Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, hace balance. Cinco semanas después del inicio del estado de alarma ve razones para el optimismo, y especialmente en Asturias. "Las medidas de confinamiento han sido fundamentales para frenar la transmisión del virus", afirma, y también la agilidad para habilitar "infraestructuras sanitarias suficientes, para tener espacio y camas de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Hay algunas comunidades que lo han hecho particularmente bien, como Asturias y La Rioja, que usaron adecuadamente la atención primaria para frenar la saturación hospitalaria". "Asturias ha hecho un esfuerzo muy importante, con los frotis para diagnosticar la presencia del virus, se han hecho tantos o más que en Italia o Corea del Norte. En Asturias no ha habido saturación, ni colapso de las UCI, con una curva que va en abierto descenso y una incidencia acumulada de menos de la mitad del promedio español: podemos tener esperanza", opina. Tanto es así, que, con la vista puesta en la salida del confinamiento, López Acuña, mexicano de origen asturiano y afincado en Gijón, considera que "Asturias lleva ventaja".
Ahora, señala López Acuña, "lo que toca es ir haciendo una batería de test rápidos para utilizarlos como instrumentos de cribado y hacer luego el diagnóstico con las pruebas PCR. No se trata de que se hagan test a todo el mundo, hay que usar de manera correcta estas armas, entre los colectivos de más riesgo, en las residencias geriátricas, los trabajadores sanitarios y los de las fuerzas armadas, los profesionales en primera línea y más en contacto con el virus". No está de más, añade, que las empresas realicen pruebas entre sus empleados: "Si puede existir un proceso colaborativo, en coordinación con la sanidad, será útil. Puede ser una excelente contribución de las empresas en la lucha contra el coronavirus.
Sobre el uso de mascarillas, el experto de la OMS ha ido adecuado su postura a las prescripciones de los expertos. "Las recomendaciones han cambiado, hay una evidencia creciente de que el coronavirus es muy activo en vías respiratorias y es importante tener toda la contención posible, además del distanciamiento físico y social. Puede haber suspensión de partículas en aire. Estados Unidos, chinos y coreanos han constatado que es muy importante el uso de mascarillas. Tanto la OMS como el Centro Europeo de Control de Enfermedades están de acuerdo. Hay que dar prioridad a los trabajadores sanitarios, a los que trabajan en las tiendas de alimentación y los supermercados y en las fuerzas de seguridad del Estado. En casa o permanentemente al aire libre, no tiene sentido usar mascarillas. Son para cuando se entra en interacción. Usar la mascarilla en un supermercado tiene sentido, pero no salir a la calle con ella", explica.
Sobre todo, advierte, hay que racionalizar su uso y evitar "la especulación" y que se disparen sus precios. Además, no hay que descuidar las medidas de higiene y distanciamiento social para evitar la propagación de la epidemia, ya que existe el riesgo de que "las mascarillas nos den una falsa sensación de seguridad".
Las previsiones del experto en coronavirus de la OMS se van cumpliendo. Él preveía que los niños podrían salir a la calle, en paseos cortos y controlados, cuando llegara el mes de mayo. Será unos días antes de que empiece ese mes. López Acuña subraya que "el desconfinamiento debe hacerse de una manera gradual, progresivamente y bien calibrada". Han de tenerse en cuenta la situación en cada autonomía y cada colectivo, indica, e ir retirando restricciones atendiendo a "las variaciones por territorio y por grupos de personas". Hay que blindar las residencias geriátricas y evitar las "grandes concentraciones deportivas, musicales, culturales, religiosas... que magnificarían de nuevo la propagación del brote".
Daniel López Acuña observa la progresión de este nuevo coronavirus con atención, muy activo e involucrado directamente en el combate contra la epidemia. "Tenemos que ver si tiene un componente estacional, si disminuye su agresividad en verano y vuelve en octubre o noviembre. No tenemos certeza de ello. Tenemos que saber cuánto dura la inmunidad, saber si el virus muta a alta velocidad, y si, como con el virus de la gripe, vamos a necesitar una vacuna anual con cepas distintas del virus", plantea.
Hasta que no haya una vacuna las restricciones en los contactos sociales van a tener que continuar. "No estaremos exentos de un rebrote hasta que tengamos una vacuna. En un país como España, con un 10 o un 15 por ciento de la población que se ha infectado -incluso aunque fuera un 20 por ciento-, el esfuerzo ahora tendrá que ir dirigido a proteger a ese 80 por ciento restante y hay que estar preparados para un nuevo ciclo, de modo que se puedan evitar los confinamientos tan extremos como el actual".
López Acuña no se extraña del baile de cifras, tanto de infectados como, sobre todo, de fallecimientos. "Ese fenómeno siempre existe, siempre hay cierto grado de subregistro. Es más importante analizar los informes periódicos rutinarios de la mortalidad excesiva en relación de años anteriores. Los informes del Instituto Carlos III muestran un notable pico en lo que va de año y no todo es atribuible al coronavirus, también han aumentado las muertes por otras patologías porque esas personas no pudieron ser atendidas adecuadamente por esta emergencia", señala. Sin embargo, dice que "en Asturias no ha habido ese pico, porque hubo UCI para todas las patologías".
