Mónica G. Salas

LA LUCHA DE LA INSTITUCIÓN ACADÉMICA POR LAS CLASES PRESENCIALES | ANÁLISIS

Mónica G. Salas

La Universidad se juega su razón de ser

Mientras el virus avanza cada vez a más velocidad por Asturias, centros educativos y universitarios luchan por permanecer abiertos. Está en juego mucho: las clases presenciales y, en consecuencia, la educación, en igualdad de condiciones, de miles de jóvenes. En el caso de la Universidad se dirime algo más: su razón de ser. La institución académica asturiana tendrá que "conjugar" en los próximos meses, como decía la semana pasada el rector, Santiago García Granda, su responsabilidad en combatir el coronavirus con su compromiso de garantizar una educación presencial. Porque esa es su seña de identidad, porque eso es lo que le diferencia de las universidades a distancia del país y del mundo entero.

En otras comunidades autónomas con mayor incidencia, como Cataluña, ya han tomado el atajo de cerrar los campus ante la expansión de la pandemia, imponiendo una docencia online. El Principado, por contra, ha pedido que se "valore" la opción telemática y la Universidad ha respondido dando libertad de actuación a sus facultades y escuelas. ¿Cuál es el resultado? Que más de la mitad de los centros han cambiado hacia un modelo online o semipresencial, aunque manteniendo, en la mayoría de los casos, las prácticas en el aula. A la Escuela de Ingeniería Informática y a las facultades de Formación del Profesorado y Educación, Enfermería de Gijón y Turismo de Oviedo, que desde el inicio de curso aplicaron una formación mayoritariamente a distancia, se unieron en los últimos días la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón y las facultades de Filosofía y Letras, Psicología y, Comercio, Turismo y Ciencias Sociales "Jovellanos". Por su parte, Economía y Empresa, Derecho, Minas, Padre Ossó, Química, Medicina y Marina Civil se mantienen en el lado de la presencialidad. Y en el medio, con un modelo semipresencial, se sitúan la Politécnica de Mieres, Geología, Biología y Ciencias.

Dice Juan Carlos Campo, el director de la Escuela de Ingeniería de Gijón, que es el mayor centro universitario de la región con más de 3.000 estudiantes, que esta semana y pico de docencia a distancia ha sido "tranquila salvo incidencias informáticas". "A nadie se le escapa -apunta- que podíamos tener un curso con problemas y la gente está preparada". Preparada para caminar entre la máxima presencialidad y la formación en línea, según las circunstancias, sin olvidar nunca que la Universidad de Oviedo es sinónimo de clases en directo y por ello debe luchar. De lo contrario un alumno podría hacerse la siguiente pregunta: ¿Para qué voy a seguir en la institución asturiana si puedo asistir a clases online incluso de Harvard?

El Rectorado anunció ayer que impartirá, durante noviembre y parte de diciembre, cursos en los que "se trabajarán metodologías, recursos y herramientas para la docencia online y el apoyo a la enseñanza en entornos mixtos". A raíz del estado de alarma, la Universidad también ha ampliado hasta el 40% la posibilidad de trabajo no presencial, en especial para los grupos más sensibles.

A pesar de todas las medidas impuestas en los campus -mascarillas obligatorias, distancias de seguridad, ventilación de las aulas, uso de gel hidroalcohólico...- el virus ha entrado igual. Pero no por haberse producido contagios dentro de las facultades sino como consecuencia del contacto exterior del alumnado. De hecho, una fiesta estudiantil obligó a cerrar en Asturias la Clínica Universitaria de Odontología. Y son también las fiestas juveniles el principal enemigo de las universidades españolas, donde ya han llegado a expulsar a estudiantes. Por eso, la Conferencia de Rectores pidió hace unos días controlar las zonas de ocio -el toque de queda lo facilitará- para evitar que las universidades cierren "cuando están cumpliendo estrictamente las medidas higiénico sanitarias". Hasta el pasado fin de semana -son los datos más actualizados- en la Universidad de Oviedo había 200 casos activos, de los cuales 46 son PCR positivas.

El Ministerio de Universidades no se ha manifestado ni a favor ni en contra de cerrar los campus por la pandemia. Quien sí se ha mojado es el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, para mostrar su preferencia a no decretar un cierre generalizado. La Conferencia de Rectores también es de esta opinión y recuerda que "ni las universidades ni las titulaciones son homogéneas", por tanto no todas pueden responder igual ante el virus. Esta es la senda que sigue la Universidad de Oviedo, respetando las particularidades de cada centro y teniendo claro que la presencialidad es su razón de ser.

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