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Fábricas caseras contra el coronavirus

Más de 500 asturianos crean una red para producir equipos sanitarios y se unen a los cuatro ingenieros que hacen un revolucionario respirador

Fábricas caseras contra el coronavirus

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Fábricas caseras contra el coronavirus Mónica G. Salas

Las impresoras asturianas de 3D no paran de producir nuevo material para la lucha contra el coronavirus. El respirador automático, ideado en Oviedo por cuatro ingenieros, es tan solo la punta del iceberg de un gran movimiento altruista que ha surgido en la región. Más de 500 expertos -se hacen llamar "makers"- están imprimiendo desde sus casas o laboratorios pantallas de protección facial para el personal sanitario. Ya hay seis prototipos hechos y tres de ellos están siendo probados por una quincena de profesionales de los hospitales HUCA, Cabueñes, Jove y San Agustín. "La mayoría de modelos son muy sencillos, aunque hay alguno que incluye tornillos impresos también en 3D. Su fabricación va, dependiendo del diseño, de una a cuatro horas. Las hacemos con los materiales que encontramos por casa", explica Carlos Vega, de Conecta Industria y miembro la Asociación Makers Asturias que coordina la iniciativa.

La idea surgió de un chat de Telegram llamado "Coronavirus makers", que creó la comunidad tecnológica de España cuando se decretó el estado de alarma y que hoy reúne a casi 12.000 miembros. El objetivo era poner en marcha proyectos que ayudasen al personal sanitario ante el COVID-19. El que tuvo mayor éxito a nivel nacional fue el del respirador automático, el primero del mundo impreso en 3D y desarrollado por cuatro asturianos: Marcos Castillo (ingeniero informático), Juan María Piñera (ingeniero mecánico), Carlos Moreno-Luque (ingeniero electrónico) y Bartolomé López (especialista en 3D).

Ayer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, les agradeció públicamente su esfuerzo en la rueda de prensa que dio a primera hora de la tarde para anunciar que el estado de alarma se prorroga hasta el 11 de abril. Sánchez comentó que el presidente del Principado, Adrián Barbón, le había informado de este proyecto, basado, dijo por error, en la "impresión 4D". Hoy está previsto que los asturianos prueben en el HUCA su prototipo, que ha funcionado este fin de semana a la perfección en ensayos realizados con pulmones de cerdo.

Si pasan el examen clínico, el objetivo es empezar a fabricar de forma masiva respiradores a finales de esta semana o principios de la que viene. El equipo "Reesistencia", como así se hace llamar, tiene disponibles en toda España más de 2.000 impresoras de 3D de particulares. Cada una de ellas tarda una media de tres horas en producir un respirador. De manera que en el caso de que las máquinas estuvieran funcionando sin parar veinticuatro horas saldrían 16.000 equipos diarios, una salvación para muchos hospitales que están hoy al límite.

Los investigadores asturianos diseñaron su prototipo en tiempo récord: se pusieron manos a la obra el sábado día 14 y el jueves 19 ya estaban imprimiendo las primeras piezas. El sistema, bastante básico, consta fundamentalmente de un insuflador automático: un motor presiona la bolsa de oxígeno hinchándola y deshinchándola. El mecanismo lo han colgado en código abierto en sus redes sociales para que, llegada la hora de tener que producir miles, cualquier persona con impresora 3D pueda hacerlo desde su fábrica casera y donarlo a su centro hospitalario.

Pero en Asturias los "makers" están siendo imparables. El grupo que fabrica protectores faciales para los sanitarios consta de más de 500 personas, fundamentalmente ingenieros, aunque también hay médicos y enfermeros. "Normalmente el personal sanitario usa las gafas y la mascarilla quirúrgica, que les dura muy poco porque se moja. Estas pantallas, que cubren todo el rostro, protege las mascarillas frente a salpicaduras al igual que los ojos y el tejido", indica Carlos Vega.

Aunque todavía no han recibido un pedido oficial por parte del Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa), las impresoras no paran en estos momentos de funcionar. "Nos han dicho que, de necesitarlas, estaríamos hablando de 500 viseras, las cuales no tenemos todavía impresas. Pero estamos convencidos de que las van a necesitar", apunta Vega. Las primeras pruebas por parte de profesionales sanitarios ya se están produciendo en hospitales de toda Asturias. "Hoy en día una impresora 3D la compras por 150 euros. Eso explica que haya tantas y que tanta gente esté dispuesta a colaborar", añade. Y, por supuesto, de forma totalmente altruista.

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