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Crisis del coronavirus

El geriátrico de Pravia, otro foco: duplica los casos y será medicalizado

El centro será desinfectado entre mañana y el miércoles y habilitará zonas aisladas para que los enfermos leves puedan regresar "cuanto antes"

El acceso al recinto de la residencia y centro de día (en primer término) del ERA en Pravia, ayer, con el cartel que avisa de la restricción de las visitas. ÁNGEL GONZÁLEZ

Tras detectarse los primeros contagios, el Principado ordenó hacer pruebas a todos los usuarios de la residencia pública de ancianos de Pravia y ayer comprobó que el problema era mayor de lo que se creía al principio: el centro detectó 23 nuevos casos que, sumados a los 24 confirmados esta semana, dejan el total en 47 contagios activos. La cifra más alta de la región en la actualidad.

La mayor parte de los diagnosticados ayer fueron trasladados al centro de enfermedades neurológicas de Barros, en Langreo, y al Centro Médico de Asturias. También se envió a varios enfermos al Hospital de Cruz Roja de Gijón, especializado en atenciones geriátricas, y otros dos pacientes fueron trasladados al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y al Hospital de San Agustín de Avilés, respectivamente. Este último residente es el único que, de momento, presenta un pronóstico más grave.

Viendo la gravedad del foco, sin embargo, el plan cambia. En los próximos días se trabajará para poder dividir en distintos espacios la residencia con el objetivo de que los institucionalizados puedan regresar a su centro "cuanto antes". Acostumbrados a su residencia, los traslados afectan notablemente la salud de este tipo de ancianos, por lo que se seguirá una estrategia similar a la ya aplicada en Grado: sectorizar el centro para evitar contagios cruzados y atender de forma autónoma a los positivos en estado leve o asintomático. Antes, una brigada de limpieza desinfectará el edificio en los próximos dos días. Ana Suárez, responsable del ERA, quiso agradecer ayer la labor de la plantilla por haber renunciado a sus descansos voluntariamente durante esta crisis.

"Estamos disgustados y preocupados, pero dándolo todo", claman los empleados, quienes no ocultan la dureza del momento que afrontan. Pero quieren transmitir a las familias de los residentes -a los que no pueden ver desde hace más de un mes debido a las restricciones para frenar los contagios- no tranquilidad, "porque es imposible y hay que admitirlo", pero sí la seguridad de que todo lo que puedan hacer para protegerlos y cuidarlos lo harán, por "complicado y difícil que sea de atajar".

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