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Salman Khan abre "La escuela del mundo"

El creador de la plataforma educativa publica en España su último libro, con una apuesta por el "puro goce de aprender" lejos del aula tradicional

La portada de su libro.

Salman Khan inauguró ayer el curso en "La escuela del mundo". Así se titula el nuevo libro del premio "Princesa de Asturias" de Cooperación Internacional, que llega a las librerías españolas publicado por Ariel. Una obra que ofrece una visión radical del futuro de la educación a la vez que narra la historia personal de un defensor a ultranza del aprendizaje personalizado y la interacción humana con un papel decisivo de la tecnología. La Academia Khan, recordemos, es un proyecto que nació de las clases en línea que el autor ideó para su sobrina y que ahora millones de estudiantes, profesores y padres visitan para utilizar los vídeos y el software gratuito de la plataforma.

Sostiene Khan en su obra que "el aula tradicional sencillamente no se ajusta a nuestras necesidades cambiantes. Es en esencia un método de aprendizaje pasivo, cuando el mundo requiere procesar la información de una manera cada vez más activa". Atención, pregunta: "¿Tiene sentido el modelo tradicional de aula (lecciones en el colegio, deberes solitarios en casa por la tarde) en plena era digital? ¿Por qué los alumnos olvidan una parte tan importante de lo que han 'aprendido' en cuanto terminan el examen? ¿Por qué perciben los adultos una distancia tan enorme entre lo que estudiaron en el colegio y lo que hacen en el mundo real? Una cuestión interesante: "Si la atención solo se mantiene diez o quince minutos, ¿por qué insistir en que las clases duren una hora?".

Una visita a sus inicios: "El nombre (Academia Khan) era imponente, pero los recursos con los que contaba la nueva entidad resultaban más bien cómicos. La Academia era propietaria de un ordenador, un programa de captura de pantalla que costaba 20 dólares, y una tableta gráfica de 80 dólares; los gráficos y las ecuaciones se dibujaban, a menudo con mano temblorosa, gracias a un programa gratuito, el Microsoft Paint. Aparte de los vídeos, disponía de un programa para simular exámenes instalado en mi alojamiento web de 50 dólares mensuales. El cuerpo docente, el equipo de informáticos, el personal de apoyo y el de administración se componían de una sola persona: yo. El presupuesto eran mis ahorros".

Su filosofía básica de enseñanza "era directa y, a la vez, muy personal: quería enseñar cómo me habría gustado que me enseñaran; es decir, esperaba transmitir el puro gozo de aprender, la emoción de comprender el universo". La tecnología, para Khan, "tiene el poder para liberarnos de esas limitaciones; para hacer que la educación sea más portátil, flexible y personal; para alentar la iniciativa y la responsabilidad individual; para devolver la emoción del descubrimiento al proceso de aprendizaje". E internet puede hacer que la educación sea "muchísimo más accesible". La educación convencional, critica el autor, "toma un fragmento de un tema y lo trata como si existiera en el vacío. Invierte una, o tres, o seis semanas de lecciones en clase con estudiantes pasivos, hace un examen y pasa al siguiente. No es de extrañar que tantos alumnos reconozcan que se olvidan de un tema nada más hacer el examen".

Para él, "un tema nunca queda cerrado. Ningún concepto está aislado de otros. El conocimiento es continuo y las ideas fluyen". Otro dardo: "Los exámenes dan poca o ninguna información sobre el potencial de un alumno de aprender una asignatura; como mucho, ofrecen una instantánea del lugar donde se encuentra ese estudiante en un momento determinado". No niega la importancia de los exámenes pero insta a considerarlos "con algo de escepticismo, y a tener precaución con el peso que se atribuye a sus resultados".

Lo lamentable es que "nuestro actual sistema de exámenes y notas tiende a desechar a las personas creativas, que piensan de forma distinta y tienen más probabilidades de realizar contribuciones importantes en un campo"-

¿Y los deberes? "Se vuelven necesarios porque no se aprende lo suficiente durante la jornada escolar. ¿Por qué se da esa escasez educativa durante las horas ideadas expresamente para ello? Porque la lección impartida para todos los públicos resulta ser una forma tremendamente ineficaz de enseñar y aprender".

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