El mismo día que el alcalde de Oviedo, Wenceslao López, accionaba el botón para encender tres millones de bombillas en la ciudad, los alumnos del colegio Auseva apagaban las suyas. El encendido de la iluminación navideña tuvo lugar a las seis de la tarde, pero los estudiantes del Auseva apagaron sus luces a primera hora de la mañana, a las ocho, cuando los alumnos de Secundaria entran a clase.
Se trataba, según explicó el profesor Gonzalo González, de "un gesto solidario a favor del ahorro energético"; para ello decidieron comenzar la jornada escolar "a oscuras".
El apagón navideño del Auseva tenía un triple objetivo. La comunidad educativa quería "hacer visible la energía que consume este tipo de alumbrado en estas fechas en una gran ciudad, concienciar acerca de la necesidad de gestionar de forma responsable el alumbrado de nuestros domicilios durante las fiestas navideñas e incorporar de forma rutinaria el gesto de apagar la luz cuando ésta no sea necesaria". Reivindicación y educación en un día en el que el Alcalde explicaba que los tres millones de bombillas led que iluminan la ciudad hasta después de Reyes tienen un consumo total de 40.000 kilovatios hora.
El Auseva apagó sus luces como un primer paso de un trabajo cooperativo entre profesores y alumnos que establece el inicio de un proyecto de aprendizaje bajo la etiqueta "#EcoAuseva". El proyecto comenzará a desarrollarse en su integridad cuando los niños regresen a las aulas en enero y persigue "potenciar la necesidad de incorporar hábitos de sostenibilidad con el medio ambiente en nuestro día a día", explicó González.
