La editora mexicana Marisol Schulz Manaut es la directora general de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en México, la FIL, que este año comparte con el Hay Festival el premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades. La evolución de la pandemia impedirá a Marisol Schulz poder acudir a Oviedo.
- ¿Cómo está impactando el covid en el sector editorial? ¿Y cómo augura que evolucionará en los próximos meses?
-Es muy difícil en un momento de incertidumbre como el que atraviesa el mundo hacer algún tipo de predicciones, pero el sector editorial ha sido golpeado de manera muy contundente por la pandemia, pues además de haber permanecido cerrados los principales puntos de venta durante varios meses dependiendo de las medidas sanitarias de cada país, la situación económica de la población se deja sentir en el consumo de bienes culturales y en la compra de libros. Muchas editoriales pequeñas están haciendo esfuerzos inauditos por sobrevivir, lo que es muy lamentable. En México, la Cámara de la Industria Editorial ha señalado que este año las unidades de libros adquiridos se redujeron hasta en un 26%. Las noticias no son nada halagüeñas, a pesar de que en México las librerías ya están abiertas.
- La feria de Guadalajara sigue adelante. ¿Cómo están resolviendo las dificultades que plantea organizarla en esta situación?
-Estamos valorando varios escenarios posibles, pero la última palabra la tendrán las autoridades de salud. Por lo pronto, ya estamos trabajando en un programa virtual, de la mano de autores y editores. Nosotros no vendemos entradas a las presentaciones, hay un coste de entrada general que cubre todas las actividades de la feria. No esta claro que Lidia Jorge, la ganadora, pueda viajar a México.
- Al final no viajará a Asturias para recoger el premio "Princesa", ¿cuál es la situación respecto a la crisis del covid en México?
-En México aún no se llega a la disminución de la curva, aunque según reportan las autoridades la cantidad de casos positivos disminuye paulatinamente, pero estamos lejos de decir que la situación está bajo control. Por otra parte, por muchas razones que tal vez no vienen al caso, la cifra de muertes en nuestro país es alarmante. Se han alcanzado más de 70.000 muertes por covid-19. La decisión de no viajar es también por el hecho de que en Europa se vive un repunte evidente y no hay confianza de viajar. Es muy lamentable, pero es lo más sensato.
- ¿Confía en la capacidad de los políticos para resolver la emergencia sanitaria y política?
-Una pregunta muy difícil de contestar. No confío en los políticos, confío en muchos de los científicos que han estado a cargo de la pandemia en los distintos países, pero lo que me molesta es que un asunto tan delicado y con tantas aristas se haya simplificado y se hayan tomado medidas drásticas demasiado tarde. Una de esas medidas es el uso de tapabocas o mascarilla.
- ¿Alguna lección de la crisis?
-Muchas. No solo por el confinamiento y la posibilidad de seguir en una comunicación muy estrecha con mi equipo de manera remota, sino también porque he estado muy cerca de casos de personas contagiadas con covid-19, lo que ha sido muy duro para mí y ha puesto en evidencia nuestra vulnerabilidad.
