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"No basta el subsidio", señala Rodrik sobre las políticas en zonas en declive como Asturias

El economista afirma que en Europa urge "decidir entre mayor integración política o menor unión económica" para no perder democracia

Dani Rodrik, durante el encuentro virtual organizado por la Fundación Princesa de Asturias.

El economista Dani Rodrik, premio “Princesa de Asturias” de Ciencias Sociales, está reconocido a nivel mundial como uno de los más acertados analistas de la globalización, un fenómeno que tiene efectos a todos los niveles. Por eso, durante el encuentro virtual organizado ayer por la Fundación Princesa de Asturias, Rodrik habló de lo global y de lo local e incluso se refirió a las políticas económicas que necesitan regiones industriales en declive como Asturias, en las que “no bastan los subsidios, las subvenciones y los incentivos fiscales”. Es necesario, a su juicio, que “la administración regional trabaje mano a mano con los empresarios locales y los inversores”.

Dani Rodrik (Estambul, 1957), que actualmente ocupa la cátedra Fundación Ford de Economía Política Internacional en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, conversó por videoconferencia con el leonés Mauro Guillén, catedrático de Dirección Internacional de Empresas en la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania y miembro del jurado del premio “Princesa de Asturias” de Ciencias Sociales 2020. Marta Rey, profesora titular de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de La Coruña, fue la encargada de moderar el encuentro.

La crisis del coronavirus. Guillén abrió el diálogo con lo más reciente: la crisis económica generada por la pandemia de coronavirus. A la pregunta de qué gobiernos han gestionado mejor la crisis, Rodrik señaló que aún es muy pronto para pronunciarse. “Aún no sabemos el verdadero alcance”, señaló el economista, que no obstante apuntó cuatro factores clave: la rapidez de la respuesta ante la pandemia (ahí contrapuso el “éxito” de países como Taiwan o Nueva Zelanda frente al “mal ejemplo de Estados Unidos, donde hubo mucho negacionismo”), el seguimiento de las recomendaciones de los expertos sanitarios, la capacidad de los gobiernos para movilizar recursos (distribución de mascarillas, pruebas de detección del virus, rastreos de infectados...) y la confianza que es capaz de generar el Gobierno “para que las personas se crean los mensajes, se den cuenta de la importancia del problema y cooperen”.

Los excesos de la globalización. La crisis del coronavirus no eclipsa megatendencias como la globalización. Rodrik sostuvo que “se ha ido demasiado lejos en el flujo de libre circulación de capitales” y lo achacó a los intereses de las grandes corporaciones multinacionales y financieras, las grandes beneficiadas, y a las reglas impuestas con los acuerdos comerciales firmados tras la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Rodrik apuntó que ese exceso de globalización que ha excluido a trabajadores de Estados Unidos o de Europa se han beneficiado países como China que, paradójicamente, “no habría sido capaz de llevar a cabo su exitosa estrategia de industrialización si durante las décadas de los ochenta y noventa del pasado siglo el país hubiera estado limitado por las normas de la OMC”. Durante años no jugaron con las mismas reglas que Estados Unidos y Europa “y ahí se perdió el equilibrio”.

El “trilema” en Europa. Una de las mayores aportaciones teóricas de Rodrik es el denominado “trilema político de la economía mundial”, que formuló en un artículo publicado 2000 en la revista “Journal of Economic Perspectives” y luego explicó en profundidad en su libro “La paradoja de la globalización”. El “trilema” señala que es imposible tener al mismo tiempo hiperglobalización, democracia y soberanía nacional; como máximo se puede tener dos de las tres. Preguntado por las reacciones de populismo y proteccionismo ante la globalización, Rodrik tiró del “trilema” y lo aplicó sobre la Unión Europea, “donde más se ha avanzado hacia la hiperglobalización” con un mercado único y una moneda única, y una transferencia de poder político desde los estados-nación a Bruselas y Fráncfort. “Los populistas, los extremistas, fueron los únicos que reconocieron la validez del trilema y alertaron de una pérdida de soberanía que era cierta”, señaló Rodrik, que añadió que los partidos de centro se alejaron del electorado manteniendo “esa ficción” basada en “más Europa” y desoyendo a los fundadores de la comunidad europea que afirmaban que la unión económica debía ir de la mano de la unión política. “La confianza en el proyecto europeo se ha erosionado, si se quiere democracia debe haber mayor integración política o menor unión económica”, señaló el economista.

Las políticas regionales. Las preguntas del público enriquecieron la conversación. De Europa se pasó a Asturias cuando un internauta preguntó a Rodrik por las políticas de desarrollo regional que debería aplicarse a zonas industriales en declive como el Principado. El economista apuntó que esas políticas “son importantísimas para la creación de empleo”. Señaló que en Europa, y ahora también en Estados Unidos, la población de esas zonas en declive no responde a los incentivos para irse a otras zonas más dinámicas y donde hay empleo. “Permanecen en las zonas en declive y junto a los problemas económicos de inmediato surgen problemas sociales, como adicciones o criminalidad, y cambios políticos, con un auge de extremismos”, señaló Rodrik. Para hacer frente a esos procesos “es imprescindible aumentar la base de empleo, no sirven las recetas tradicionales de subsidios, subvenciones e incentivos fiscales”. A su juicio, es necesario que “la administración regional trabaje mano a mano con los empresarios locales y los inversores” y allane el camino “ajustando las normas urbanísticas, fomentando la formación, dando apoyos tecnológicos, manteniendo diálogo con los sindicatos” para que las empresas “puedan arraigarse en la zona y puedan tener proveedores locales”. Lo que esas regiones necesitan es un “plan empresarial”, señaló Rodrik, que hoy añadirá a su curriculum el premio “Princesa de Asturias” de Ciencias Sociales, que figurará junto con los de doctor honoris causa por las universidades de Antwerp, Católica del Perú, Groninga, Sur de Dinamarca, York, Lyon y Erasmo de Róterdam.

“Un internet con una única normativa es insostenible; habrá diferentes nubes”

La tecnología, y principalmente internet y sus tentáculos en forma de redes sociales, son amplificadores de la globalización. Sin embargo, Dani Rodrik augura "una fragmentación de las regulaciones de estas plataformas". Según el influyente economista "no habrá una nube global, habrá diferentes nubes".

El premio "Princesa de Asturias" de Ciencias Sociales 2020 señaló ayer en el encuentro virtual que "un internet con una sola normativa es insostenible, ocurrirá como en otros entornos de la economía" en los que hay una normativa europea, china, estadounidense... Una paradoja más en ese juego de equilibrios entre la apertura económica y el derecho a la gestión del espacio político de los Estados sobre el que ha investigado Rodrik.

El economista de origen turco y residente en Estados Unidos también considera que "el covid-19 está acelerando las tendencias ya existentes en la polarización del mercado de trabajo". En concreto se refirió a la "brecha" que se produce por el dominio o no de las nuevas tecnologías. Por ello destacó la importancia de la formación y de las decisiones a la hora de invertir. "El cambio tecnológico es esencial, pero se puede invertir en tecnología para sustituir al trabajador o también se puede invertir, por ejemplo, en inteligencia artificial para aumentar las habilidades del trabajador y no reemplazarlo". Según Dani Rodrik "debe haber cambios tecnológicos y al mismo tiempo democratización en los puestos de trabajo para que esos empleados tengan más voz en las decisiones empresariales".

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