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Debate entre la afición por el apellido del estadio: "Es alterar parte de la historia"

"Los ingresos son buenos para el Oviedo", dicen los favorables al cambio l El bipartito buscará fórmulas y la oposición recela

El debate por el posible apellido a incorporar en el nombre del estadio Carlos Tartiere, publicado ayer por LA NUEVA ESPAÑA, está servido en el oviedismo y tiene largo recorrido. Y existen posturas encontradas. Hay quien considera que cambiar el nombre del estadio es una aberración. Una muestra más del llamado "fútbol moderno". Por el contrario, no son pocos los que sostienen que los tiempos cambian, que los clubes son empresas y que es positiva toda búsqueda de recursos.

Además, la comidilla desembarcó ayer en el Ayuntamiento de Oviedo, propietario del estadio municipal, tras el breve pleno matutino. Entre los políticos tampoco parece haber consenso. Las opiniones van de un extremo al otro. Como muestra, las siguientes. "En estos tiempos de crisis la supervivencia del equipo es lo primero, no cabe duda, pero me cuesta pensar que no existan métodos alternativos de financiación que no impliquen necesariamente el cambio de nombre del estadio. De todos modos, si es la última y única opción para garantizar la viabilidad económica del club, como aficionado, entendería el cambio de nombre y, sin duda, lo aceptaría", opina Carlos Farpón, socio del Oviedo.

Pelayo Rey, abonado, opina que es "correcto, si bien es cierto que no a cualquier precio. Cualquier inyección económica para el club y que ayude a seguir progresando y profesionalizando el club es positiva mientras esto sea solo un patrocinio que implique ganancias".

Enol Iglesias, por su parte, muestra muchas dudas: "Es evidente que el Oviedo necesita cualquier ayuda económica que aparezca, pero no soy partidario de cambiar el nombre de un icono histórico del oviedismo como es el Carlos Tartiere". En esa línea también está Carlos González, socio, que dice que "ir al Carlos Tartiere significa ir al fútbol y vendiendo su nombre se podrá ganar algo de dinero, pero desde luego se altera parte de la identidad futbolística".

Jorge Azañedo, joven hincha, respalda la iniciativa: "Me parece bien porque hoy en día prácticamente todos los equipos lo tienen y eso es dinero para el club". Javier Pérez, presidente de las peñas del Oviedo, entiende que "desde el punto de vista económico, y más en la situación en la que nos encontramos, es normal que la directiva busque nuevas vías de financiación. Aunque también creo que, desde el punto del aficionado, no va ser una decisión popular, ya que la pérdida del nombre habitual hace que se vayan a menos la emotividad y la historia".

Para Javier Suárez, abonado, cambiar el nombre sería la última de sus opciones: "No me gustaría nada, creo que se perdería todo el encanto del nombre de un estadio que homenajea al fundador y probablemente mejor presidente que ha tenido este club".

Las valoraciones que emanan del Consistorio son variadas. Desde el bipartito que gobierna la ciudad (PP y Cs) prometen estudiarlo. "Todo lo que sea para ayudar al Oviedo es bueno para la ciudad y desde el gobierno nos comprometemos a estudiar diferentes fórmulas jurídicas con los funcionarios. Se pueden llegar a diferentes acuerdos comerciales, siempre que sean legales y busquemos el encaje adecuado", recalca Mario Arias, segundo teniente de alcalde del Gobierno (PP), que se pone en manos del club azul.

Ana Rivas, edil del PSOE, en la oposición, indica que "con independencia de que sólo el ayuntamiento puede cambiar su nombre, porque es propiedad municipal, el uso de un nombre comercial del estadio por parte del Real Oviedo debe tener jurídicamente un tratamiento similar al de las marcas".

Desde el grupo Somos, el concejal Rubén Rosón insta a ser "lo más cuidadosos y respetuosos posibles con emblemas como el nombre de nuestro estadio municipal, Carlos Tartiere". Además, Rosón pide al Gobierno que "cumpla con el club, porque de momento solo se ha hablado de cosas extrafutbolísticas, como los conciertos o asuntos de otra índole", e insta al Ayuntamiento a "empujar en el aspecto deportivo para que el Oviedo permanezca en la categoría y pueda aspirar a estar pronto en la máxima categoría del fútbol".

Hugo Huerta, edil del grupo Vox, dice que "el Tartiere lleve aparejado un apellido no supone ningún problema. Si bien es cierto que la propiedad del estadio no pertenece al club, el Real Oviedo es el equipo de nuestra ciudad y todo lo que suponga un beneficio al Real Oviedo se traduce en beneficio para la ciudad".

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