un banco porque el Ayuntamiento hizo lo que tenía que hacer. Primero les avisaron de que tenían que tener la parcela en condiciones y después empezaron a ponerles multas. La última fue de 20.000 euros, por lo que el banco no tuvo más remedio que hacerse cargo", explica Gonzalo Díaz. "Ya se han producido varios incendios porque hay gente que entra por las noches. También está lleno de ratas y de suciedad", dice el representante vecinal. La Centralilla pide además que se obligue a los propietarios de las parcelas que se quedaron vacías con la crisis del ladrillo a mantenerlas limpias.

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